El mundo se transforma a cada segundo, y los comunicadores y medios tradicionales sangran la dialéctica entre lo viejo y lo nuevo. Pero hasta que sintetizan la información, las redes sociales ya armaron fábulas en forma de memes de lo que se suponía nuevo. Las bases de transmisión de noticias tiemblan incluso en compañías como Google, quien falló categóricamente este año al querer explicar Stadia, su nueva tecnología dedicada a los videojuegos. Los editores y productores pueden culpar a los apáticos permanentes, estos jóvenes centennials quienes llevan una intravenosa de fibra óptica y nunca separan sus ojos de la pantalla. No obstante, la que sí descifra el lenguaje digital es la generación que solía llevarse la culpa: el adulto millenial entiende de código memético universal y está comenzando a cosechar éxito a través de los medios digitales que se atrevieron a aprender nuevos lenguajes. Como Pictoline, el proyecto fundado en 2015 en Ciudad de México, que entendió desde Facebook sobre la comunión con eje en un lenguaje visual, virtual y viral .

Su formato de tira cómica y meme ilustrado, que utiliza para narrar realidades históricas, noticias actuales o cuestiones políticas, hace que un millón de personas siga a Pictoline, y eso solo en Instagram, una cifra que muchos medios tradicionales no pueden aún ni soñar. Diana Iris Peredo Morales es una ilustradora y artista de cómics  que se topó con el arte de Pictoline a través de las redes y resultó en un amor digital a primera vista: “A partir de que los conocí, se convirtieron en mi fuente de información: todo lo que tenía que saber de noticias, de cultura pop o de chistes me lo enteraba a través de Pictoline”, cuenta una de las más jóvenes participantes de la MediaParty 2019, el encuentro que reunirá del 29 al 31 de agosto a más de 2500 programadores, comunicadores, investigadores, diseñadores, analistas y desarrolladores en la Ciudad Cultural Konex para “reiniciar el periodismo ”.

Es que Diana, tres años después, se convirtió en una de los cuatro ilustradores del equipo del medio, adoptando el estilo y siendo testigo de la evolución que persigue descifrar el lenguaje de las nuevas generaciones. Si bien su público objetivo rodea al misterioso sector etario de 18 a 30 años, ella comenta que comenzaron hacer presencia en Tik Tok, una red social china donde se comparten videos cortos, la tendencia que captura a jóvenes a partir de los 15 años. “Mucha gente piensa que los ilustradores llegamos a la oficina, nos dicen qué hacer y sólo dibujamos. Pero en realidad todo el equipo es muy amplio: contamos con redactores, periodistas, gente de contenido social y un equipo de animación. Todos nos involucramos en el proceso de elaboración de cada imagen; desde el inicio todos discutimos los temas que hay, el enfoque de información y las bajadas creativas”, cuenta Peredo Morales, quien comenta que durante sus años de ilustradora en el mundo editorial, la bajada de línea era básica y sin un proceso analítico comunicacional.

Lo curioso de Pictoline es que aún con casi 10 años en el mercado, logra renovarse y seguir siendo pertinente después de que tantos otros medios fallaran en quedar vigentes. “Tenemos lo que llamamos la dieta balanceada”, explica la ilustradora. “A veces nos damos cuenta de que empezamos a hablar mucho de un tema o a utilizar un sólo recurso, por lo que siempre cuidamos que haya un equilibrio de información. Nos fijamos de publicar noticias de divulgación científica, algo social, algo de actualidad pero también algún chiste o una historia. El balance es lo que hace que los jóvenes se mantengan interesados.”

Sin embargo, no sólo de variedad de contenido vive el usuario. El consumidor de noticias por internet suele tener la intención de ser un personaje activo, expresa el deseo de apelar desde atrás de una pantalla y que el medio responda a su demanda. Diana analiza y resuelve el dilema: “Desde Instagram tenemos el formato de Historias , donde le preguntamos a las personas. De esta manera, el propio usuario provee la información y es lo que la hace viral: la gente ya está pensando en ello. No es que yo tengo una información y me pregunto cómo hacer para que la gente la vea. Más bien un poco de ingeniería inversa: preguntarnos qué es lo relevante para nuestra audiencia, de qué está hablando, qué le importa y cuál es su punto de vista al respecto”.

El alcance a un gran sector del público tiende a ser un arma de doble filo: Diana admite que los detractores de Pictoline suelen cuestionar por qué transmiten “información seria con dibujitos” y se resisten a relacionar el formato con una manera tradicional académica. “Es natural que se cuestione, finalmente sabemos que es algo nuevo, a pesar de llevar unos años. Aunque no lo crean, leemos todos los comentarios y estamos pendientes de ellos. Por eso siempre citamos fuentes, porque sabemos que a veces no podemos dar todo el contexto que nos gustaría, pero sí le damos un contexto a las personas para que puedan investigar más.”

El equipo Pictoline confiesa estar comprometido con la información, siempre que logre pasar por su primer filtro: toda información ilustrada tiene que ser verídica, comprobable y proveniente de fuentes serias. Crearon una red de double checkers, gente involucrada en el campo de la ciencia con quienes entran en contacto para ser fieles al tipo de información que transmiten. Porque si de algo surgen dudas, es de la facilidad con la que la “dieta balanceada” admite la digestión de amplios volúmenes de información. “Tenemos el chiste de que si es algo que se puede contar a tus amigos en una fiesta, te entienden y es interesante, es un tema listo para hacer”, explica Diana Peredo Morales. “Luego de cumplir con nuestro filtro, necesitamos saber si la gente se está relacionando con el tema. Y si no lo hace, entender por qué no. Tal vez esa información está representada de manera tan compleja que a la gente no le interesa porque no la entiende. Y allí entra nuestra labor.”