A través de un mensaje emitido desde el encuentro anual que finalizó en Villa Allende (Córdoba), el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COPP) hizo un severo análisis de la situación de los más pobres junto a una dura crítica de los gobernantes, y expresó su testimonio acerca la esperanza que se ve "en los ojos y en los gestos" del pueblo a partir de los resultados de las elecciones primarias.

Al mismo tiempo, los curas dicen que "mirando con la nueva esperanza que se vislumbra en el horizonte, quisiéramos decirles a los gobernantes que asumirán en los próximos meses que no se olviden de las víctimas" y que "ante la nueva deuda externa contraída irresponsablemente que recuerden que los y las pobres están siempre primero".

El COPP es un agrupamiento de sacerdotes católicos autoconvocados y reunidos en base a su compromiso común con los sectores populares. La mayoría de ellos, dispersos por todo el país, viven y trabajan en asentamientos y barrios populares.

Se trata de un grupo sumamente activo que, desde su perspectiva religiosa, realiza frecuentes pronunciamientos sobre temas y cuestiones de actualidad política y social.

"Caminando y viviendo en medio del pueblo, del que formamos parte, podemos ser testigos de sus lágrimas y de sus dolores", dicen los sacerdotes. Y describen "las angustias por no tener pan y trabajo, por la salud amenazada, por los niños ya no sin futuro sino casi sin presente, por los ancianos de los que el Estado se desentiende en sus medicamentos y sus jubilaciones, y, esto, además, siendo testigos de la mentira cínica y casi burlona de los gobernantes".

Los curas manifiestan su solidaridad con el pueblo "del que formamos parte", denuncian a "quienes no defienden los intereses del pueblo sino los propios, o los de su clase o sus familiares y amigos".

Pero al mismo tiempo, y al compartir "el dolor que padece nuestro pueblo", sostienen, "somos testigos también de la esperanza que se ve en sus ojos y sus gestos desde las recientes elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias". Y denuncian que, por el resultado de las PASO, "los poderosos quisieron castigar a los pobres y al pueblo todo poniendo en riesgo, más aún, la estabilidad social y económica jugando con el mercado, subiendo deliberadamente el dólar para castigar a los que no los votaron y comprometiendo el futuro, ya difícil, que espera a los próximos gobernantes".

En otra parte del documento de poco más de dos páginas, los religiosos dicen querer ejercer su tareas "desde el lugar de las víctimas: los niños y los ancianos, las mujeres víctimas del patriarcado y la violencia del que pretende adueñarse de sus vidas y sus cuerpos, las personas presas políticas y quienes padecen la injusticia de un poder judicial cómplice de los poderes de ayer o de hoy, de los y las pobres y los desocupados, migrantes y enfermos, el campesinado y quienes son desposeídos de sus tierras por los amigos del poder, de las víctimas del extractivismo y quienes son invisibilizados e invisibilizadas por causas de sus etnias, sus elecciones personales, su situación social o económica, de todos aquellas y aquellos a los que desde el poder se victimiza".

A quienes asuman en los próximos meses responsabilidades de gobierno, los sacerdotes católicos les piden "que escuchen sus alegrías y dolores, que los y las tengan en cuenta en cada una de sus acciones y palabras y que lleven una vida austera conforme a la existencia que tanto le cuesta llevar adelante a nuestro pueblo".

El mensaje termina con una plegaria dirigida a los “mártires riojanos” (Carlos de Dios Murias, Wenceslao Pedernera, Gabriel Longueville y Enrique Angelelli) recientemente beatificados por la Iglesia para que "intercedan por el futuro de nuestra Nación, por los responsables tanto de la Iglesia, que debe ser pueblo de Dios en medio de los pueblos, como de la Patria que empezamos a transitar, para que sepan mirar al pueblo, escucharlo y servirlo". Y finalizan diciendo que "es desde y con las víctimas que una vez más, queremos seguir andando, nomás".

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