Un equipo de arqueólogos dijo haber encontrado los restos de un general francés muerto en 1812 durante la campaña de Napoleón en Rusia, un misterio que llevaba doscientos años sin ser resuelto. Se esperan los resultados de los análisis de ADN a los restos óseos para confirmar científicamente el hallazgo, aunque investigadores de distintas áreas manifestaron que están convencidos de que la búsqueda terminó.

Charles Étienne Gudin de la Sablonnière fue alcanzado por un cañonazo durante la batalla de Valutina Gora, a 20 km al este de Smolensk, ciudad rusa cercana a la actual frontera con Bielorrusia. La campaña rusa fue increíblemente sangrienta y no resultó bien para las apetencias imperiales francesas. Sólo en esa batalla murieron 14.000 hombres, aproximadamente la mitad de cada bando

A raíz del cañonazo, a Gudin le amputaron una pierna y el general, uno de los candidatos de Napoléon para el cargo de mariscal de Francia, murió tres días más tarde de gangrena, a los 44 años. Su apellido está grabado en el Arco de Triunfo, honor reservado sólo a los grandes hombres de armas de Francia.

Pese a que fue enterrado con gran pompa, en un panteón sostenido por cuatro cureñas, al terminar la campaña rusa su tumba no pudo ser encontrada. Un equipo franco-ruso de arqueólogos retomó la búsqueda en mayo de este año a iniciativa de Pierre Malinowski, un historiador y ex militar francés del entorno de la extrema derecha y con contactos en el Kremlin. A comienzos de julio el equipo encontró huesos con heridas semejantes a las sufridas por el general. "En cuanto vi que un esqueleto sólo tenía una pierna, entendí que era el hombre que buscábamos", cuenta la jefa del equipo de arqueólogos, Marina Nesterova.

El equipo siguió la pista señalada en las memorias del mariscal Davout, el encargado de organizar el funeral de su subalterno en un fuerte cercano a Smolensk, según el director del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia, Nikolai Makarov, organizador de las excavaciones. Según el mariscal, se hizo un mausoleo con cuatro cureñas de cañón apuntando hacia el cielo para sostener el techo y con fusiles rotos durante los combates se formó una estrella que se colocó sobre el ataúd. Esta pista no dio resultado.

Los arqueólogos se desplazaron entonces a un kilómetro al sudeste para verificar el testimonio del conde de Ségur, quien asistió al funeral del general Gudin, y según el cual la tumba se hallaba "en la ciudadela de Smolensk, a la derecha de la entrada". El 1º de julio, bajo una antigua pista de baile en un parque, dieron con los restos de un ataúd de madera. "¡Un ataúd aislado, en pleno centro de la ciudadela!", recuerda la jefa de las excavaciones.

Al cabo de unos días el equipo abrió la tumba y se encontró, debajo de los fragmentos de un ataúd, un esqueleto con el cráneo inclinado hacia la izquierda sobre un soporte de madera. Solo tenía una pierna y había cuatro depresiones alrededor de la tumba que recordaban las cureñas mencionadas por el mariscal. Días después, un estudio de los huesos confirmó que se trataba de los restos "de un hombre de 40 o 45 años, al que le falta un fragmento de tibia en la pierna izquierda".

En la época de la muerte del general Gudin, en agosto de 1812, el ejército francés avanzaba y nada hacía presagiar que la campaña rusa sería catastrófica. Con la toma de Smolensk, el 16 de agosto, Napoleón abría camino hacia Moscú, a 400 km al este. Pero tres días más tarde se libró la batalla de Valutina Gora que "hubiera podido ser decisiva si Napoleón no hubiera subestimado a los rusos", cuenta Pierre Malinowski. "Las muchas bajas causadas por el combate mostraron a Napoleón que iba a vivir un infierno en Rusia", añade.