"Podríamos decir que es la historia de un bioquímico que desarrolla productos para una empresa de cosmética natural. Hace diez años que viene tratando de hacer un invento muy revolucionario, se trata de un jabón anti-age. Llega el día en que debe presentar este producto a sus jefes, en su empresa, y lo único que necesita es que lleguen las muestras del laboratorio que está en la isla. Pero sucede que las muestras no dan los resultados esperados. La bioquímica lo notifica y le plantea que la vaya a esperar al muelle, que ella le va a hacer llegar otras muestras. Pero esta bioquímica no llega, se demora, y aparece otro personaje", relata Orlando Benedetto.

A partir de allí mejor no decir más, y que sea el espectador quien descubra lo que sucede en El color del Bromo, ópera prima de Benedetto, cuya proyección tendrá lugar el viernes próximo, a las 20.30, en El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120), con entrada libre y gratuita. Con protagónicos de Severo Callaci, Francisco Fissolo y Romina Tamburello, la película construye una trama de suspense que progresivamente se extraña. "El color del Bromo no fue una elección racional, no me propuse escribir un guión a partir de una idea determinada; en realidad, durante un taller con Claudio Perrin (director de Bronce y Umbral), el guión surgió a partir de un ejercicio que finalmente tomó vuelo. Y los compañeros de taller me insistieron mucho en hacer la película", refiere el realizador a Rosario/12.

Orlando Benedetto no es alguien recién llegado al cine sino, en todo caso, alguien devuelto a sus fuentes. "Yo retomaba el cine después de 30 años; hice cine en la década del '80 en Arteón, después nunca más. El cine entonces era muy duro, tal vez ahora haya más opciones laborales pero mi elección terminó siendo otra. Dejé de hacer cine y retomé ahora, con El color del Bromo y gracias a mis compañeros, insistiendo en que había que hacerla. Fue de manera colaborativa, con un equipo maravilloso. El proceso fue muy interesante en varios aspectos, y creo que el resultado es digno", señala.

"Es como un juego donde te estoy escondiendo cosas, pero también te las estoy mostrando de una manera no tan obvia". Benedetto.

Uno de los baluartes del largometraje de Benedetto es Marcos Garfagnoli, cuya tarea en la dirección fotográfica es capaz de hacer del color y las sombras -con el río como horizonte- instancias decisivas en la progresión dramática. Según el director, "esta aventura comienza cuando lo voy a visitar a Marquitos y le cuento el proyecto, con la idea de que me asesorara sobre si la cámara que yo tenía podía servirme, y si me podía conectar con gente que participara y me ayudara. Había que tener en cuenta que era un proyecto sin plata, planteado casi como una tesis personal. Marcos me pidió que le dejara el guión, porque él se estaba yendo de viaje. A la semana me llama y me pregunta si ya había hablado con alguien, le contesto que no, y me dice: 'Aguantá, no hables con nadie que la quiero hacer yo'. Eso me cambió todo, porque evidentemente el guión cerraba, lo que me decían mis compañeros de taller era cierto, había que filmarlo".

-Puesto a la tarea, ¿cómo fue tu reencuentro con el cine?

-Primero me pasó una felicidad inconmensurable, obviamente me estaba faltando ese encuentro; en segundo lugar, sentí que era muy diferente, pero no tanto por lo tecnológico, donde hay un salto impresionante, sino por la modalidad actual de trabajo, que es también muy distinta. Tanto es así que, debo decir, en un punto hasta me molestaba. Ahora todo está dividido en roles, mientras que yo venía de una experiencia distinta. Pero bueno, lo entiendo, en cualquier producción de cualquier tipo hay roles. De todos modos, me llamó la atención.

-Eso también da cuenta de la profesionalización en el medio.

-Sí, y está bueno, porque hace que las posibilidades a tener en cuenta hagan que el resultado sea más redondo.

-A propósito del argumento de El color del Bromo, ¿qué cuestiones están presentes allí, qué te motivaron a filmar?

-Creo que hay capas, buscadas y trabajadas, más allá de la anécdota que se relata. Por ejemplo, hay una persona que fabrica cosméticos, algo que permite que de alguna manera estemos hablando de máscaras; también, si hablamos de cosméticos, la palabra "cosmética" viene de "cosmos", así que estamos hablando de una concepción ligada a su vez al universo, y ya no de cremas. Casi todas las cositas que allí pasan están pensadas, den o no resultado. Es como un juego donde te estoy escondiendo cosas, pero también te las estoy mostrando de una manera no tan obvia; estoy jugando con la intención de ver si me descubrís.

 

El color del Bromo ya fue exhibida en Buenos Aires, Neuquén y Marcos Paz, con proyecciones próximas en Mar del Plata (29/08) y Aguas Calientes, México (31/08), en el marco del proyecto Clusters en Proyección, de la Red Internacional de Clusters Audiovisuales. "Soy miembro del Cluster, somos gente que quiere hacer cine, nos juntamos y nos ayudamos. Pero mi proyecto arrancó todavía antes de que se conformara el Cluster, en aquel taller de guión de Perrin, con aquellos compañeros que me empujaron y entusiasmaron a la aventura. Se sumó gente muy profesional, que no conocía. Vinieron porque les conté la historia y les pareció interesante", agrega Benedetto.