Los despidos de trabajadores siguen en las principales empresas del país en medio de la crisis. A las últimas desvinculaciones de Zanella y Loma Negra , ahora se suman una veintena de cesantías en la empresa de lácteos SanCor. La compañía cerró una planta ubicada en la localidad de Arenaza, en el distrito de Lincoln, y echó a 20 personas que se desempeñaban en la línea de producción del tradicional queso untable Mendicrim.

La producción será trasladada a Córdoba, no así los trabajadores que se desempeñaban en la planta bonaerense. La empresa y el sindicato no llegaron a un acuerdo para garantizar la continuidad laboral, aunque aguardan un encuentro el 12 de septiembre ante el Ministerio de Trabajo para analizar la situación. “El Estado se mantiene al margen. Al ministerio le pedimos la intervención del intendente municipal y del secretario de lechería”, subrayó Ignacio Iúdica, abogado del gremio Atilra, en diálogo con FM La Patriada.

La empresa alegó que el establecimiento estaba a cargo de la compañía ARSA (Alimentos Refrigerados, perteneciente a la firma Vicentin), que lo compró luego de adquirir también las unidades de SanCor en yogures, flanes y postres. La producción de la planta de Lincoln se había frenado hace unos meses y algunas de las máquinas habían sido ya trasladadas desde Arenaza a Devoto en la provincia de Córdoba.

 "Ya han llegado los telegramas, la empresa se niega a trasladar a los trabajadores a la nueva planta", reclamó Iúdica, quien contó que la empresa “se venía negando a pagar la totalidad de los sueldos según el Convenio Colectivo". Se había frenado la producción de la planta de Lincoln hace unos meses y algunas de las máquinas habían sido ya trasladadas desde Arenaza a Devoto en la provincia de Córdoba.

Desde 2018, la firma viene aplicando un brutal ajuste y flexibilización en todas sus plantas, lo que los llevó a vender gran parte de sus pricipales activos. En noviembre del año pasado, SanCor vendió dos de sus plantas y dos marcas al grupo argentino Adecoagro por 45 millones de dólares en el marco de su plan de achique de infraestructura, bienes de capital y plantilla de personal. Los activos transferidos alcanzaron a dos establecimientos industriales ubicados en Chivilcoy y Morteros y las marcas Las Tres Niñas y Angelita.

Eso mismo ocurrió en otras cinco fábricas: la planta de Centeno pasó a manos de La Tarantella. En tanto que Brinkmann fue vendida a Alaisa, Charlone pasó a San Gotardo, Coronel Moldes fue cedida a la Cooperativa de tamberos de Huanchilla y Porteña pasó a Arla.