Los agentes de Prevención de la Ciudad de Buenos Aires denuncian que el noventa por ciento del personal de ese cuerpo encargado de colaborar con la policía trabaja en condiciones de precarización laboral, similares a las que denunciaron los agentes de tránsito porteño . De 800 personas, sólo 72 son trabajadores de planta. El resto, bajo el modelo de flexibilización cambiemita, es monotributista, como los trabajadores de delivery. Sin ART, ni viático ni horas extras, y con apenas una muda de ropa provista por las autoridades, el personal de esta dependencia constituida por civiles sin armas, que tiene a su cargo cuidar los senderos escolares, efectuar controles en estadios y recitales, y realizar tareas de monitoreo en el espacio público, donde enfrentan situaciones de riesgo, exige el pase a planta permanente.

"Cumplimos funciones de personal policial sin protección y por un sueldo básico de 22.300 pesos, a los que hay que descontar casi 3000 de monotributo e ingresos brutos", contó a Página|12 uno de los agentes que prefirió reservar su identidad por miedo a perder su puesto de trabajo.

"Nos dicen que nuestra tarea es de bajo riesgo, cuando estamos en la calle con un coseguro mínimo de 700 pesos y sin ART, enfrentando cotidianamente situaciones que pueden terminar en violencia. Tenemos muchas compañeras agredidas, compañeros que fueron encañonados por delincuentes, y todo eso en un contexto de trabajo donde vulneran nuestros derechos laborales y nos presionan y maltratan de forma constante".

Otro de sus compañeros explicó que "la normativa decía que íbamos a estar bajo la vista de personal policial. Que donde hubiera un agente de Prevención, iba a haber, a poca distancia, un policía, y eso no se cumplió nunca. Es más, fueron sacando al personal policial y nos dejaron solos para hacer frente a diversas situaciones para las que deberíamos contar con apoyo".

Según advirtieron, la única herramienta de que disponen es un celular georeferenciado que entregan las autoridades para saber dónde están, dar el presente y fichar la salida. "El teléfono es para conectarte con el supervisor o llamar al 911, no tenemos comunicación directa con móviles policiales, y si nos ven hablando con un policía nos sancionan", explicaron.

Con un curso de capacitación de 30 días en el Instituto Superior de Seguridad Pública de Villa Lugano, donde les enseñan las diferencias entre contravención, robo y hurto, y algún pantallazo más sobre cuestiones legales, más un curso de dos días de reanimación cardiopulmonar (RCP) y algo de gimnasia, los agentes que dependen de la Subsecretaría de Prevención del Delito, están listos para patear la calle durante las siete horas que dura la jornada laboral.

Y lo de patear es casi literal, porque muchos de ellos terminan con los borcegos destrozados. "Nos entregan un par de borceguíes que terminan desechos, un pantalón de combate como el que usa la policía, una chomba, un buzo, una campera, un piloto y una gorra. Eso en el mejor de los casos. Este año nos dieron para los 800, 360 uniformes. Te hacían llevar el uniforme viejo para darte el nuevo, y los viejos se los entregaron a los agentes nuevos que salieron a la calle", detalló uno de los trabajadores.

Y agregó que: "Cuando se formó el cuerpo era para custodiar los senderos seguros de las escuelas, pero eso fue mutando, desde hace tiempo incluye seguridad urbana. Y terminó convirtiéndose en una seguridad privada de la Ciudad para cubrir eventos por los que cobra. Cubrimos recitales, las entradas en las canchas, donde hacemos control de documentación, cuando no podemos pedir el DNI a nadie porque no somos personal nombrado, solo monotributistas con locación de servicio".