Fue una larga y dura batalla, pero Ascensión Mendieta pudo finalmente darle un entierro digno a su padre, Timoteo, fusilado durante la Guerra Civil española (1936-1939). Dos años después de conseguir la primera exhumación de víctimas de la dictadura franquista en España, Ascensión Mendieta falleció a los 93 años. La noticia fue confirmada por su nieta, Aitana Vargas, y a su recuerdo se sumó la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
"El espíritu de mi abuela, Ascensión Mendieta, se ha sumado hoy al de su padre, Timoteo Mendieta. Pronto descansarán juntos en el final de una travesía que prendió la llama de esperanza en otros españoles que buscan a sus seres queridos. Gracias por acompañarla en este viaje", escribió Vargas en su cuenta de Twitter.
La ARMH, por su parte, la recordó como "un ejemplo de lucha por los Derechos Humanos" y agradeció poder "ayudarla a encontrar e identificar a su padre". "Ella nos enseñó una enorme lección de amor y dignidad. Nadie debería morir añorando a un ser querido desaparecido", agregó la asociación.
Timoteo Mendieta fue asesinado en noviembre de 1936 pero su cuerpo, enterrado en una fosa común de Guadalajara, España, junto al de otros 21 desaparecidos, pudo ser identificado recién 81 años después. Tras doce días intensos de trabajo del equipo de la ARMH y dos exhumaciones consecutivas, Ascensión Mendieta pudo recuperar los restos de su padre. Detrás de su exhumación se encuentra la denominada “querella argentina”, la única causa que investiga los crímenes del franquismo, a cargo de la jueza federal María Servini.
Ascensión Mendieta formó parte de un grupo de familiares de víctimas de los crímenes cometidos durante la Guerra Civil española y que en 2010 presentó una demanda ante el tribunal a cargo de Servini. Ejemplo de lucha para los familiares de las víctimas de una de las etapas más oscuras de la historia española, su historia formó parte también del documental “El silencio de otros” , recientemente estrenado en Argentina.
Mendieta llegó a volar a Buenos Aires con 88 años para prestar declaración ante la jueza Servini en noviembre de 2013, con el único objetivo de que la dejaran recuperar los restos de su padre. La jueza realizó un exhorto judicial para autorizar la exhumación, pero el pedido fue rechazado de plano por la justicia española. Servini reiteró el exhorto, y esta vez recayó en el juzgado nº 2 de Guadalajara que finalmente ordenó la exhumación, iniciada el 19 de enero de 2016 en presencia de la propia Ascensión Mendieta. "Hemos logrado lo que queríamos. Esto es una alegría muy grande para mí", declaró emocionada en aquella oportunidad, según recordó Público de España.
Sin embargo, las dificultades continuaron. La ARMH exhumó la fosa nº 2 del cementerio de Guadalajara, donde según los informes previos se encontrarían los restos de Timoteo, destacó Público. Pero ninguno de los cuerpos pertenecían al padre de Ascensión: la prueba de ADN practicada en Buenos Aires lo confirmaba. La ARMH procedió entonces a exhumar los restos de la fosa nº 1. La documentación había ubicado mal el cuerpo de la víctima, y las pruebas de ADN determinaron que Ascensión pudo, al fin, encontrar los restos de su padre.
Ascensión pudo darle a Timoteo un entierro digno. Fue en julio de 2017, en el cementerio civil de La Almudena, en Madrid, acompañada por su familia y unas 2 mil personas. "Que no ocurra esto para nadie. Nunca más. Gracias a todos por venir a un acto tan triste", dijo en aquella ocasión.
Timoteo Mendieta era carnicero y presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT) de su pueblo, Sacedón (Guadalajara), padre de siete hijos. Ascensión lo vio por última vez cuando tenía 13 años. Su miedo era morir sin haber cumplido el objetivo de su familia. "Deseo que me entierren con mi padre y pudrirme con él. Podré decirle 'ya estamos juntitos'", decía Ascensión a Público en una entrevista de enero de 2016 . Su deseo, finalmente, se hará realidad.