“¿Embarazo no deseado? Estamos para asistirte”. Sabrina leyó el mensaje y anotó el contacto de WhatsApp que ofrecía la página web. Se sintió aliviada. Acababa de ver las dos rayitas en el test de embarazo y sentía una nube negra sobre su cabeza. Lo último que buscaba en ese momento era convertirse en madre. Prendió la computadora y escribió en Google: "estoy embarazada y no quiero continuar el embarazo" y encontró una página que la mandó derecho al link que le devolvía cierta tranquilidad. Agendó el celular y mandó un mensaje. Le respondieron enseguida. Le ofrecieron un turno en dos días. Sintió confianza. Del otro lado había alguien que quería ayudarla, pensó. Anotó la dirección que le dieron: Tucumán 1426 PB "C", muy cerca de Tribunales. Pero no se animó a ir sola y se acordó de una compañera del secundario, a quien hacía tiempo no veía, pero que recordaba por su activismo feminista, su pañuelo verde, su preocupación por la Educación Sexual Integral, y supuso que sería un buen sostén y acompañante en ese momento. Pero lo que pensó que sería un lugar para ayudarle a “solucionar” su problema, como adelantaba la página de Asistencia para la mujer, terminó siendo un sitio nefasto, un capítulo de una película de terror.

“¿Tenés un proyecto a realizar pero te quedaste embarazada? Si buscás interrumpirlo, no dudes en contactarnos. ¡Estamos para ayudarte! Pedí una cita por mensaje privado" y daba un número de WhatsApp. Así se promociona el Facebook de Asistencia para la mujer, la ONG que contactó Sabrina. El sitio linkea al FB. Hay fotos de jóvenes, pensativas, de espalda, con cara de preocupación. Y frases como esta también: “Si tenés un embarazo no deseado, no dejes que el miedo te condicione. Pedí siempre ayuda profesional para asegurar tu bienestar. Escribinos por mensaje privado …”. Sabrina recorrió el FB y leyó: “Estrés, angustia y soledad son sentimientos comunes cuando tenés un embarazo no deseado… “. Cada frase que leía la identificaba. Tiene 21 años y está estudiando una carrera terciaria. No estaba dispuesta a asumir una maternidad en este momento.

La terminó de convencer de contactarse cuando leyó: “Somos un equipo profesional que viene acompañando y asistiendo a mujeres con más de 20 años. Brindamos asistencia personalizada y con equipos de alta complejidad…”.

Sabrina no tenía dudas de que quería interrumpir esa gestación. Pero no sabía cómo ni dónde hacerlo. En medio de tanta angustia, saber que había encontrado un sitio que parecía serio, le dio confianza.

A solas

En la puerta no había ningún cartel. Parecía un edificio de oficinas, como hay tantos en la zona de Tribunales. Sabrina tocó el timbre de la PB “C” y la atendió la recepcionista, una joven que se llamaba Valeria. Entraron con su amiga. La recepcionista le pidió a Sabrina sus datos personales y el número de teléfono, y les indicó que se sentaran. Había una sala de espera, donde esperaba otra joven:

–Parece que me dan las pastillas…. No sé… –le comentaba la chica por celular a otra persona.

Sabrina y su amiga se sentaron a esperar. Pronto se asomó una pareja, Paula y Facundo –así se identificaron–, quienes la invitaron a pasar a otra habitación. Solo a Sabrina. Expresamente le dijeron que tenía que pasar sola. No dejaron que la acompañara su amiga.

Al rato, una media hora después, Sabrina saldría llorando.

–Vámonos… –le rogó a su amiga entre sollozos. Temblaba.

Fake news

La pareja que la atendió le entregó un folleto, con imágenes de fetos con distinta edad gestacional y las supuestas características de cada etapa de desarrollo.

–Pero yo quiero interrumpir este embarazo… ¿No hacen abortos ustedes? –les preguntó, desconcertada, confundida.

–Los latidos del corazón empiezan entre los 18 y 25 días. El sistema nervioso se establece a los 20 días –empezó Facundo.

Sabrina no quería escuchar. Quería irse. La amedrentaron con información falsa. Le hablaron de supuestas consecuencias psicológicas que afectan a las mujeres que se someten a un aborto:

–Vas a revivir continuamente el momento traumático del aborto. Vas a sufrir depresión y sentir mucha culpa. Muchas mujeres pierden el interés por cosas que antes disfrutaban. Incluso, podés tener conductas autodestructivas con vos misma y ataques de llanto. Algunas mujeres tienen actitudes violenta con sus hijos y su pareja. Muchas terminan separándose. Podés perder el deseo sexual… –le dijo, la mujer.

Sabrina sintió que se descomponía. Se agarró fuerte a la silla. Quiso levantarse pero le dijeron que todavía no habían terminado. Y los tenía que escuchar. El tono fue cortante.

–El aborto es riesgoso. Esas pastillas que te van a ofrecer te pueden poner al borde de la muerte, podés tener hemorragias y necesitar una transfusión de sangre. Tal vez no vuelas a quedar emebarazada. Pensalo bien. Podés perder otros embarazos…

El hombre seguía pero Sabrina ya no escuchaba. Le pasaron después un video:

–Vos querés hacer un aborto con pastillas: te va a pasar esto –le advirtieron.

El video mostraba un legrado, en la intervención se veía que un médico extraía una pierna, luego una cabeza de un bebé, nada más alejado de una interrupción de embarazo con medicamentos.

–Te podemos ayudar todo el embarazo económica y psicológicamente. Si después querés dar al bebé en adopción, también te podemos ayudar a hacer los trámites –le dijo Facundo.

–Ustedes me están juzgando. Me quiero ir –pudo decir Sabrina.

–Espero que te des cuenta y no cometas un error –insistió Paula, con tono imperativo.

Agresivos

–Vámonos –le dijo Sabrina a su amiga, que se había quedado en la sala de espera–. Era una trampa –le contó apurando el paso y llorando. Salieron sin saludar. Caminaron varias cuadras y entraron a un café. Ahí Sabrina le contó todo.

–No voy a poder tener hijos, me voy a morir…

La amiga tuvo la reacción de llamar en ese mismo momento a otra amiga que había interrumpido una gestación con pastillas y le pidió si podía contarle la experiencia a Sabrina. Le quería sacar el miedo. Recordaba que ella había pasado por la experiencia de un aborto algunos años atrás y después había tenido dos hijos. La fueron a ver y le explicó con detalle cómo sería. Le sacó las dudas y sobre todo, el terror que le transmitieron. Un par de semanas después, con acompañamiento Sabrina pudo interrumpir el embarazo.

Red antiderechos

En el país hay al menos una treintena de este tipo de centros antiderechos, que con mensajes engañosos en redes sociales, buscan captar a mujeres que enfrentan embarazos no deseados, para después persuadirlas de que no los interrumpan. Forman parte de una gran red antiderechos de Estados Unidos llamada Heartbeat International, con 2700 centros afiliados en más de 60 países, que desarrollan estrategias similares. Tal como informó este diario, HI alecciona a sus socios en los distintos países para que diseñen sus webs con ese tipo de contenidos engañosos. Y al mismo tiempo apunta a conseguir información personal de esas mujeres para conocer sus perfiles, para segmentarlas y mejorar las estrategias publicitarias para alcanzarlas y así poder manipularlas en sus decisiones. Pretende usar esa big data para fortalecer su cruzada antiderechos en el mundo, como lo reveló un reciente informe la ONG británica Privacy International, que se dedica a investigar los abusos del derecho a la privacidad cometidos por corporaciones y gobiernos. En las web o en el Facebook de estos centros se abren inmediatamente ventanas de diálogo para ponerse en contacto y hacer una cita, pero para avanzar hay que dejar los datos personales. También ofrecen un número de WhatsApp para pedir un turno.

En Argentina, Heartbeat (que en inglés significa latido del corazón) International tiene 32 centros asociados en distintas provincias, la mayoría son Centros de Ayuda a la Mujer (CAM) situados en la ciudad de Buenos Aires, diferentes localidades del conurbano (Lomas de Zamora, San Isidro, Quilmes, San Martín, Avellaneda, Garín, San Miguel y Pilar), y ciudades bonaerenses (como Mar del Plata, Tandil, Luján, Junín), y también en Mendoza, Jujuy, Paraná, Córdoba y Concordia. Además de los CAM, forman parte de la red de Heartbeat tres centros Grávida, en Florida, San Pedro y Martínez, provincia de Buenos Aires, según figura en su web. Durante el debate que se dio el año pasado por la despenalización y legalización del aborto en el Congreso, expusieron en la octava audiencia pública de la Cámara de Diputados, en contra del proyecto, Viviana Endelman Zapata, directora Ejecutiva de Grávida, y Federico Esteban Mutti, vicedirector de la misma ONG antiderechos. La metodología que usan consiste en captar mujeres con embarazos que desean interrumpir –con frases que parece que ofrecen la atención y el acompañamiento para acceder a un aborto– y luego las asustan con información falsa sobre posibles consecuencias de abortar.

Sabrina era de aquellas personas que no había tomado partido entre el pañuelo verde y el celeste.

–Ahora que me pasó esto me di cuenta de que es al revés de lo que quieren mostrar quienes dicen defender “las dos vidas”: la agresividad viene de parte de ellos –le dijo a su amiga. Quiso que trascendiera para denunciarlo y que ninguna otra joven pase por lo mismo.