El fiscal brasileño Deltan Dallagnol, coordinador de la causa Lava Jato, defendió la legalidad de los métodos que usaron durante la investigación judicial, que desde 2014 puso tras las rejas a centenas de políticos y empresarios involucrados en una vasta red de corrupción centrada en la estatal Petrobras. Entre ellos figura ni más ni menos que el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Ayer el Tribunal Superior de Justicia de ese país aceptó un recurso que podría derivan en la anulación de decenas de sentencias de esta causa, entre ellas una de las que afecta a Lula . Dallagnol salió a defender el trabajo de los fiscales, señalando que el establishment se está "vengando" para frenar las investigaciones.

"No creo que Lava Jato vaya a ser anulada en masa. Lo que más la protege son sus resultados. Si se anulan los casos, ¿qué pasará con los 14.000 millones de reales (3.400 millones de dólares) que están siendo retornados a las arcas públicas?", señaló. Elogiado por muchos como héroe, la suerte de este joven de 39 años formado en Harvard dio un giro cuando en junio el portal The Intercept Brasil reveló conversaciones privadas que sugieren intimidad entre él y el exjuez Sergio Moro, actual ministro de Justicia, que según juristas podría comprometer la imparcialidad de algunas decisiones. Dallagnol condenó la autenticidad de esas filtraciones. “Los procuradores de Lava Jato fuimos hackeados (los celulares). Esas personas que obtuvieron los mensajes sí tienen mensajes verdaderos. Pero la recomendación oficial fue que saliéramos de las aplicaciones y cuando salimos, los mensajes, tanto en el celular como en la nube, fueron borrados”, sostuvo el fiscal. “No confiamos en el origen criminal de ese material y no tenemos cómo probar la autenticidad de frases que se sacan de contexto para cambiar el sentido. Ahora, sí reconocemos que varios de esos asuntos fueron tratados”, afirma Dallagnol.

En uno de los mensajes filtrados el fiscal parece dudar de las pruebas que luego llevarían a Lula a la cárcel, sin embargo Dallagnol desmiente esta información. “Eso es mentira. Antes de ofrecer la acusación, sometí al equipo a una serie de preguntas, '¿eso está correcto?, '¿esto otro está bien justificado?'. Eso pasó en el caso del expresidente y en todos los otros casos. La mayor prueba de que todas las pruebas fueron consistentes es que ese caso fue sentenciado y la condena fue mantenida en segunda y tercera instancia”, sostuvo.

Para llevar adelante la causa Lava Jato, los fiscales utilizaron un recurso innovador, la “delación premiada” (similar a los “arrepentidos” de la legislación Argentina) para reducir penas a cambio de información. Sin embargo se acusa a los fiscales de un uso excesivo de las mismas. Incluso el nuevo fiscal general nombrado por el presidente Jair Bolsonaro, Augusto Aras, se comprometió a corregir esos excesos. “Cuando se hace algo completamente innovador, como la Lava Jato, se puede errar, en el sentido de mejor o peor. Pero no actuamos de forma ilegal. Gran parte de esas acusaciones son parte de una narrativa contra la operación”, se defendió Deltan Dallagnol. “Estamos en la fase del revanchismo (...) para cambiar las reglas de la Lava Jato y cortar la cabeza de sus líderes. Hoy existen presiones en el Ministerio Público para que haya castigo contra mí”, concluyó el fiscal brasileño.