En la sede de la masonería salteña se llevó a cabo una jornada abierta al público, “Tenida Blanca”, según la jerga que usan los masones, sobre cambio climático en la que disertaron Pablo Arnal y Klaus Boswald, expertos en la materia que dejaron un diagnóstico actual y perspectivas sobre el futuro de la humanidad.

La actividad, que se enmarcó en una movida que se hizo en todo el país, estuvo organizada por la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones. En Salta, de manera previa a la exposición de los disertantes, la jornada se abrió con una introducción ritual a cargo de cinco masones representando a las logias masculinas que trabajan en la provincia.

Arnal es licenciado en Química de la Universidad de La Plata, doctor en Ciencias Naturales, e Investigador de la CONICET, inició su ponencia explicando la complejidad del sistema climático por la interacción entre todos los elementos del ambiente.

Hizo un repaso histórico sobre lo que viene sucediendo en el planeta año tras año con el cambio climático, relacionado con el calentamiento global, que se ve afectado por factores internos, por ejemplo, actividades volcánicas, y externos, como la luz y energía del sol. 

Pero advirtió que, si bien el clima en el planeta se viene modificando desde hace millones de años, algunas de las actividades que realiza el ser humano “están modificando el sistema climático de una manera demasiado rápida”.

A modo de ejemplo explicó que en los últimos 200 o 300 años la humanidad ha generado más cantidad de dióxido de carbono que en los 650 mil años anteriores, lo que va a provocar que se eleve la temperatura promedio del planeta, los hielos de los polos se derritan y aumente el nivel del mar. 

Esto llevará a que varias ciudades costeras del planeta tengan serios problemas, y se modifiquen los patrones de lluvias necesarios para poder llevar a cabo las actividades agropecuarias.

Tres ideas

Arnal propuso tres ideas para reflexionar y tomar conciencia de que no podemos “continuar ignorando el problema que estamos teniendo con el cambio climático”.

La primera es hacer un cambio de foco y no excluir al ser humano en este problema, por el impacto que produce.

“El ser humano no es tan importante, como él mismo piensa que es, en el contexto del desarrollo de la vida sobre la faz de la tierra”, advirtió el especialista.

“Nosotros tenemos una naturaleza que tiene sus propios mecanismos de cicatrización, y si con nuestras actividades industriales y ritmo de vida seguimos acelerando y fomentando estos cambios climáticos, quizás lo único que logremos es generar un próximo cambio que va a terminar con un evento catastrófico que nos elimine a nosotros de la faz de la tierra, pero otras especies van a continuar y la tierra va a restablecer ese equilibrio que estamos perturbando”, fue la cruda descripción de Arnal.

La segunda idea propuesta apuntó a que se debe elegir un modelo de desarrollo sostenible, que permita a las próximas generaciones continuar con una sociedad más o menos como la de ahora, pero no peor.

“Tenemos que tener en claro que debemos elegir un modelo de desarrollo, porque si no hacemos nada estamos eligiendo continuar con esto que parece ir hacia una situación catastrófica. Por el contrario, podemos elegir tomar ciertas medidas e informarnos cómo podemos hacer para cambiar el modelo que está en marcha, de una manera gradual para que no se genere una crisis complementaria”, expresó.

La tercera idea es elegir el camino para ese desarrollo y para esto mencionó dos herramientas fundamentales, las leyes y la educación.

Sobre las leyes, señaló que muchas veces no son suficientes en tanto alguien, por ejemplo un país cualquiera, puede decidir no cumplir con el Protocolo de Kioto, y es ahí donde debe fortalecerse un modelo educativo para pensar y generar un cambio cultural.

Al respecto Arnal subrayó que apelar al miedo es una herramienta que ya fracasó, en cambio, recurrir a la emoción viene siendo positivo para volver a poner el tema sobre la mesa de discusión.

Al límite de la percepción

A su turno Boswald, licenciado y doctor en Recursos Forestales egresado de la Universidad Técnica de Munich, radicado en Salta, señaló que hay una teoría que describe como el impacto positivo que el cambio de comportamiento humano tendría en el planeta, choca contra la voluntad de las personas que prefieren sostener esos malos hábitos del presente, a cambiarlos forzosamente por una perspectiva de un futuro lejano mejor.

Al respecto agregó que hay otros aspectos que complican nuestra percepción del cambio climático: “Los efectos que vemos hoy son por la emisión de gases de hace 30 años, lo que debemos hacer para cambiarlo es  ahora, pero sus resultados son algo abstracto en el tiempo, no inmediato, y los efectos del cambio climático ocurren en otra parte del mundo”.

“La magnitud de una catástrofe climática que estamos enfrentando nos lleva a los límites de nuestra percepción”, enfatizó el expositor al tiempo que agregó que “no es fácil entender un fenómeno tan complejo e importante si estamos constantemente ocupados en lo urgente”.

La masonería en Salta

Sobre la masonería, Boswald indicó que es un sistema de pensamiento y de ética que “nos hace recordar que estamos aquí (en las logias) para mejorar como seres humanos, y también para mejorar nuestros entornos, y es por eso que no podemos tomar una actitud pasiva frente a este problema”.

Uno de los organizadores locales del evento señaló, en coincidencia con lo planteado por Boswald, que este tipo de eventos públicos que realiza la masonería son justamente para visibilizar los trabajos que se realizan dentro de los “talleres”, como se llaman cada una de las logias porque funcionan como talleres de pensamiento.

Además agregó que es una forma de colaborar con la sociedad en la toma de conciencia sobre diferentes temáticas que preocupan a sus miembros.

Respecto de cómo es la estructura de la masonería en Salta, informó que en la actualidad trabajan ocho logias masculinas, una de ellas en Orán, que dependen de la Gran Logia Argentina, además de otras tres que dependen del Supremo Consejo y que son las llamadas logias de los grados filosóficos (del grado 4° al 30°), que incluye a miembros masones de Salta, Jujuy y Tucumán.

Hay también dos logias femeninas que dependen de dos potencias diferentes, tal como se denomina al grupo de logias que las nuclea.

Si bien la cantidad de masones y masonas en la provincia es variable, por las constantes incorporaciones, se estima que hay alrededor de 150 miembros activos.