Desde Brasilia

Tras su discurso ante Naciones Unidas, con agravios a los Derechos Humanos y el medio ambiente, Jair Bolsonaro se acreditó como una de las expresiones más notorias del "neofascismo" mundial , pondera el exjuez español Baltasar Garzón.

"Ya nadie puede llamarse a engaño sobre quien es. porque él mismo se presentó Urbi et Orbi, hablando a la comunidad internacional y, yo diría que ante la historia, dirigiéndose nada menos a la Asamblea General de la ONU".

Hace 21 años el entonces magistrado de la Audiencia Nacional de España ordenó la detención de Augusto Pinochet, paradigma de los dictadores latinoamericanos de la segunda mitad del siglo pasado en quien Bolsonaro dice tener una fuente de inspiración.

"En algunos ámbitos académicos y en tertulias políticas internacionales Trump y Bolsonaro son puestos como los ejemplos negativos para las instituciones democráticas. Uno puede esperar cualquier cosa de ellos como de (italiano) Matteo Salvini o de Santiago Abascal, líder de Vox en España".

"No se puede justificar a los movimientos golpistas (años 60 y 70) porque esto significa una denigración de las víctimas , hay que ser muy contundente en la denuncia de lo que Bolsonaro dijo en la ONU".

Garzón viajó a Brasil donde el jueves visitó al "preso político" Lula en la Superintendencia de la policía en Curitiba y en San Pablo brindó una conferencia magistral organizada por el respetado Instituto Vladimir Herzog, que lleva el nombre de un periodista asesinado por la dictadura.

Este fin de semana se reunió con el presidente Evo Morales en Bolivia y a fin de mes aterrizará en Buenos Aires para acompañar el primer turno electoral.

En diálogo con este diario manifestó su preocupación frente al deterioro democrático brasileño , la posibilidad de que el mandatario sea denunciado ante la ONU y la necesidad de que se cumplan las recomendaciones de la Comisión de la Verdad sobre la dictadura, creada bajo la presidencia de Dilma Rousseff.

"La democracia siempre está evolucionando, lo importante es que las instituciones que la protegen se cumplan, evidentemente no es lo mismo el Brasil de Lula y de Dilma que el actual gobierno basado en un fundamentalismo peligroso".

"Creo que hay un riesgo para la democracia brasileña, el cual ya estaba presente hace unos años en otros paises de la región donde comenzó la persecución contra líderes progresistas – Rafael Correa, Cristina Fernández, Fernando Lugo - a través de la judicialización de la política y luego vino este fenómeno de ultraderecha en Brasil surgido en unas elecciones donde no se permitió la participación de Lula gracias a un proceso muy poco claro como fue Lava Jato (..) que está lleno de medias verdades".

"Se debe distinguir a la sociedad civil de las autoridades. Brasil tiene una sociedad civil que lucha y por otro lado está la complacencia de las autoridades con la impunidad como se ha visto, por ejemplo, con la celebración del golpe militar de 1964 con el pretexto de que se estaba en la Guerra Fria y de que había que acabar con el comunismo, eso ya nadie lo cree".

"Justicia, justicia, perseguirás" 

Al abrir su disertación en el auditorio paulista de la Orden de Abogados de Brasil Garzón citó la frase "Justicia, Justicia, perseguirás", contenida en la Biblia y a partir de allí formuló un alerta sobre lo que ocurre en esta América Latina estremecida por procesos de desestabilización motorizados por magistrados que aplican las leyes como forma de "venganza".

El moderador de la conferencia fue Paulo Vannuchi , ex integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, vinculada a la OEA. quien durante el gobierno de Lula fue secretario de Derechos Humanos.

No se puede hablar de una sola forma de Justicia porque existen varias, puntualizó Garzón. Entre ellas mencionó la de los victimarios y la de las víctimas, que son casi antagónicas.

A continuación hizo un relato de cómo fue en 1998 su solitaria batalla concluida con la detención de Augusto Pinochet en Londres y lo improbable que parecía ese arresto, por los pocos antecedentes que había sobre la jurisdicción internacional.

Luego de la conferencia este diario le preguntó, por teléfono, si la exaltación de la dictadura chilena y de la tortura, realizadas por Bolsonaro, podrían dar fundamento a una denuncia ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cuya titular es la expresidenta Michelle Bachelet, o ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.

"Creo que primero deben agotarse todas las instancias dentro de la jurisdicción local, pero nunca se deben descartar nunca las instancias internacionales".

En el caso del Consejo de la ONU el Estado brasileño ya fue denunciado en 2016 por la violación de los derechos fundamentales de Lula en Lava Jato.

Otro tema abierto es el cumplimiento de las 29 recomendaciones al Estado realizadas en 2014 por la Comisión de la Verdad sobre los crímenes de la dictadura.

Tarde o temprano deberán aplicarse las indicaciones de la Comisión, sostuvo Garzón.

"La verdad es sanadora, una comisión de la verdad tiene unas consecuencias penales, pero además parte de la verdad tiene implicancias políticas, por eso hay que mantener la lucha y continuar con las denuncias a pesar de que haya un gobierno de extrema derecha", finalizó .