La recaudación tributaria volvió a ubicarse en septiembre por detrás de la inflación. Arrastrados por el estancamiento económico, la destrucción de empleo y la ausencia de paritarias, los ingresos fiscales registraron un incremento de 42,7 por ciento en doce meses. Si no se contempla el impacto del desborde cambiario sobre los derechos de exportación, entonces la mejora alcanza apenas a 37,9 por ciento en doce meses. Con esos guarismos, la recaudación se ubica entre 12 y 17 puntos por debajo de la inflación. Las últimas cifras oficiales de precios arrojaron que la inflación anual de agosto fue del 54,5 por ciento y se espera que septiembre marque un aumento superior al 5 por ciento. La languidez en la marcha de los recursos tributarios reportada por la AFIP pone en duda la capacidad del gobierno de Mauricio Macri de cumplir con el objetivo de “déficit cero” negociado con el Fondo Monetario Internacional.

La recesión y el ajuste fiscal se replican con intensidad sobre la dinámica de los ingresos tributarios que ascendieron a los 422.012 millones de pesos en septiembre. Entre los principales afectados por la marcha de la economía figura el IVA que con 139.170 millones de pesos registró un aumento de apenas 34,4 por ciento. El componente asociado a la marcha del mercado interno, el tributo que se paga en las operaciones de compraventa, marcó un alza del 38,1 por ciento, siete puntos por debajo de la dinámica de los precios.

La cifra que revela la magnitud de la caída en las ventas y facturación de las empresas muestra a su vez el impacto que tuvo la rebaja temporal del IVA sobre alimentos de la canasta básica. La medida fue uno de los tímidos paliativos anunciados por el gobierno para intentar contener el impacto social del desborde financiero validado tras conocerse los resultados de las las elecciones primarias en agosto. Por su parte, el IVA Aduanero marcó un incremento del 30,3 por ciento que está en línea con el parate de la importación de insumos y bienes finales para el mercado local en el marco de la profundización de la crisis y la corrida cambiaria.

El retroceso en la recaudación también se explica por las rebajas en la carga tributaria de las grandes empresas y elevados patrimonios dispuesta en la última reforma fiscal. El titular del organismo recaudador consideró que “si no fuera por la baja de impuestos”, el aumento en la recaudación de septiembre hubiese sido del orden del 50 por ciento.

Otro componente tributario que refleja la magnitud del deterioro asociado a las políticas económicas del gobierno así como el impacto de las medidas anunciadas el mes pasado es la Seguridad Social que recaudaron 88.169 millones de pesos. Los aportes personales marcaron en septiembre un alza de 13,3 por ciento frente al mismo período del año pasado mientras que las contribuciones patronales crecieron 33,7 por ciento en doce meses.

El paupérrimo desempeño observado entre los impuestos vinculados al mercado de trabajo permiten dimensionar el impacto del proceso de destrucción de empleo, precarización laboral y retroceso en la capacidad de compra de los salarios. La Secretaría de Trabajo informó el lunes que en julio los ingresos de los asalariados del sector privado cayeron 4,3 por ciento frente al mismo mes del año pasado. A la pérdida la capacidad de compra se suma la destrucción de 106.400 empleos registrados respecto a doce meses atrás. Según indicó la AFIP, existen otros factores que incidieron sobre los impuestos como “la bonificación de los aportes personales de los empleados de salarios brutos de hasta 60.000 pesos y la modificación de la reforma tuvieron un impacto total de 13.000 millones de pesos”.

El único impulso para la recaudación provino de los derechos de exportación que mejoraron un 143,4 por ciento al ascender hasta los 32.148 millones de pesos. “Fortalecido por la suba del tipo de cambio y por los derechos de exportación adicionales”, indicó la AFIP para referirse al impacto de la megadevaluación y las modificaciones al esquema de retenciones implementada por el gobierno.

La recaudación por el Impuesto a las Ganancias ascendió a los 83.699 millones de pesos, un crecimiento interanual del 40,9 por ciento. Los ingresos por el impuesto a los débitos y créditos en cuenta corriente llegaron, por su parte, hasta 31.546 millones de pesos, un aumento del 41,7 por ciento. “El último trimestre del año, en el que se suele concentrar la mayor brecha entre gastos y recursos, pone en duda el objetivo de “déficit cero” que el gobierno negoció con el FMI. Aunque el año finalice con un déficit manejable en términos del acuerdo, el arrastre que dejan para 2020 las políticas de la actual gestión muestra algunos frentes problemáticos”, advierte el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala.