El ritmo del encuentro comenzó siendo mucho más intenso que el que se jugó por la Superliga. Los dos equipos se lanzaron hacia adelante y el vértigo fue protagonista.

River mostraba su habitual circulación de pelota, y Boca respondía con la velocidad de sus hombres más movedizos. En medio de ese panorama apareció una jugada en el área visitante que ofreció incertidumbre entre los defensores de Boca, y que si bien el árbitro dejó seguir, desde afuera reclamaron penal. Cuando pasaron unos minutos, y mientras el desarrollo continuaba, el árbitro recibió la orden del VAR para revisarla, y finalmente sancionó penal para River.

El encargado de ejecutar fue el colombiano Borré, y convirtió con un remate al medio, mientras Andrada se lanzó hacia su derecha.

El equipo de Gustavo Alfaro tuvo una actitud diferente a la que mostró el mes pasado en el mismo estadio, e intentó contener el dominio de River en la mitad de la cancha. Si bien no tenía un conductor claro, trataba de llegar por los costados para generar el desequilibrio.

Esa postura le permitió exigir un poco más a Armani, quien tuvo que esforzarse mucho para sacar un remate de Mac Allister desde muy lejos. El ex Argentinos era el que mejor entendía de qué manera había que jugar, y a partir de él aparecía lo mejor de Boca.

River trasladaba la pelota con más precisión cuando la tenía en su poder, y con Borré en un gran nivel tuvo chances para aumentar la diferencia. Como Andrada también atraviesa un buen presente, respondió muy bien cuando fue necesario.

A pesar de que no tenía tanta elaboración en su juego, Boca se las arregló para estar cerca del empate. Abila le ganó la posición a Casco, le cedió la pelota a Capaldo, y este definió muy desviado cuando sólo tenía a Armani adelante.

La tesitura del partido no se modificó en la segunda parte, y River era el que tenía la iniciativa. El problema que tenía era que no podía encontrar claridad en la puerta del área.

El partido, lentamente, se fue pareciendo al último duelo, cuando el visitante se refugió en su campo, y buscaba un contraataque salvador. La única idea que ofrecía Boca era encontrar con pelotazos a Abila, que estaba bien custodiado por los centrales de River.

El ingreso de Tevez fue para tener más presencia cerca del área, y también para ayudar a Reynoso en la creación. Pero esas intenciones estaban condicionadas al fútbol de River. Cuando el local se lo proponía, el gol estaba cerca de aparecer. Y el grito llegó a través de Fernández, que convirtió con un toque suave después de una gran acción individual de Suárez y puso el 2-0.


Las diferencias no sólo eran en el resultado, sino también en la producción de cada uno. El local exhibía prolijidad, concentración, orden y por momentos brillantez. En cambio, Boca no sabía cómo contener ese aluvión, y la sensación era que se conformaba con que no le conviertan más goles.

El fútbol demanda muchas más cosas que ímpetu, sacrificio y entrega. River posee cualidades que Boca no tiene, pero sobre todo parece empecinado en resolver esas carencias futbolísticas sin inteligencia.

El tiempo de River continúa ocupando un espacio preponderante. La revancha dentro de tres semanas podrá ser todo similar si la mentalidad de Boca no se modifica.

2 RIVER: Armani; Montiel, Martínez Quarta, Pinola, Casco; De la Cruz, Palacios, E. Pérez, I. Fernández; Borré, Suárez. DT: Gallardo.

0 BOCA: Andrada; Weigandt, López, Izquierdoz, Más; Marcone, Capaldo; Soldano, A. Mac Allister, Reynoso; Abila. DT: Alfaro.

Estadio: Monumental. Arbitro: Raphael Claus (Brasil). Goles: 7m Borré (R), de penal; 70m I. Fernández (R). Cambios: 55m Tevez por Soldano (B), 64m Scocco por Borré (R), 72m Salvio por Reynoso (B), 74m Zárate por Mac Allister (B), 85m Alvarez por De la Cruz (R), 89m Pratto por Suárez (R). Incidencia: 96m expulsado Capaldo (B), roja directa.