Uno de los costados más impactantes de la encuesta es que refleja, traducida en percepción de riesgo, la creciente desigualdad de ingresos entre los hogares de la Capital Federal y los del Gran Buenos Aires. Vale recordar que en el primer semestre de este año el índice de pobreza llegó al 39,8 por ciento en el Conurbano, número que está 5,5 puntos por arriba del registrado en la vecina Ciudad de Buenos Aires (Indec) . Esta brecha se traslada nítidamente al plano alimentario.

Por ejemplo, los que señalaron en el último año alguna vez tuvieron que reducir el tamaño de la porción de las comidas son el 29 por ciento en la Capital pero el 57 en el segundo cordón del Conurbano -el doble- ; y en la zona oeste del segundo Cordón (Moreno, Merlo, La Matanza, Hurlingham, Ituzaingó) el ajuste sobre las porciones trepa al 62 por ciento.

Un salto similar se da entre quienes afirman que el sueldo o los ingresos familiares no les alcanzan para vivir, que son el 40 por ciento en CABA y el 76 por ciento en el segundo cordón del Conurbano.