Tal vez haya sido la nostalgia acumulada, o quizás fueron las ganas de conservar de algún modo lo que el tiempo borró o la modernidad expulsó de nuestra vida diaria, lo que motivó a un grupo de fanáticos del fútbol -podríamos llamarlos también “románticos incurables”- a crear el primer Museo del Hincha “Viejos son los trapos”, en el porteño barrio de Barracas. A continuación, algunas de sus más valiosas reliquias:

· Ultima camiseta talle Medium que le entró al Ogro Fabbiani.

· Un envase de champú de diez litros que agotó en una sola ducha el Pibe Valderrama.

· Un diente canino que salió disparado del maxilar del jugador de Rosario Central Paulo Ferrari, por efecto de una patada criminal del futbolista de Newells Nicolás Spolli.

· Imán con teléfono del kinesiólogo personal de Gago, que tenía siempre a mano el preparador físico de Boca.

· Tapones para los oídos que usó durante los años '70 el ex árbitro Arturo Ithurralde, para evitar escuchar el “homenaje” que los hinchas le hacían a su madre.

· Naranjazo arrojado hacia el juez de línea Luis F. García en el partido Nueva Chicago- All Boys a fines de los '80.

· Un alfiler que se cayó del costurero que utilizaba el utilero del equipo de Estudiantes en tiempos de Zubeldía.

· Grabación del primer y único cantito no soez que realizó una hinchada de fútbol hacia un árbitro. Fue cantado por un minúsculo grupo de hinchas de Defensores Belgrano, en 1952: “Referí compadre, tu labor es admirable”.

· La única corbata sobria que usó Marcelo Araujo en sus tiempos de relator de fútbol.

· Grabación pirata de la única que vez que el Gordo Muñoz habló del Mundial '78 sin elogiar a Videla.

· Libretita con todas las hojas tachadas y arrugadas que usó Gustavo Barros Schelotto, para planificar el partido de Boca y River en diciembre pasado en el Bernabeu.

· Tiro al blanco con la cara de Icardi, extraído de un bolso de Maxi López.