Especialistas consultados por este diario destacaron que los debates televisivos entre candidatos no suelen alterar el voto, sino que tienden a consolidar el núcleo duro de cada candidato. Los politólogo/as y sociologo/as indicaron que Alberto Fernández se supo desenvolver mejor dentro de las estrictas reglas que planteó el debate, mientras que Mauricio Macri estuvo más dubitativo, dado que sabía que iba a ser el blanco de todas las críticas. Señalaron como un momento llamativo cuando Macri lo reconoció a Axel Kicillof como futuro gobernador bonaerense. José Luis Espert, Juan José Gómez Centurión y Nicolás del Caño, en tanto, le hablaron a sus respectivos nichos. Hubo críticas a un debate con todas figuras masculinas, como ocurrió también en la Ciudad.

"La pregunta no es quién salió mejor del debate sino si pasó algo que haya hecho cambiar los posicionamientos previos de los que miraban y, la verdad, no creo que haya pasado", advirtió María Esperanza Casullo, doctora en Ciencia Política de la Universidad de Georgetown. "Tiene que pasar algo extraordinario y fuera de lo común como el legendario sudor sobre el labio de Nixon. Acá, los que piensan que Alberto Fernández debe ser presidente lo siguen pensando y los que iban a votar por Macri lo van a seguir haciendo. El dedito influye en el 30 por ciento que no lo iba a votar a Alberto", indicó Casullo. "Lo que más me llamó la atención fue Macri diciendo lo de Kicillof, porque fue como admitir que Vidal no será gobernadora", destacó.

"Solo un debate en el que haya algún traspié de un candidato puede tener algún efecto. No suelen tener influencia los debates", coincidió Gabriel Vommaro, doctor en sociología por la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales. "El presidente le siguió hablando a su electorado. Alberto Fernández fue con una función más agresiva en las formas, pero no reveló nada que no hubiera dicho hasta el momento. Sus posiciones sobre el aborto o sobre Venezuela no fueron sorpresivas", indicó. "Los demás candidatos, a izquierda o derecha, hicieron un discurso bastante coherente con sus nichos", destacó. "El candidato que más dificultades tuvo fue Lavagna. Se vio en el debate muy claro que su lugar tiende ya a ser ocupado por Alberto Fernández. Le costó diferenciarse", analizó.  "El panel todo masculino es una involución y en la Ciudad fue lo mismo el jueves pasado", destacó Vommaro.

"Los debates son, fundamentalmente, shows televisivos. Se extendió la opinión de que tienen algún efecto por el debate Nixon-Kennedy o por un debate de Mitterand, donde pareció que tuvo una influencia en el electorado. Los estudios muestran que los debates lo que hacen es confirmar las opiniones previas", se sumó Marcelo Leiras, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés. "Es un debate muy estructurado, donde el candidato se aferra a lo que conoce mejor. El diálogo es intenso y, como se vio ayer, no del todo poco civilizado", advirtió

"El formato del debate se pareció mucho al modelo norteamericano, con procedimientos que plantean supuestamente el intercambio de ideas. Eso supone que otros debates, en la calle, tendrían un carácter menos democrático", remarcó Sol Montero, especialista en análisis del discurso político. "En la opinión pública, parece importarnos bastante las habilidades oratorias de los políticos, que medimos en base a un canon. Es evidente que Gómez Centurión se pasaba el tiempo, Lavagna se mostró menos carismático y con un tono menos adecuado a los pocos minutos. Y Alberto Fernández fue quien mejores estrategias polémicas desplegó. Habló a la cámara, siguiendo el criterio de Eliseo Verón del ojo-en-el-ojo. El verdadero destinatario es el tercero, es decir, los indecisos", remarcó. "Es destacable que Alberto haya tomado posturas tajantes como dijo: no eludir el aborto o Venezuela. Y se haya mostrado firme o con decisiones explícitas sobre temas polémicos. Ya sabiendo que tiene un núcleo de votos importantes, buscó tomar una postura clara sobre esos temas polémicos", analizó.

Por su parte, la socióloga Ana Castellani indicó que en el formato "se manejaron muy bien Fernández y Espert. Cumplieron con los tiempos fueron asertivos y recuperaron los dichos de los otros. Pudieron moverse con soltura diciendo lo que tenían preparado y también improvisando en función de los dichos del otro. Gómez Centurión manejó muy mal los tiempos. Lavagna también. Y Del Caño estuvo enfocado en sus consignas sin mucho registro del resto . Macri estuvo muy incómodo y se le notaba". "El descontento con el gobierno de Macri es mayor a cualquier cuestionamiento que se la pueda hacer al kirchnerismo sobre todo en los sectores medio bajos -indicó Castellani- Y eso difícilmente cambie con el debate. La periferia blanda no se define por esto".