Las inundaciones en la Cuenca Matanza-Riachuelo no son un fenómeno nuevo sino de décadas, en las que confluyen la falta de obras y de planificación de la ocupación del suelo. "Esto va a seguir pasando mientras no se ejecute el plan vigente de Acumar (autoridad de la cuenca y ente autónomo, autárquico e interjurisdiccional) para construir los nueve o diez reservorios para retener el agua y evitar desbordes", dijo a este diario el ingeniero Gerardo Burdisso, docente de las asignaturas Gestión de Cuencas y Represas Hidroeléctricas de la carrera de Ingeniería Civil de la UTN Buenos Aires. "La única solución es el desarrollo de los embalses y frenar la ocupación de tierras. Los municipios hacen esfuerzos para canalizar las inundaciones de lo que viene a ser la cuenca dentro de la ciudad, pero en el margen requiere de otro tipo de infraestructura que escapa al municipio", remarcó.

Según detalló el especialista, la región Metropolitana tiene tres áreas críticas: Matanza-Riachuelo, río Reconquista y la cuenca del Luján. En todos los casos, en la parte baja y media. Las tres comparten problemas similares: problemas de ocupación del suelo, ya sea por urbanizaciones formales o informales: en algunos casos con countries o barrios cerrados, y en otros con asentamientos más marginales. Y todas con distinto grado de desarrollo en cuanto a la planificación de las soluciones.

"En la cuenca Matanza, la gente por necesidad de suelo fue ocupando las márgenes de los ríos, y es gente que viene sufriendo inundaciones recurrentes. Es un proceso que lleva 40 años. Pero hay que frenar la ocupación, ya sea formal o informal, porque agrava la situación", advirtió el ingeniero.

"Lo que sucede cuando llueve de forma intensa y sostenida en la cuenca media y alta, aguas arriba de la autopista Riccheri, es que cuando esa agua baja se produce el desborde, dependiendo de la magnitud de las precipitaciones. El río desborda, y se agrava si hay sudestada. La pendiente es suave y el escurrimiento es lento, al agua le cuesta salir, y el Río de la Plata al elevar su nivel genera más inundación. Todo el proceso es conocido, ha habido diversos planes, y actualmente esta vigente el plan de drenaje hídrico de Acumar", detalló.

El plan contempla la construcción de reservorios, que son piletones inmensos, en la cuenca media y alta con la finalidad de retener el agua de lluvia y que no desborde el cauce del río Matanza. "Un método moderno de retención y tratamiento de inundaciones es este, en vez de obras para sacar el agua, se hacen obras para retenerla, que, además, son menos costosas", explicó Burdisso.

Sin embargo, el ingeniero remarcó que "nada de esto se resuelve en una gestión. Es un proceso que implica fuertes inversiones y que tiene que ser sostenido durante varias administraciones. Pero además, el tema no es sólo la infraestructura sino la ocupación de suelo. Décadas de ocupación indiscriminada. Hay que preservar áreas naturales, que no sean urbanizadas ni formal ni informalmente. Porque podés hacer un country con terraplenes y salvarte de la inundación, pero el problema lo termina teniendo el que está al lado".

Por otra parte, las obras serán fundamentales porque, según explicó Burdisso, "hay una tendencia que se ve estadísticamente de más recurrencia de eventos críticos. Una tendencia macro que indica que la cuenca del Plata va a tener en las próximas décadas más agua".