No hay gira mágica, celular de los abuelos ni acto en la 9 de Julio que puedan levantar a quien ya es cadáver político. El gran interrogante es con qué plan económico, se supone que distinto al del macrismo, se puede revertir la crisis en la que estamos. En ese sentido, ubicar al modelo Vaca Muerta como el motor del desarrollo nacional es un alerta rojo. Y esa definición estratégica la ha hecho el propio Alberto.

En lo económico, la extracción masiva de recursos para exportación presenta una alta diferencia entre los ingresos de las corporaciones y lo que realmente “queda” en el país. Esto se agrava por la provincialización del reparto las regalías, los privilegios fiscales y la libre disponibilidad por las multinacionales.

En el plano ambiental, la creciente dependencia del uso de hidrocarburos significa aumentar la emisión de gases de efecto invernadero, el riesgo de contaminar napas de agua y amplios territorios e incluso la proliferación de sismos, como ya se demostró en los EE.UU.

A nivel laboral, con la reforma del convenio de Petroleros, Vaca Muerta permitió flexibilizar condiciones de trabajo, recortar derechos y exponer al personal a ritmos brutales. ¿El saldo? Casi cien obreros muertos desde que funciona el yacimiento, incluidos nueve en lo que va del año. Además, al considerar a Vaca Muerta “zona estratégica”, se la puso bajo custodia de Gendarmería. O sea, represión al servicio de la entrega.

Este combo de saqueo, contaminación y precarización no estaría indicando precisamente un rumbo de desarrollo nacional independiente. De la mano de las corporaciones y el FMI no hay soberanía política, independencia económica ni justicia social posibles. Ya Grecia ayer y Ecuador hoy lo demostraron de sobra. Es por eso que desde el FIT-Unidad postulamos un modelo alternativo a partir de la ruptura con las recetas del FMI y el no pago de la deuda externa, madre de todos los ajustes. Ese ahorro debe ir a las prioridades sociales. Nuestra propuesta es recuperar los bienes comunes, sin megaminería ni agronegocio, estatizarlos bajo control social al igual que las privatizadas de servicios y reconvertir la matriz energética y productiva del país apostando a energías limpias y renovables. También nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales y abaratar el crédito, prohibir los despidos, aumentar los salarios y jubilaciones, y por supuesto legalizar el derecho al aborto.

De cara a los tiempos que se vienen, y siendo la izquierda el único espacio desde el cual levantamos un programa por cambios de fondo, invitamos a fortalecerla en las calles y también en el Congreso y las Legislaturas.

Dirigente del MST y candidato a legislador porteño (FIT-Unidad)