Por el torrente de músicas propias y ajenas que animaron la vida cultural y social de la Argentina corrieron muchas obras que de distintas maneras el olvido fue amontonando. Hace varios años que Lucio Bruno Videla se dedica a recuperar esas páginas traspapeladas, a partir del trabajo que realiza desde el Instituto de Investigación en Etnomusicología de la Ciudad de Buenos Aires. Hoy miércoles a las 20, en el Auditorio Nacional del CCK, el director e investigador estará al frente de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, con un programa que además mostrar hallzgos, dará cuenta de una genealogía musical argentina. 

Se escucharán obras de Ricardo Blamey Lafone, Juan Carlos Paz, Constantino Gaito y José María Castro, además del estreno de Pequeñas variaciones sobre un batuque, para percusionista y orquesta, de Pablo Luodet, con la participación de Gabriel Said como solista. “También habrá otro estreno importante en el programa. Se trata de dos obras de Blamey Lafone, que nunca antes se tocaron en la Argentina”, acota Bruno Videla al comenzar la charla con Página/12.

“Blamey Lafone fue en algún momento el compositor argentino más tocado en el mundo, después de Alberto Ginastera. Su música resulta ser más conocida en Europa que acá”, asegura Bruno Videla. Blamey Lafone nació en 1877 en Inglaterra, de padre inglés y madre argentina. Su tío fue Samuel Alejandro Lafone Quevedo, industrial minero, arqueólogo, etnógrafo y lingüista que en 1860 se estableció en Catamarca, cerca de Andalgalá, donde el niño Ricardo pasó parte de la infancia con su familia. Más tarde, además de estudiar Derecho, comenzó en Buenos Aires su formación musical con Ernesto Drangosch y con Constantino Gaito. La completó en la Real Academia de Música de Inglaterra, país al que regresó en 1926 como Agregado Comercial de la Embajada Argentina, para ser luego Asesor Jurídico Honorario y en 1943 Consejero Financiero. “Ya en los años ‘30, sus obras tuvieron grabaciones comerciales en Europa y su música se tocó en Londres, Alemania, Escocia y Escandinavia, incluso en Viena. En Buenos Aires, desde la década del ’40 que no se toca una obra suya”, agrega el director e investigador.

Del compositor arraigado en Catamarca, el programa de la Filiberto incluirá “Acis y Galatea”, un momento del ballet La mascarada del amor, de 1945, y “Chacarera” de Escenas Catamarqueñas. “Su lenguaje musical es muy elaborado y tiene la impronta de una gran orquestador”, señala Bruno Videla. “El corpus de su obra está muy fragmentado. Se sabe que compuso un poema sinfónico llamado Patria hermosa y que había comenzado a escribir una ópera ambientada en la época de Rosas, pero se perdieron. Cuando decidió regresar desde Inglaterra a la Argentina definitivamente, murió en el viaje, en un accidente aéreo. Es posible que algunas de sus obras se hayan perdido en el accidente. De todas maneras, varios manuscritos suyos están en la biblioteca del Teatro Colón y de a poco las vamos editando y estrenando”, agrega.

“Más allá de mostrar la música de Blamey Lafone, la idea de este concierto tiene que ver con un proyecto más amplio de recuperar el patrimonio argentino de música académica”, continua Bruno Videla. “El año pasado surgió la colaboración con la Filiberto, que este año se consolidó con un programa dedicado a fragmentos de óperas argentinas recuperadas que hicimos en mayo y ahora con este programa de música instrumental”, destaca el director.

“En este sentido, el programa que ofreceremos se llama ‘Rtimos y danzas’, y refleja un amplio abanico de formas y estilos. Desde las distintas expresiones del modernismo que expresan Juan Carlos Paz y José Martía Castro. La Obertura Op.19 de Paz es un continuo rítmico, con marcas stravisnkianas y empleo de la politonalidad. De Castro haremos una suite de piezas instrumentales de La otra voz, un monodrama sobre argumento de Jorge de Obieta, uno de los hijos de Macedonio Fernández, que se estrenó en el Colón en 1954”, explica.

“También es significativo que propongamos un estreno”, continua Bruno Videla. La obra de Loudet, escrita para percusión y orquesta fue especialmente compuesta para la Filiberto, es decir para una formación poco común y características especiales. “Loudet explota muy bien las posibilidades instrumentales que dan los bandoneones, el charango. Su obra se sustenta en diálogos entre el solista y la orquesta a partir de ritmos populares. Se escuchan elementos de milonga, de landó, de candombe, con un set del solista muy variado, que por ejemplo en el foxtrot emplea la tradicional tabla de lavar y en el landó una quijada de burro”.

El concierto terminará con la suite Danzas americanas, de Constantino Gaito, una obra de puro cuño nacionalista. “Haremos cuatro de las seis danzas originales de la suite, que salen de distintas obras escénicas de Gaito, como las óperas Lázaro, La sangre de las guitarras y Ollantay, o el ballet La flor del irupé, que fue el primer ballet de temática nacionalista en la Argentina”, explica el director. “Gaito fue maestro de Blamey Lafone y de Paz, y creo que también de José María Castro. Es decir, tres de los compositores principales del programa tuvieron el mismo maestro; sin embargo, cada uno desarrolló su propio estilo. Eso habla muy bien del poder creativo de estos compositores y de la libertad que les daba su maestro”.