El 17 de septiembre Marcos Galperin publicó un tweet “Democratizando los servicios financieros. @pagosdigitales para todos/as”. Una vendedora de bombas rellenas, tiene el código QR, que permite pagar cualquier consumo desde el celular, a través de la plataforma Mercado Pago. Por un lado, está el contenido del mensaje, es decir lo escrito, por otro, la imagen que acompaña al tweet. Y por detrás el meta mensaje. El sentido común socialmente construido podría decir “¡Qué bueno, una persona que es pobre puede vender sus productos, puede desarrollar su negocio!”. El pensamiento crítico podría decir "¿Hay una democratización de los servicios financieros?". Mercado Pago lo puede utilizar mucha gente". La cuestión es si la democratización se logra a partir de que más gente utilice una app, o si la inclusión financiera tiene que abordarse de una forma más integral, a partir de una inclusión social, laboral, y de desarrollo humano, con lo que implicaría que la utilización de una app es el último paso. Toda comunicación es política. Lo que nos está diciendo una de las empresas más importante de la Argentina, es que la democratización financiera que quieren y aceptan es esta. Desde su perspectiva una persona vendiendo comida en el subte sería la inclusión. En una nota publicada en este diario, el 22 de septiembre, Paula Canelo, explica el triunfo de un modelo aspiracional de sociedad. La democratización se explica a partir de que la vendedora tiene su propio negocio donde puede utilizar la herramienta financiera. No depende de nadie, ni del Estado, ni de un empleador. Esta construcción hegemónica, que como tal es aceptada por vastos sectores de la sociedad, y es transversal a ella, implica que no importa la calidad del trabajo, la cantidad de horas trabajadas, sus derechos laborales, y si le alcanza a esa persona para vivir dignamente. El tweet de Marcos Galperin sintetiza los valores dominantes de la sociedad aspiracional. Con tal efectividad, que los sectores populares, los principales perjudicados por ese modelo, los defienden como propios. No solo hay un alcance hegemónico, también una amplia legitimidad en el plano simbólico- comunicacional. El tweet pasó desapercibido. Pido disculpas si alguien dijo algo sobre el mismo. La cuestión es que no hubo memes, ni críticas, ni viralización, no ocupó espacios en los medios. Solo una nota del diario El Cronista, que acorde a su línea editorial, lo aborda desde una cuestión económica financiera, y la competencia de Mercado Libre y los bancos. No se produjo, en términos de comunicación política, un escándalo, que hubiera implicado cierta deslegitimidad social sobre la empresa. Esto no sucedió porque el marco político mediático en el que estamos, acepta este tipo de prácticas. El cuidado animal, del medio ambiente, la igualdad de género son agendas sensibles. Es importante que así sean. Las personalidades públicas, más allá de su posición ideológica, al momento de comunicar deben estar atentos a las agendas sensibles mencionadas. La pérdida de derechos laborales no tiene el mismo tratamiento. En el marco de los valores de una sociedad aspiracional, es positivo el esfuerzo individual expresado en un trabajo en el subte. Hay un proceso histórico comunicacional, con su racionalidad y prácticas, que ubica al derecho laboral por fuera de la agenda sensible. Los sindicatos son asociados a la corrupción y los paros son cosas de vagos. Mercado Libre publicó una solicitado el domingo 13 de octubre donde habla de resiliencia y su última publicidad institucional dice “Lo mejor está llegando”.

* Politólogo y docente