“El verdadero cambio se va a dar cuando nos involucremos más y dejamos de caretearla tanto; el desconocimiento es cómodo, es una zona de confort que no sirve”, enfatizó la baterista y cantante Andrea Álvarez, en alusión al oficio de los músicos y sus derechos. “A veces pienso que soy independiente porque no me quedó otra, pero es una elección. Hay algo que no tiene precio y es la libertad y la autonomía”, sostuvo Álvarez en el marco de la inauguración de la nueva sede de la Unión de Músicxs Independientes (UMI), ubicada en Bartolomé Mitre 1670. El evento, además de celebrar el nuevo espacio, sirvió como una jornada de reflexión sobre el estado de situación de los creadores musicales y funcionó como marco ideal para reconocer a artistas que aportaron a la lucha colectiva del gremio.

Tras un recorrido de 18 años de construcción colectiva, la UMI encontró un espacio que le permitirá concretar otros proyectos más allá asesoramientos, cursos y charlas. “Hicimos un convenio de cooperación con el centro creativo El Obrador para utilizar el auditorio, la radio y un estudio de grabación que están armando, un montón de cosas que hace mucho tiempo queríamos hacer pero por una cuestión de espacio no podíamos”, le explicó a Página/12 Juan Ignacio Vázquez, presidente de la UMI. Frente a un auditorio lleno de artistas, la organización entregó reconocimientos a músicos y músicas que son referentes de la autogestión y la independencia: Andrea Álvarez, Celeste Carballo, Willy Quiroga, Eterna Inocencia y Sergio Dawi. “Proyectos colectivos como estos, que se sostienen en el tiempo, ayudan para seguir adelante, porque en el mundo hay una inconciencia brutal”, dijo el saxofonista redondo.

La cantante y ex vicepresidenta del Inami, Celsa Mel Gowland, fue distinguida, en tanto, con el Premio Ética a la Acción por “su aporte desinteresado” en el proceso de gestación de la Ley de la Música y ahora con la Ley de Cupo Femenino en Festivales. “Yo no nací autogestiva, pero gracias a la experiencia de MÏA (Músicos Independientes Asociados) y personas como ‘Donvi’ Vitale encontré el placer de ser autónoma”, introdujo Gowland y puntualizó: “Y la UMI nos formó como músicos comprometidos y ‘despomelizados’. Nos enseñó sobre la autogestión y cuáles eran nuestros derechos. Y ahora vamos por la Ley de Cupo para que haya más espacios y escenarios”.

Para Vázquez, el aporte central de la UMI tiene que ver con una idea clave: “Para los problemas individuales la respuesta es colectiva”. “Y dejar de pensar que los músicos solo nos tenemos que ocupar de hacer música y dejar en otras manos todo lo que tiene que ver con nuestros derechos. El músico independiente tiene que saber cómo es el proceso de producción de su obra. Y la UMI lo que hizo fue mostrar que juntarnos e intercambiar información podía ser virtuoso”, remató. Antes del brindis final, la cantautora Cam Beszkin regaló una versión libre de “Duerme negrito” y Edu Schmidt desató el coro colectivo con “El fantasma”, de su antigua banda Árbol.