La voz de la madre prepara el oído de su hijo para lo que vendrá: “Conde Niño por amores/ es niño y pasó la mar;/ va a dar agua a su caballo/ las mañanas de San Juan”. El poeta Raúl Cristián Aguirre recuerda que la escritora Hebe Monges –su madre- le recitaba poemas del romancero viejo español antes de dormir. Los poemas de su padre, Raúl Gustavo Aguirre (1927-1983), creador de la emblemática revista Poesía Buenos Aires y traductor de Rimbaud y Apollinaire, fueron como una brújula en la selva de la vida. “La poesía es tan necesaria y tan sanadora que un mundo sin poesía es inconcebible”, confiesa el autor de A Sívori se lo comieron los escorpiones (Ediciones en danza) y Mamá y otros poemas (Caro Kann), que estrenará este sábado a las 19 Poesía, ¿estás ahí?, con entrada libre y gratuita en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (Libertador 8151), un espectáculo dirigido por Rudy Chernicof en el que, además de los poemas propios y de sus padres, circularán versos de Nicanor Parra, Enrique Lihn, Pablo Neruda, Juan Gelman, Oliverio Girondo y Charles Bukowski, entre otros.

El espectáculo, que el propio Aguirre define como un “stand up sentado”, intenta acercar la poesía a los que no la leen porque creen que es difícil de entender. “La poesía me ha acompañado siempre y quiero divulgarla porque me da mucha rabia que se diga que la poesía no vende; que los libros de poesía son para regalar”, dice el poeta que desde 1988 vive en Barcelona, donde estudió teatro con Boris Rotenstein, dirigió la revista subterránea Caro Kann y condujo un programa radial de entrevistas Vos y yo. “El título del espectáculo tiene una referencia en la pregunta que se hizo Adrián Paenza cuando publicó Matemática, ¿estás ahí?, porque él acerca la matemática a la gente. Me subí a esa idea de Paenza para decir: Poesía, ¿estás ahí? La poesía está en todos lados; es cuestión de abrir los ojos”, plantea Aguirre (Buenos Aires, 1964) y aclara que en este “stand up sentado”, estrenado en Barcelona en junio de este año, no hay música. “Yo quiero hacer un espectáculo con la palabra desnuda”, agrega el poeta.

--¿Es una mochila pesada ser el hijo de Raúl Gustavo Aguirre y Hebe Monges?

--No, al contrario. Yo soy hijo, nieto y bisnieto de literatos. Yo soy de la cuarta generación y a veces digo que soy un poeta de cuarta (risas). Esa herencia es magnífica, más que pesar es un lujo, un regalo. La poesía de mi padre me ha acompañado muchísimo toda mi vida: un dilema ético que pude haber tenido me lo resuelve un poema de mi padre. Más que pesarme es una guía, una ayuda.

--¿Te negaste a seguir el “destino” poético de tu familia?

--No. La poesía no tiene que ser algo impuesto; porque mi padre escribe, escribo yo también. Cuando murió mamá, enseguida escribí unos poemas; fue una especie de exorcismo, una catarsis fantástica, un homenaje, una forma de seguir dialogando con ella. Los sentimientos y las emociones me empujan a escribir poesía; pero no siempre. Cuando pasa es muy lindo, sobre todo cuando llega el momento en que, como decía Borges, escribís al dictado y no sos muy consciente de lo que estás escribiendo porque es algo que te llega. Esos son los mejores poemas. Son buenos porque en realidad no los escribí yo, sino que me llegaron de algún lado. En el show hago “Hebe decide dar a luz (poema conjetural)”, que lo escribí como si lo escribiera mi madre, después de que ella murió.

--¿Qué estrategias ayudan a divulgar la poesía?

--El espectáculo es parte de la batalla de hacer llegar la poesía a la gente. Esa es la intención. La gente consume poesía en las letras de las canciones; pero ahí tenés de todo, desde letras bellísimas que son poemas hasta basura. El gran problema de la poesía es que es un género que no admite medias tintas: un poema es sublime o una bazofia. Si en la escuela te enseñan una poesía en la que cada dos minutos tenés que ir al diccionario porque no entendés las palabras, ese poema no te va a llegar. Un poema te llega cuando sentís que habla de vos. Mi padre decía que estaba bien que la poesía no se vendiera porque de esa forma se mantenía pura, no se prostituía y no la afectaba el mercantilismo. Pero yo aspiro a que este tipo de iniciativas como Poesía, ¿estás ahí? ayude a que la gente se acerque un poquito más y se dé cuenta de que en realidad le gusta la poesía.

--¿Qué aleja a las personas de la poesía?

--Hay una poesía que habla de la poesía y es demasiado abstracta. Cuando la poesía habla del amor, de la muerte, de las cosas que te pasan, llega. La poesía para el intelectual, para el entendido, no llega a la gente. La poesía ayuda a vivir, a resistir, a encontrarte. La poesía te dice cosas de vos mismo que ni vos mismo sabés. La poesía es el hijo de los ciegos que ve. Los sufíes dicen que cuando mirás un árbol y ves un árbol en realidad no has visto el árbol. Cuando mirás el árbol y ves un milagro, entonces has visto el árbol.