Cualquier actividad deportiva no sólo proporciona salud, vitalidad y la posibilidad de integrar a quienes compiten en un equipo. Además de sostener la ilusión por alcanzar un momento de gloria, también logra mantener encendido el motor de la memoria. Al menos así lo entendió Ferro Carril Oeste, que, tal como hizo Banfield semanas atrás, reconoció este viernes a sus 16 socios desaparecidos durante la última dictadura militar, con la entrega de carnets a familiares y amigos. Pero en este caso el simbólico acto tuvo una novedad: la colocación de baldosas con sus nombres en la entrada al estadio, lo que convirtió al club de Caballito en pionero a la hora de hacer un homenaje de estas características. Participaron Delia Giovanola, de Abuelas de Plaza de Mayo, y Mirta Baravalle, cofundadora de Madres y Abuelas, entre otras destacadas personalidades.

"Ferro no olvida": con estas palabras del Colectivo Caballito por la Memoria, empezó otro valioso acto en contra del olvido. Después de que Banfield lo hizo en septiembre pasado con sus "once de memoria", iniciativa saludada por la AFA con una carta en la que el titular Claudio Tapia se comprometió a "impulsar y apoyar toda acción similar" en otras instituciones, Ferro se convirtió en el segundo club que restituyó la condición de socio a sus víctimas del terrorismo de Estado. En este caso fueron 16 socios y socias. Las dos entidades, además de coincidir en el color verde que caracteriza sus casacas, forman parte de la Coordinadora de Derechos Humanos del fútbol argentino.

Así las cosas, Nora Grittini, Sergio Tula, María Cristina Mazzuchelli, Eduardo Vega, Ester Bizzanelli, Eduardo Testa, Jorge Perón Vizcay, Roberto Cristina, Luis Giménez D'Imperio, María Luz Vega, Sergio Kacs, Rubén Kriscautzky, Eduardo Leguizamón, Luis Arcuschin, Alicia Pistani y Eleonora Cristina fueron reintegrados a sus padrones. Y siguen estando presentes.

"Este es un acto de reparación de memoria histórica en nuestro club, donde 16 socios y socias que tenían sueños, proyectos, historia, amores y una esperanza de país justo, forman tristemente parte de los 30.000 que nos faltan a todos; son parte de la familia del club Ferro Carril Oeste y nos los arrancaron", expresó el titular de la Subcomisión de Derechos Humanos de Ferro, Mariano Vignozzi, quien mencionó que "entre las víctimas hubo una campeona de voley y un joven futbolista que llegó a hacer las inferiores en el club". "Para esos socios ir al club significaba la alegría de juntarse para hacer deporte, pasar el rato hablando, riendo, quizás algún amor o compartir proyectos colectivos", explicó con viva emoción.

"Esto que hizo Banfield y ahora replica Ferro son semillas que se sembraron y se entrelazarán para hacer una gran resistencia al olvido", sostuvo a su turno Claudio Morresi, ex secretario de Deportes, quien añadió: "Estamos orgullosos de nuestros familiares y felices de estar acá. Créanme que ellos también lo estarían de nosotros".

Luego de la entrega de carnets a familiares y amigos, la noche sobre la avenida Avellaneda se iluminaba con esos dieciséis rostros en blanco y negro estampados en un mural a un lado de la entrada de Ferro. El lugar en el que se sabe que fueron felices y compartieron vivencias.