La noche del 10 de noviembre de 1976, la patota de Feced allanó tres casas de una misma familia en Rosario. Los Labrador vinieron de España y llevaban más de 25 años viviendo en la ciudad cuando la última dictadura cívico militar se cobró parte de sus vidas. Esa madrugada mataron a Víctor y Palmiro Labrador y a Edith Graciela Koatz. Dos meses antes, en septiembre, se habían llevado a Miguel Ángel Labrador, de 25 años, que sigue desaparecido.
Este domingo, a 43 años de los hechos, sus familiares organizaron una actividad bajo el nombre "Baldosa por la Memoria". Se trata de un homenaje frente a la última casa donde vivieron antes de la masacre. Será a las 11 en pasaje Sarandí 3080 (paralelo a Corrientes, entre Gaboto y Amenabar). Habrá música en vivo, lectura de poesía y palabras de familiares y amigos de los militantes.
El caso de la familia Labrador fue la primera denuncia contra los represores argentinos ante el juez Baltasar Garzón en España. Formó parte de la estrategia de justicia universal. Entre 1996 y 1997 se iniciaron juicios por los asesinatos y desapariciones de 297 españoles durante la dictadura argentina.
Esperanza y Víctor Labrador tuvieron cuatro hijos: Manuela, Palmiro, Tomás y Miguel Ángel. Vinieron a Rosario en 1950, tuvieron su propia fábrica de calzados y les fue bien, toda la familia trabajó ahí. Palmiro también estudió, se recibió de químico auxiliar. Unos años antes de la dictadura, Tomás falleció electrocutado en la fábrica.