En el fútbol, los chiches tienen diferentes cotizaciones. Un lujito para salir jugando en el área propia vale un aplauso sonoro para el lúdico desfachatado si la cosa sale bien o una puteada en arameo para la madre del canchero indolente si sale mal. Se recuerda que en un partido contra Bosnia, en el Mundial de Brasil, Marcos Rojo tiró una sorprendente rabona en el área propia desbaratando un ataque a fondo de dos delanteros rivales. "Mi viejo que jugaba fenómeno al fútbol siempre tiraba rabonas y yo le demostré que hasta en un Mundial se pueden hacer", dijo después en una explicación que los llamados románticos aprecian ("porque después de todo el fútbol no es más que un juego") y los denominados pragmáticos desprecian ("porque lo único que importa es ser efectivo").

En el comienzo del partido contra Brasil Foyth intentó pisar una pelota en el área propia, la perdió y la jugada derivó en un penal en contra. El lateral argentino recibió entonces la inesperada bendición del brasileño Jesús que pateó el penal como el diablo y la tiró afuera. Cuando se cerró el partido con el 1 a 0 a favor de Argentina pocos se acordaban de Foyth. El pibe se tiene confianza, es hábil con la pelota en los pies y no está mal que se la juegue, pero si le pasa en un Mundial y lo embocan, no lo salva ni Dios. Hubo otra jugada en el segundo tiempo en la que De Paul sobre un lateral tiró un innecesario caño cuando tenía compañeros desmarcados a quienes entregarles la pelota, le robaron el balón y casi llega un gol de Brasil. Se llevó una catarata de insultos.

Pero en el partido también se anotaron algunos gestos técnicos que dan cuenta de cierta soltura de los futbolistas para intentar algunas fantasías. Scaloni no le debe reprochar nunca a Ocampos que haga eso de pisar la pelota con una pie y en el mismo movimientos moverla con el taco del otro para desacomodar a un rival. Lo hizo tres veces en el partido y dos de las tres le salieron redonditas. Hay buena técnica en los jugadores argentinos. Más allá de Messi (que hizo tres o cuatro jugadas de las de su repertorio) son varios los que en algunos pasajes del encuentro se mostraron sin ataduras, confiados para intentar un esquive en el mano a mano o tirarla larga y pasar entre dos. Como suele decirse ahora hay muchos futbolistas de buen pie. Lo bueno es que tienen margen para demostrarlo.

Argentina está lejos de ser un gran equipo, le falta tiempo de trabajo, debe aceitar movimientos ofensivos y defensivos, pero tiene a Messi que genera contagio y buena madera. Se transita por un buen camino. Y una victoria contra un grande como Brasil siempre ayuda.