Hace un cuarto de siglo, la Argentina, al igual que el resto del mundo, era rotundamente diferente a lo que es hoy. En medio de la ruidosa euforia menemista, Daniel Melero publicó Travesti, el álbum que lo consagró como cantautor, tras ponerse a prueba en ese rubro con el hit “Trátame suavemente”. “Creo que nunca pensé en el contexto que necesitaba para hacer un disco. Sencillamente, lo hice”, asegura el artista, quien recreará el repertorio de su icónico trabajo hoy las 21 en el ND Teatro (Paraguay 918), por única vez y a propósito de su reedición en vinilo.

“Nada me ha impedido, salvo mis propias limitaciones internas, hacer discos que me parecían que eran importante mostrarle a la gente”, dice Melero. Si bien el concepto de ese trabajo giraba en torno al travestismo, lo que significaba un escándalo para la época, incluso la identidad de género evolucionó. “Volviendo a mirar la situación de haberlo hecho, estoy muy alegre. Ser libre es distinto a ejercer tu libertad. La libertad le pone límites al ser libre, y yo prefiero ser esto último”. 

-Si tuvieras que volver a hacer ese disco en esta época, ¿elegirías nuevamente el travestismo?

-El concepto mismo del disco tenía ciertos criterios de diversidad que son aplicable a reclamos que finalmente fueron atendidos por la sociedad. Desde el punto de vista humano, me parece que se pierde mucho tiempo debatiendo con gente que no quiere que las personas sean su propia construcción sino una construcción de la sociedad. En cierto sentido, la palabra era peyorativa, aunque eso no impedía que hubiera un montón de travestismo. Siempre consideré que todos somos mutantes y trans, y en el medio de ese juego me gustaba tratar a las canciones de esa manera.

-Considerando el imaginario de modernidad y vanguardia que sigue girando en torno a vos, sorprende que en esta ocasión te comportaras de forma retrospectiva. ¿Por qué decidiste celebrar los 25 años de Travesti?

-El mismo hecho de nunca haber querido hacer ese tipo de cosas hace que alguna vez me interese hacerlo. Lo convierte en una excepción muy detallada, táctica y estratégicamente. Al mismo tiempo, el disco se puede escuchar en cualquier plataforma musical, al igual que en las redes y YouTube, pero no existe más como objeto sólido. Salió en CD y está descontinuado desde hace muchos años. Es más, no tenía los derechos del disco y junto con mi manager, que fue el diseñador de esta idea, fuimos a conversar con quien los posee. Nos los dio casi riéndose de lo ilusos que éramos de emprender esta idea porque iba a ser inviable o no iba a funcionar. Y la verdad es que por suerte no nos equivocamos.

-¿Cuándo comenzaron a diseñar el aniversario?

-Desde el año pasado lo estábamos pensando. A partir del aniversario de mi disco Conga, surgió el chiste entre los amigos de “30 años de Conga”. Ahí mi manager se dio cuenta de que se iba a cumplir 25 años de Travesti. Al volver a escucharlo me dieron ganas de mostrarlo muy parecido a cómo fue porque nunca lo presentamos en vivo. En esa etapa sólo estaba haciendo discos en estudios. Entre 1992 y 1994 sé que hice más de 24. Además de los míos, trabajé con Soda Stereo, con Gustavo Cerati y con la escena del rock sónico. Cuando volví a hacer shows, empecé a tocar canciones de ese repertorio. Es muy lindo verlo de manera revisionista. Hay un lugar de la historia que si no la señalás pareciera que comenzó ahora. Es muy interesante detenerse a observar para atrás porque encontrás cosas que puedan servir. Pero, paralelamente, sigo con actividades muy actuales.

-Se trata también del álbum que te acercó a la veta de artista de corte popular. ¿A qué se debió que te arrimaras hasta ese lugar?

-Jugué a travestirme casi en lo opuesto de lo que supuestamente era. A pesar de ser un disco que tiene muchos procedimientos de tecno y hip hop, su discurso está armado con una guitarra acústica. Aunque cumple 25 años, dinásticamente tiene raíces en música que había ocurrido antes. De alguna manera, hay un recuerdo ahí que es de casi medio siglo de música.

-Travesti apareció justo cuando te habías convertido en uno de los gurúes de la música electrónica argentina. ¿Por qué pateaste el tablero, y apuntaste hacia la canción?

-Cuando edito algo es porque creo que tengo algo interesante para decir sobre ese momento. Yo era más reaccionario de cada disco que hacía. Trataba de elaborar una idea que se le opusiera y que resultara interesante. Si bien hoy mi evolución es más fractal, siempre me interesaron los opuestos conviviendo sin conflicto.

-Siempre acudiste a los teclados y la tecnología para hacer canciones, pero acá el instrumento central fue la guitarra. ¿Desde cuándo la tocas?

-Es el primer instrumento que además supe tocar mal. Toco la guitarra, que es la misma que tengo desde 18 años, durante todo el disco. Y lo disfruto mucho. Aunque toco de forma elemental, lo hago con mis torpezas, que es mi estilo.

-¿Cuál fue la primera canción que surgió?

-Probablemente fue “Quiero estar entre tus cosas” o “Resfriada”. Pero el disco lo proyecté muchísimo. Fue el último en el que llevé, conceptualmente, todo el armado al estudio. Sabía la letra de todos los temas, sabías cómo iban a ser. Tenía una cantidad de elementos programados en un sampler, y sobre eso hubo montajes de músicos.

De los partícipes de ese material, que se grabó durante varios meses de 1994 y se encuentra conformado por 11 canciones, Diego Tuñón, integrante de Babasónicos, y Carca serán los únicos se subirán al escenario a lo largo del recital. “Diego me recordó el otro día que era muy concreto lo que yo quería en el estudio”, comparte Melero, quien junto al tecladista del grupo liderado por Adrián Dárgelos lleva adelante uno de sus proyectos de 2019: La ruta del Opio. “A cada invitado lo llamé para que haga de él mismo. Luego quedó eso montado de distintas formas en las canciones. Aparte de ellos dos, estuvieron Gabo Manelli (el fallecido bajista de Babasónicos), Gabriel Guerrisi de Los Bruijos, Carlos Cutaia, que toca el piano en dos temas, y Carola Bony. La lista es larga. Era una especie de seleccionado para ese disco. Hasta eso estaba diseñado”. 

-"Heriste" es una canción con una clara impronta a John Lennon. ¿Eso fue adrede?

-La escribí cuando estaba mezclando Conga en Nueva York y gira en torno a “Jealous Guy”, de Lennon, de la misma forma que “Resfriada” trabaja la idea de “Laura va”, de Almendra. Aunque en vez de ser melancólica se parece más al carácter de "She’s Living Home", de los Beatles. Muchas veces las canciones son nuevas respuestas a los problemas de siempre.

-¿Travesti es un disco de canciones enamoradas?

-Es más bien romántico, pero tiene bastantes aspectos dramáticos. Lo que sí tiene son soluciones que llenan de vida a las situaciones. Si puedo decir de manera sencilla lo que pretendo, lo hago. Si bien me atraen las ideas complejas, prefiero dividirlas de forma simple y lograr la complejidad en eso. Se trata de canciones, no de un libro de filosofía. No creo que estar enamorado necesariamente te inspire. Mucha gente hizo sus peores discos en ese estado. Desconfío de eso. No tengo un estado anímico muy estable, salvo que estoy casado desde hace 25 años con la misma persona. Debe ser la única vez que escribí una canción para alguien. Fue “Quiero estar entre tus cosas” y era para mi novia de ese entonces, que hoy es mi esposa.