La represión del gobierno de Iván Duque en Colombia, que ordenó el cierre total de las fronteras y desplegó un desproporcionado operativo de seguridad en las calles durante el paro nacional , dejó un saldo de tres personas muertas. El ministro de Defensa, Carlos Trujillo, confirmó que los fallecimientos ocurrieron durante las protestas en Buenaventura y en Candelaria, ambos municipios del departamento Valle de Cauca, en el oeste del país. De acuerdo al funcionario, los heridos fueron 148 militares, 122 civiles y tres policías.

En medio de las denuncias por los excesos de las fuerzas de seguridad, el ministro intentó minimizar su accionar, a pesar de que confirmó que las muertes fueron “resultado de confrontación entre los vándalos y la fuerza pública”. El ministro aseguró que los fallecidos en Buenaventura, principal puerto de Colombia sobre el Pacífico, murieron en medio de "una intención de saqueo" la noche del jueves a un centro comercial al que la fuerza pública "acudió a hacerle frente".

"Fuerza pública acudió a hacer frente siendo objeto de acciones violentas. Como resultado de la confrontación se produjo la muerte de dos personas y resultó herido un intendente de la Policía Nacional", detalló el funcionario, citado por medios locales sobre el segundo episodio.

El diario local Semana advirtió ayer que al menos 20 estudiantes fueron detenidos por la Policía cuando intentaban llegar al aeropuerto internacional de Bogotá. Las fuerzas lanzaron bombas de estruendo para impedir su paso, a pesar de que los jóvenes reclamaban pacíficamente su paso arrodillados con las manos en alto.

La respuesta de Duque a los reclamos

Las centrales obreras habían convocado la protesta el mes pasado, en rechazo de un «paquetazo» que dicen “causarán fuerte impacto económico y social en los trabajadores”. Entre las medidas, se espera que se elimine el fondo estatal de pensiones, se aumente la edad de jubilación y se contrate a los jóvenes con salarios inferiores al mínimo, entre otras. Otra causa del descontento surge por el asesinato de numerosos líderes sociales de zonas rurales, así como del incumplimiento de parte de los acuerdos de paz firmados en La Habana.

Los manifestantes esperaban que Duque escuchara sus reclamos, pero algunos sintieron que fueron ignorados por el mandatario. En su balance de la jornada, el presidente reconoció que la marcha fue, en su mayoría, pacífica, y separó a los “vándalos” del grupo de los manifestantes. Sin embargo, no se refirió en concreto a ninguno de los reclamos que hicieron los manifestantes.

"Hoy hablaron los colombianos, los estamos escuchando. El diálogo social ha sido la bandera principal de este gobierno, debemos profundizarlo con todos los sectores de nuestra sociedad", subrayó.

Pero los convocantes del paro no lo sintieron así. "Se equivocó el gobierno diciendo que no había razones, se equivocó el gobierno diciendo que esto era una marcha de violentos y anarquistas, tal como también lo expresó el partido de gobierno y su jefe Álvaro Uribe Vélez", opinaron luego desde el Comité Nacional de Paro, en un comunicado en el que calificaron a la huelga general de "histórica" por ser una "expresión de inconformidad y rebeldía desarrollada de forma pacífica" que el Gobierno deberá asimilar.