Desde que Evo Morales fue depuesto y Jeanine Añez se autoproclamó como presidente interina, los bolivianos salieron a la calle para resistir al gobierno de facto, que respondió con más represión. Ayer, los ciudadanos bolivianos se congregaron en Senkata, sede de la masacre más sangrienta de los últimos días, para condenar los balazos de las fuerzas de seguridad contra los ferétros de sus compañeros. Un día antes, en La Paz, también hubo manifestaciones de mujeres con Whipala en mano, que fueron disueltas a puro gas lacrimógeno. El fotógrafo argentino Pablo Añeli registró ambas represiones.
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