El viernes por la tarde manifestantes distribuidos a lo largo de más de tres cuadras marcharon con whipalas y banderas tricolor por el centro de la localidad Belén de Escobar, en el conurbano bonaerense, para protestar en contra del golpe de Estado en Bolivia. A la convocatoria, que culminó en el anfiteatro que se encuentra atrás de la estación de tren, llegaron el Movimiento de Trabajadores Desocupados, la Corriente Clasista y Combativa, Patria Grande, el Partido Obrero, Barrios de Pie, comunidades indígenas de la zona, agrupaciones culturales y sobre todo gran cantidad de integrantes de la colectividad boliviana local. “Evo no está solo, carajo”, era una de las consignas coreadas y también “La whipala se respeta”.

Escobar no es cualquier lugar. Allí habita buena parte de la colectividad boliviana del Gran Buenos Aires, que mayormente se dedica a la producción y venta de frutas y verduras, en la zona del histórico barrio Lambertuchi. Por eso en julio pasado Evo Morales, de visita en la Argentina, eligió esa ciudad para juntarse con sus compatriotas antes de las elecciones que lo consagraron por tercera vez como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. En esa ocasión, en el escenario junto a Evo estaba Clementina Huaranca, quien preside la Asociación de Mujeres Bolivianas Unidas de Escobar, que ayer cerró la marcha luego de un arduo de día de peregrinaciones para lograr aumentar la denuncia y difusión sobre los horrores que está produciendo la flamante dictadura boliviana.

“Hoy vengo a expresar mi enojo por todo lo que está pasando en Bolivia, por el imperialismo que viene a adueñarse de nuestra riqueza, a matar a nuestros hermanos bolivianos”, expresaba en el escenario Luis Alejandro Rocha, un joven comerciante boliviano de Escobar. “Fuera (Carlos) Mesa, fuera (Luis Fernando) Camacho, fuera de nuestro país, dejen de matar gente”, gritaba emocionado.

A su turno, Abel, un pequeño horticultor de la zona denunciaba a los “imperialistas vendepatria” que están desangrando a Bolivia. Y un compañero a continuación pedía “que Evo Morales vuelva, que esté nuevamente en nuestro país, necesitamos de él allá en Bolivia, porque ahora se está cayendo todo lo que se logró por culpa de esta derecha que viene por nuestro gas, por nuestro litio, por nuestros derechos”.

El mismo viernes por la mañana, pero en la ciudad de Buenos Aires, se realizó una conferencia de prensa en la sede de Madres de Plaza de Mayo, encabezada por Hebe de Bonafini, junto a Daniel Segovia, presidente del Consejo Nacional de Política Indígena de Bolivia, y Víctor Alonzo Gutiérrez Flores, diputado de ese país. Los representantes bolivianos anunciaron que se habían presentado en los tribunales de Comodoro Py donde realizaron una denuncia formal por los delitos de lesa humanidad que se están cometiendo en su país bajo el mando de la presidenta de facto Jeanine Áñez. En el documento presentado ante la Justicia argentina se pide que se investigue sobre las más de treinta personas asesinadas, los más de ochocientos heridos y por una cantidad todavía indefinida de personas desaparecidas. En la conferencia estuvieron presentes varias de las integrantes de la Asociación de Mujeres Bolivianas Unidas de Escobar, quienes regresaron a tiempo al conurbano para poder participar de la marcha. “Estamos luchando desde muy temprano, haciendo denuncias internacionales por los derechos humanos, en eso estamos caminando”, anunció ya entrada la noche Clementina Huaranca ante la muchedumbre reunida en la plaza de Escobar. Luego continuó parte de su alocución en quechua, y finalmente pidió “luchar por el proceso de cambio, por el hermano Evo Morales, indio como nosotros, campesino como nosotros”.

La comunidad escobarense está organizando una nueva manifestación para los próximos días, cuando seguramente concurra a esa localidad algún integrante en el exilio del depuesto gobierno boliviano.