Los resultados de las elecciones nacionales obligan a pensar -de lo que mucho se ha hablado- sobre el control de los medios y el control de las mentes como una relación inevitable. Lo cierto es que las intenciones de dominación no siempre logran los resultados buscados. Del control de medios al control de mentes hay una gran distancia. No se puede dejar de considerar la influencia de los elementos sociales, culturales y religiosos. Decía Ignacio Ramonet, el famoso catedrático de la teoría de la comunicación, que “el problema no está en decir que la televisión no manipula; el problema está en saber cómo manipula; y esto no es tan evidente.” Por eso es importante, en nuestra búsqueda por comprender la comunicación en esta nueva etapa ¿cuál es la gravitación que los medios de comunicación tienen en la vida de la sociedad y en las personas? Y a partir de allí indagar sobre qué nuevas formas de comunicación requiere esta sociedad.

Es importante reafirmar la importancia de comprender la comunicación a partir de su práctica y no tanto de su teoría, puesto que esa práctica es mucho más amplia que el mundo de los medios masivos y, además, porque la tensión global-local toma una dimensión mucho más dinámica y compleja no siempre reconocida. No se trata de caer en relativismos y pensar que los medios pueden ser reducidos a simples herramientas instrumentales, como tampoco atribuirles el papel todopoderoso que los medios tienden a endilgarse. La experiencia demuestra, como hemos visto, que no siempre logran los efectos que procuran, que no tienen todo el control de la información que dicen tener y no reproducen los valores que pretenden insuflar en la gente. Jesús Martín-Barbero insiste en pasar de los “medios a las mediaciones”, que es necesario rever por completo el análisis del proceso de la comunicación pero desde el punto de vista de quienes la reciben, las resistencias que oponen, las apropiacionesque hacen en su uso.

De muchas maneras la sociedad occidental ha tendido a modelar a la gente a fin de adaptarla a su modelo, utilizando, guardando las distancias, el método de la cama de Procustro. Este bandido de la mitología griega, asaltaba a los viajeros y los tendía en un lecho de hierro al que los adaptaba estirando sus miembros o cortándoselos. Es un ejemplo atroz. Pero ¿no es también atroz que el molde sea más importante que la persona? No se puede negar a la gente su propio trasfondo social, cultural y religioso. No puede ser de otra manera.

En este cambio de época, para superar una mentada grieta,hay que estar conscientes de esa visión, porque en el encuentro con otro, otras visiones son igualmente importantes. La comunicación es posible cuando se reconoce al otro desde su propio contexto. El respeto por el otro no es sólo un punto de partida de todo proceso de comunicación, sino de una genuina actitud de toda comunicación humana. De otra manera, se estará obnubilado para reconocer siquiera que hay otros mundos. Aquellos a quienes se dirige serán sólo personas potenciales hasta tanto no reciban y acepten su particular visión del mundo. Hay que empezar por reclamar que, sin más demora, se ofrezca un camino de restitución a lo que ha sido esta quebrantada democracia, que se aliente al pueblo carenciado a trabajar juntos por un nuevo día de justicia.

Como alguna vez reflexionaba Umberto Eco:”Erase una vez los mass-media. Eran malos, como se sabe. y erase un culpable.Y estaban las voces virtuosas que les acusaban de sus crímenes. Y el arte (¡Ah, por fortuna!) que ofrecía alternativas a quienes no era prisioneros de los media. Bien, todo ha terminado. Hay que volver a preguntarse qué es lo que sucede desde el principio”.

* Comunicador social. Ex-Presidente de la Asoc. Mundial para la Comunicación Cristiana