El cambio de gobierno nacional genera expectativas entre los organismos de derechos humanos. Los colectivos de sobrevivientes y familiares de víctimas de la última dictadura guardan la esperanza de que la gestión de Alberto Fernández, que estrena funciones el próximo 10 de diciembre, reimpulse o reencauce aquello que creció con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, desde la anulación de las leyes de impunidad, y Cambiemos paralizó o redefinió. En ese marco, les integrantes de la Asociación Sobrevivientes, Familiares y Compañerxs de Campo de Mayo pidieron una reunión al presidente electo. “Queremos que se visibilice Campo de Mayo, un lugar emblemático del terrorismo de Estado de la última dictadura y está ahí, oculto, sin difusión casi”, explicó la presidenta de la organización, Iris Avellaneda. “Queremos que se rejerarquicen los derechos humanos”, añadió. Entre otras cosas, solicitarán a Fernández que derogue el decreto con el que Mauricio Macri habilitó la conversión de Campo de Mayo en un parque nacional.

“Lo que se debe hacer en Campo de Mayo es un sitio de memoria, no un parque nacional”, indicó Avellaneda, quien fue secuestrada junto a su hijo, Floreal Avellaneda, y mantenida cautiva en El Campito, uno de los cuatro centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo. Ella sobrevivió; el “negrito”, su hijo, no.

La agrupación que dirige es uno de los tantos organismos de derechos humanos que repudió la intenciones de Macri de convertir en esa guarnición militar, de miles de hectáreas, en un parque nacional sin ninguna perspectiva de preservación de la zona como escenario de crímenes de lesa humanidad. El presidente dio a conocer su plan para Campo de Mayo durante la apertura del año legislativo en 2018 y lo concretó a través de un decreto en noviembre de ese año, que firmó junto al ministro de Defensa, Oscar Aguad, y al de Medio Ambiente, Sergio Bergman. La evaluación de la iniciativa por parte del Parlamento fue nula. El diálogo con sobrevivientes y familiares de víctimas de los centros clandestinos que funcionaron en ese predio, también.

“La intención de Macri fue habilitar sus posibilidades de armar negocios allí, de llenarse los bolsillos, pero ¿con qué derechos? Queremos que el próximo presidente deshaga esta determinación, que se visibilice Campo de Mayo como lo que fue, un lugar donde se torturó, se secuestró y se asesinó, se robó bebés, que se convierta en un espacio de memoria”, indicó Avellaneda.

Además de la derogación del decreto 1056/18, los familiares y sobrevivientes de violaciones a los derechos humanos en Campo de Mayo le pedirán al presidente electo que haga con el lugar lo que Néstor Kirchner hizo con la ex Escuela de Mecánica de la Armada. “Queremos que sea visibilizado y convertido en un espacio de memoria para que los sobrevivientes podamos hacer algo, difundir lo que sucedió allí al resto de la comunidad. Está muy tapadito”, continuó la madre del Negrito Avellaneda.

Si bien aún no obtuvieron respuesta de parte del próximo jefe de Estado ni de su equipo, confían en que “él nos va a poder ayudar a que Campo de Mayo sea de todos y no de uno o dos que quieren llenarse los bolsillos”, puntualizó Avellaneda. “La comisión --completó-- está esperanzada porque con Cristina y Néstor se pudo hacer mucho por los derechos humanos. Creemos que el nuevo presidente retomará el camino.”

En septiembre pasado, y después de varios años de insistencia, finalmente pudieron señalizar El Campito, uno de los centros clandestinos que funcionaron en el predio por donde, se calcula, pasaron cerca de cinco mil víctimas de la última dictadura y sobrevivieron menos de cien. Los otros fueron Las Casitas, el hospital Militar, que funcionó como maternidad clandestina, y la pista de aterrizaje de dónde, testimonios aseguran, remontaron vuelos de la muerte.

“La señalización fue exigida por nosotros, pero es insuficiente. Pedimos permiso para señalizar e ingresar a los otros centros clandestinos. Sabemos que Las Casitas, por ejemplo, fueron tiradas abajo en 1979, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitó el país. Ahí hoy funcionan oficinas actualmente ocupadas por el Ejército. Es vital que empecemos a trabajar la memoria allí”.