La gran ficción fue muchas veces también una condena para la diversidad sexual en forma de papeles secundarios, esos que adornan la narración pero que nunca son el corazón de los relatos. La historia del cine más industrial es también la historia de personajes-adorno, de gays, lesbianas, bisexuales y trans con destino de rol menor, en un segundo plano, que aunque sean personajes dignos (hay que decir que en gran parte no lo fueron), tienen una relevancia muy relativa. Podemos adorarles igual, construirles altares profanos, idolatrarles, pero tendremos que poner nuestro propio sentimiento y pasión desde afuera, porque dentro de esas ficciones no tuvieron el lugar que merecían. Las cosas están cambiando, claro, muy de a poco, y la mayoría de las buenas excepciones vienen del cine independiente. 

La noche de las nerds, aunque parece una película muy industrial, es una producción independiente para el estándar de Hollywood. Y por eso hace algo excepcional, que parece la venganza definitiva de los roles secundarios. Las protagonistas de esta historia son Amy y Molly, dos amigas que están terminando el secundario, ambas son modelos de dedicación al estudio, mejores alumnas que pasaron toda su adolescencia encerradas haciendo los deberes, sin desviarse de su misión de ser las más aplicadas. Nada de fiestas, ni salidas, ni vaguear con amigues. Son dos tragas, socialmente torpes. Pero la última noche antes de la graduación piensan ponerse al día, vivir una fiesta como si fuesen las mil y una noches de joda que se perdieron. Lo que sucede es una comedia fiestera, un subgénero que ya tiene muchos exponentes (tal vez el mejor ejemplo sea Proyecto X) pero aquí hay un punto de vista que termina con la mejor torta de fiesta.

El porno y la candidez

Los artilugios de la comedias adolescentes de enredo en esta película están del lado de una de las protagonistas, Amy (Kaitlyn Dever), quien es abiertamente lesbiana y desea a una skater sobretatuada con una sonrisa magnética. La película no solo expone el deseo de Amy, sino que nos hace seguir su pulso, entenderlo, sin sobreexplicaciones, sino asumiendo su punto de vista, el de la traga enamorada. Desde el primer baile en la puerta de su casa, en el encuentro con su mejor amiga Molly, la película hace un tour por los sentimientos de ambas, pero la búsqueda más destacada es la de Amy, la que llega a las últimas consecuencias, la que tiene una gama de sentimientos bien narrados. La película apuesta fuerte a la lesboaventura, dejando en segundo puesto a la búsqueda hetero de Molly. Tal vez haya una identificación primaria de la actriz y directora Olivia Wilde, que debuta con esta ópera prima, con el relato de Amy y su búsqueda del debut amoroso y sexual, y por eso se juegan tantos sentimientos en esa búsqueda. Sin embargo, no parece como una estrategia deliberada, pareciera que ambas están niveladas como protagonistas, pero un desvío sentimental desequilibra todo para el lado les. Con Amy nos ilusionamos, nos decepcionamos, nos equivocamos, nos sorprendemos. Con Amy nos sacamos el vestido y nos tiramos a la pileta por deseo, nadamos bajo el agua buscando el cuerpo y la sonrisa que nos encandila. Amy es la profundidad, es nuestra noche boca arriba. Es la esperanza y el nihilismo, es el porno y la candidez, el beso violento y el agujero equivocado, es la ternura y es el vómito. Amy es nuestro plan y nuestro descontrol, es la trama y su revés. Ella es la alegría, el drama y el tortazo. Y no hay Amy sin Kaitlyn Dever, una de las actrices más potentes desde hace prácticamente una década, cuando aún era niña y fue nominada al Premio de Artista Joven por su actuación en la gran película Malas enseñanzas con Cameron Diaz. Su rol de Amy en La noche de las nerds es un paso gigante en su carrera, y ya le valió el premio “Estrella Femenina del Mañana” en el CinemaCon, compartido con Beanie Feldstein, su compañera en la película que interpreta a Molly.

La noche de los nerds tendrá una función especial en el Festival Asterisco, el viernes 6 de diciembre a las 24, en Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415) y también tendrá un estreno limitado en distintas salas comerciales.