Según dio a conocer la Fundación El Libro, Horacio González será el encargado de abrir la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el año próximo. Se trata de un lugar que se otorga cada año a una figura intelectual de relevancia de la escena nacional, reconocida y respetada como tal. En este caso, a la sazón exdirector de la Biblioteca Nacional, pero sobre todo uno de los pensadores que marcaron la vida académica, intelectual y política argentina de las últimas décadas. Desde su tribuna de pensamiento a mano, Twitter, el actual secretario de Cultura Pablo Avelluto salió a reprender a las autoridades de la Fundación el Libro por la decisión que tomaron, en uso de su derecho como institución autónoma: "Horacio González, el que recibió la Biblioteca Nacional con 350 empleados y la entregó con 1100. El que pide una 'valoración positiva' de la guerrilla de los '70. Otro papelón de la Feria del Libro. Qué pena", levantó el dedo virtual. 

Resulta cuanto menos curioso que el funcionario saliente que pronuncia la acusación, sea el mismo que en la última inauguración de esta feria fuera públicamente repudiado por muchos de los presentes durante su exposición. Le reclamaban su papel, en aquel contexto, enumerando logros nimios para el sector, mientras las cifras duras de la Cámara Argentina del Libro ponían en evidencia la crisis severa que atravesaba la industria editorial , la falta de apoyo y hasta las trabas que interpuso el Estado en estos últimos años. En aquel incómodo momento, el secretario optó por fingir demencia y seguir leyendo la enumeración, no sin cierta carga de sorna, fingiendo desoir los silbidos y abucheos, y no ver a quienes se daban vuelta para expresar que le daban la espalda a su alrededor. Algo similar a lo que hizo durante su gestión.  

Hay otro dato llamativo en la idea de que "recibir" una institución pública cultural con determinada cantidad de empleados, y "entregarla" con un mayor plantel, sea un dato negativo en sí mismo. Lo profiere quien, amén de su trayectoria como vaciador serial en el sector privado (los trabajadores de El Gráfico lo recuerdan con gran cariño, por ejemplo), se jactó de haber tenido el "coraje de despedir 1600 empleados" en el área a su cargo. Los resultados de gestión no muestran dato alguno de la "eficiencia" blandida como excusa para el ajuste. Eso sí: el gobierno que integra se encargó de garantizar sus puestitos por cinco años más, vía decreto , a todos los empleados jerárquicos que entraron en los últimos años al Estado. La grasa trans militante puede dormir tranquila. 

Otro dato de color: se supo que ya el año pasado González había sido la figura elegida en un principio para la célebre apertura de la feria; los integrantes de la comisión se lo fueron a comunicar y todo. Y aunque luego se hayan aducido razones de forma para cambiar entonces de candidato, se supo también que el reemplazo tuvo que ver con la "sugerencia" de algunos auspiciantes, como el gobierno que integra el funcionario. Que está tan ocupado haciendo gestión en Twitter, que no tomó nota del cambio de aire.