Faltan 10 días para que asuman los nuevos diputados pero ni el Frente de Todos ni Cambiemos tienen certeza de la cantidad de legisladores con el que contarán a partir del diez de diciembre. Lo cierto es que ambos bloques dominarán el escenario de la Cámara baja y como tal el número de integrantes es vital a la hora de construir mayorías tanto para alcanzar el quórum como para aprobar las leyes que el gobierno de Alberto Fernández enviará apenas asuma y que pretende que se debatan durante el inminente verano. 

Si el Frente de Todos logra construir, como ocurrió en el Senado, una sola bancada oficialista que integre a todas las fuerzas que respaldaron a les Fernández, contaría de arranque con 120 diputados propios y se convertiría en la primera minoría. De todas formas estará obligado a negociar para sumar voluntades entre los escasos bloques que sobrevivieron a la polarización para alcanzar el quórum que representan 129 diputados. En tanto, Cambiemos que busca hacerse fuerte como oposición, contaba hasta el último viernes con 119 diputados propios, pero en medio de las disputas de los radicales ya sufrió la deserción de 2 aliados. También hay expectativas sobre si el sector disidente del PRO armará o no su propio espacio (aún dentro de Cambiemos) pero con un postura menos beligerante con el futuro Gobierno.

El próximo 4 de diciembre será la jura de los diputados electos y de los eventuales reemplazos de quienes renuncien a sus bancas para ocupar algun cargo ministerial. La sesión preparatoria también definirá las nuevas autoridades de la Cámara baja. Por ahora lo seguro es la presidencia del cuerpo que estará a cargo de Sergio Massa. La vicepresidencia primera que le corresponde a la segunda minoría será para un hombre del radical Alfredo Cornejo. Todo lo demás está a confirmarse.

Casi no hay dudas de que Máximo Kirchner presidirá la bancada oficialista unificada luego de que el nombre de Agustín Rossi comenzó a tallar fuerte para ocupar la cartera de Defensa. El bloque oficialista contaría en principio con 120 diputados. Allí convivirán los que llegan a la boleta del Frente de Todos, incluida una gran cantidad de aliados de distintas fuerzas políticas y sociales; quienes continúan sus mandatos del FpV-PJ, la mayoría de los que integraban el Bloque Justicialista y el Frente Renovador. A ellos habrá que sumar –como sucedió en el Senado— a los 7 diputados del santiagueño Frente Cívico y 3 del misionero Frente de la Concordia, aunque en el oficialismo de la provincia mesopotámica hay algunas divergencias sobre su integración. Máximo ya anunció que el reparto en las comisiones se hará en base a paridad de género.

Por ahora, no serían parte de la bancada oficialista los 3 peronistas puntanos, que dividen lealtades entre Alberto y Adolfo Rodríguez Saá. Aunque en la Cámara alta, la senadora María Eugenia Catalfamo –alineada con Alberto—se incorporó al futuro bloque oficialista.

Las dudas están puestas en los reemplazos de quienes renuncian a su banca para ocupar otros puestos. No sería una dificultad entre los que reemplazarán a Axel Kicillof  y Alejandra Rodenas (electa vicegobernadora de Santa Fe). El tema más complejo se presenta con dos futuros ministros, como Felipe Solá y Daniel Arroyo, que llegaron a la Cámara baja en la lista del Frente Renovador. Sus reemplazos serían Liliana Schwindt y el duhaldista Jorge Sarghini. Ambos podrían sumarse al FdT, aunque al mismo tiempo son tentados para incorporarse a Consenso Federal que dirige Graciela Camaño e integrado por 7 diputados que respaldaron la candidatura presidencial de Roberto Lavagna.

El panorama tampoco es certero para Juntos por el Cambio. Antes que el futuro oficialismo lograra unificar fuerzas en el Congreso, Cambiemos se perfilaba para ser la primera minoría en la Cámara baja. Tras las elecciones de octubre, el interbloque opositor (incluido aliados) reunía 119 diputados. Once bancas más de las 108 que ostentó como oficialismo.

Pero las disputadas internas proliferaron en Cambiemos antes de su regreso al llano. En medio de múltiples discusiones, desde Cambiemos confirmaron las versiones de la deserción de 2 diputados que hasta ahora tributaban a su filas. Uno es el santacruceño Antonio Carambia (PRO), hermano del intendente de Las Heras. La otra es una aliada peronista de Tucumán, Beatriz Luisa Avila, que integra el monobloque Partido por la Justicia Social. Ambos con mandato hasta 2021 y más predispuestos a colaborar con el futuro oficialismo. Pero los rumores de otras deserciones acecha al ahora interbloque de Juntos por el Cambio. Por ahora las peleas intestinas se daban dentro de la UCR y el PRO. Además de una discusión pendiente, entre los socios mayoritarios por la conducción del interbloque.

El miércoles por la noche, tras varios vaivenes, los líderes radicales con aspiraciones presidenciales en 2023, Gerardo Morales y Cornejo sellaron un acuerdo en medio de la disputa en la Cámara baja. Mario Negri, alineado con Morales y con el respaldo de la mayoría de los diputados, continuaría al frente del bloque. Cornejo lo secundaría y mantendría la conducción del Comité Nacional de la UCR. Otro hombre del mendocino sería ungido como vicepresidente primero de la Cámara baja. Pero no todos salieron conformes: los diputados que responden al porteño, Emiliano Yacobitti, se retiraron de la reunión disgustados con los lugares que le asignaron en el reparto de roles.

El PRO ya tiene definido que el saliente ministro de seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, presidirá la bancada. Mientras que el sector disidente que responde a Emilio Monzó define si conformará o no un bloque propio dentro de Juntos por el Cambio.

Pero aún quedan cosas por definir. Los radicales se aferran a la idea de conducir el interbloque, aunque no son mayoría entre sus pares: la UCR cuenta con 44 diputados y el PRO con 50, si no hay más deserciones. Allí, la fuerza minoritaria, la Coalición Cívica (con 15 diputados propios) inclinaría la balanza.