A principios de noviembre representantes de treinta mil trabajadores y trabajadoras de la salud nucleados en Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FeSProSa) eligieron una nueva conducción. De 39 integrantes, 25 somos mujeres. Y por primera vez la presidencia recayó en una mujer. Tengo 52 años, soy rosarina, mamá, bioquímica y feminista. Hace doce años era una trabajadora más del Hospital Provincial de mi ciudad. Nunca había militado ni gremial ni partidariamente. La hematología era mi pasión y la volcaba en la salud pública.

Hasta que estalló la lucha de las y los autoconvocados. Me sentí parte sin proponérmelo, reclamando por los bajos salarios, la precarización, los problemas edilicios y de insumos que aquejaban al sector público de salud. Por primera vez me di cuenta que mi dedicación, esfuerzo y vínculo con lxs pacientes tenían un contenido social y de derechos. Fue en medio de esa lucha que levanté la mirada, comprendí lo colectivo y sentí que hacía falta algo más. Los viejos sindicatos nos dieron la espalda.

Decidimos entonces organizar algo nuevo. Un sindicato plural, democrático, conducido por las bases como el movimiento que nos dio origen, y con esa determinación organizamos el gremio provincial SiPrUs, que conduje hasta diciembre 2018, convirtiéndose en el gremio mayoritario y más representativo de profesionales de salud pública en Santa Fe. Nos integramos en la Federación, que acompañó este proceso, y comenzamos a trabajar con sindicatos de origen similar de todas las provincias del país. Una experiencia potente y de increíble apertura.

Mis compañerxs me eligieron para conducir la Federación. Orgullo y emoción sentir a todas las mujeres en mí. Pensé en lo difícil que suele ser el mundo sindical para nosotras y en cómo nos cuesta a la mayoría acceder a cargos de decisión. También pensé en el acoso, la desvalorización en ese reino del que muchos hombres se creyeron dueños. En FeSProSa no nos hizo falta una cláusula de cupo femenino en el estatuto, en nuestra lista el 64 % somos mujeres y, muchas de nosotras, cabezas y líderes de los sindicatos base de la Federación.

¿Cómo hacer para no reproducir los métodos patriarcales tan arraigados en el sindicalismo? ¿Cómo romper los modelos históricos que nos rebelan? Un gran desafío será avanzar en un debate teniendo como mira los derechos de las mujeres, las disidencias y la defensa de la salud pública. La lucha de las mujeres es una realidad y somos parte. Para construir nuestra propia agenda, avanzar en derechos laborales, familiares, de disfrute sin culpas, por un mundo del trabajo libre de violencias y acoso.

Estoy orgullosa de que mi sindicato de base y mi ciudad estén al frente de la legalización del aborto. Con la aplicación amplia del protocolo de ILE, se logró en Rosario eliminar la mortalidad materna desde 2012. Pero el país es diverso. Un gran desafío para mí será avanzar en un debate teniendo como mira los derechos de las mujeres y la defensa de la salud pública.

Estamos en un contexto complejo. Las elecciones del 27 de octubre pusieron un punto final al gobierno neoliberal de ceos que vulneró derechos de muchxs y profundizó privilegios para pocos. Estos factores de poder económico siguen en pie y presionarán para conservar sus privilegios. Lxs dirigentes sindicales no estamos para domesticar a nuestros representadxs sino para ser sus voces y defender sus derechos. Debemos seguir en las calles para defender los intereses populares de manera amplia y plural.

En las fotos de las reuniones sindicales solemos ser una sola o ninguna. Somos pocas en lugares de máxima responsabilidad. Tenemos que apoyarnos entre todas para seguir deconstruyendo el patriarcado y para seguir construyendo sororidad. Es el camino necesario para hacer una sociedad mejor.

 

*Bioquímica, presidenta electa de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FeSProsa) y secretaria general del Sindicato de Profesionales Universitarios de la Sanidad de Santa Fe (SiPrUS).