Las negociaciones con los fondos de inversión y organismos multilaterales que concentrarán los esfuerzos del gobierno de Alberto Fernández durante sus primeros meses al frente de la Casa Rosada estarán encabezadas por el economista Martín Guzmán, quien asumirá al frente del Ministerio de Economía. Los lineamientos de sus propuestas fueron presentados por el investigador a fines de noviembre durante una conferencia organizada en Suiza por la agencia para el desarrollo económico de la ONU: reducir a cero los pagos de intereses y capital de la deuda entre 2020 y 2021 con el objetivo de recuperar margen de maniobra para volver a crecer y así garantizar la capacidad de repago a los acreedores. Los parámetros para el diálogo con el Fondo Monetario Internacional, el principal acreedor individual del país, esbozados por Guzmán fueron apropiados por el mandatario electo cuando aseguró que no solicitaría más recursos del prestamista.
El trabajo que asumirá el economista formado en la Universidad Nacional de La Plata estará concentrado en alcanzar un acuerdo con los distintos grupos de acreedores cuyo funcionamiento y dinámicas conoce por su trabajo académico en Estados Unidos. El encargado de renegociar la deuda vive en ese país hace más de una década cuando llegó para iniciar su doctorado. Un año antes de finalizar la tesis en Brown University, Guzmán fue invitado por la Sociedad Internacional de Economía para comentar públicamente una investigación de Joseph Stiglitz. A partir de ese momento, el economista argentino y Stiglitz mantuvieron el contacto hasta que el ganador del Premio Nobel lo convocó a sumarse a su equipo en la escuela de negocios de la Universidad de Columbia.
Desde entonces trabajan juntos, desarrollando modelos macroeconómicos alternativos a la fallida teoría dominante para explicar las crisis. Guzmán fue uno de los expertos internacionales más involucrados en el diseño y redacción de los nueve principios básicos para las reestructuraciones de deuda soberana, diseñados para bloquear el accionar carroñero de los fondos buitres que fueron aprobados en 2015 por la Asamblea General de las ONU.
“Argentina será el próximo gran test para el actual (no-)sistema de resolución de crisis de deuda soberana”, indicó Guzmán a través de Twitter hace dos semanas antes de presentar su propuesta académica para abordar la crisis de deuda que dejará el gobierno de Mauricio Macri. El economista platense advierte que las reestructuraciones de la deuda suelen llegar “demasiado tarde, ofrecen muy poco alivio y llevan a más angustia y, finalmente, a otro incumplimiento”.
Sus propuestas económicas
“¿Será funcional el sistema esta vez a resolver la crisis en tiempo y forma?”, se pregunta el investigador. Como posible camino plantea el reperfilamiento con tenedores de bonos privados, que implique dejar de pagar deuda durante 2020 y 2021. Además, converger al superávit fiscal primario y a una balanza comercial consistente “a una velocidad que no cree efectos macroeconómicos desestabilizadores”. Asimismo, durante su presentación recomendó dejar de recibir lo que resta de desembolsos del préstamo récord con el FMI. Agregó, además, que la fecha límite para lograr una reconfiguración exitosa es el mes de marzo próximo.
Guzmán cuestionó la política económica por las distintas capas geológicas de funcionarios de Cambiemos desde el comienzo de la gestión y sus principales advertencias estuvieron siempre enfocadas sobre el vertiginoso ciclo endeudamiento externo. “Es insostenible. Si no cambian, esta historia puede terminar mal”, expresó el experto en temas de deuda pública, crisis financieras y defaults en una entrevista con PáginaI12 publicada a mediados de 2017 días después de que el Ministerio de Finanzas colocó un bono a cien años de plazo. “La probabilidad de encontrarnos con una deuda insostenible es alta. El Gobierno no ha definido una visión del desarrollo adecuada para las necesidades que enfrenta Argentina. Necesitamos un esquema de políticas sostenibles que garantice la creación de empleos a salarios decentes en todos los estratos sociales, y esto no se va a dar solo”, anticipó Guzmán dieciocho meses atrás cuando formar parte de un futuro gobierno era sólo un anhelo.
Comenzó a regar esa ambición hace varios años a través de cursos organizados por Gestar, el Instituto de Estudios y Formación Política del Partido Justicialista. Las charlas dirigidas a la militancia sobre deuda y desarrollo se convirtieron a lo largo de los últimos meses en encuentros de alto nivel. El nuevo presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el gobernador tucumano, Juan Manzur, y el flamante ministro Matías Kulfas, son apenas algunos de los nombres con los que tuvo contactos, según él mismo comentó a finales de octubre durante una entrevista radial, apenas dos días después de la victoria de Fernández.
A partir de ese momento su nombre comenzó a mencionarse entre economistas y políticos como participante de una carrera que, durante toda la campaña, tuvo al ex secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, como único contendiente. Aunque el vínculo entre el presidente electo y Guzmán es escaso en comparación con la relación que el presidente electo Fernández mantiene con otros exponentes del equipo económico, el joven economista de 37 años ha sido destacado por Fernández en encuentros que mantuvo con referentes de distintos espacios políticos, incluso desde antes de encabezar la carrera presidencial del Frente de Todos. El acercamiento se aceleró en noviembre cuando Guzmán estrechó el diálogo con Kulfas pero, como sucedió con muchos funcionarios, la convocatoria formal para que el platense se sume al gobierno llegó apenas unos días atrás.