“Allí donde se queman libros, se acaban quemando también seres humanos”. A casi dos siglos de esta frase del poeta alemán Heinrich Heine, la destrucción de libros continúa de un modo “menos” visible, en comparación con la quema de libros de los nazis o durante la dictadura cívico-militar. Los grandes grupos editoriales suelen destruir los ejemplares no vendidos –según explican- porque ocupan demasiado lugar y el espacio es dinero; hay que pagar el depósito y resulta “más barato" convertirlos en papel picado. Venderlos en las librerías de saldos, una segunda oportunidad, es una opción que suele ser descartada con dos argumentos: los libros saldados le bajan el precio a los nuevos y perjudican la imagen de la autora o autor. Los periodistas Jorge Bernárdez y Luciano di Vito –que intentan salvar al menos un puñado de libros de esta especie de “genocidio” naturalizado- vuelven a organizar la II Feria Autores y Bodegas en la Biblioteca Parque de la Estación (Perón y Gallo), el sábado 7 y domingo 8, de 14 a 20, con entrada libre y gratuita, auspiciada por el Ministerio de Cultura de la Ciudad. Para completar el clima amigable, varias bodegas ofrecerán degustaciones y sus propias ofertas.

Un grupo de autores se reúnen para llegar con sus libros a los lectores. Dos tardes de encuentros para comprar libros, degustar vinos y conocer a quienes escribieron los libros. La primera edición de esta feria se realizó en agosto pasado. “El clima que se generó en esa primera edición entre los autores que participaron, los lectores que se acercaron a comprar libros a precios bajos y la cantidad de amigos que vinieron nos hace pensar que hubo algo más que lo económico”, plantea Bernárdez, autor de Las aventuras de Perón en la tierra y El fin del periodismo, escritos junto a Luciano di Vito. “No renegamos de lo digital pero el clima fue analógico. Un encuentro para comprar libros de papel y saborear algunos vinos. Una especie de Parque Rivadavia o revivir cuando de adolescentes nos juntábamos a escuchar música”, compara Bernárdez y aclara que aunque la entrada es gratuita se pide a quienes concurran un pan dulce para donar a los comedores de la Fundación El Pobre de Asís.

Los autores que participarán de esta segunda edición son Carlos Ulanovsky con sus libros Días de radio (Vol. 1 y Vol. 2), Siete personajes en busca de un toc toc, Estamos en el aire y Paren las rotativas; Marina Abiuso con Amalita, la biografía; Luciano di Vito con Las aventuras de Perón en la tierra, El fin del periodismo y El arte de perder; Fernando García con Los ojos. Vida y pasión de Antonio Berni y Crimen y vanguardia; Agustina Larrea con Quién es la chica –escrito junto a Tomás Balmaceda-; Victoria Nasisi con Los besos no serán televisados; Sonia Renison con Ruta 40. Cinco mil doscientos kilómetros desde la Patagonia hasta el Norte Argentino; Emilio Ruchansky con Un mundo con drogas; Soledad Vallejos con Trimarco. La mujer que lucha por todas las mujeres y Vida de ricos. Costumbres y manías de argentinos con dinero; Alejandro Wall con ¡Academia, carajo! y El último Maradona. Cuando a Diego le cortaron las piernas; Liana Wenner con Nuestro Vinicius; Leo Bromberg con Tipo que…nada; Pablo Vinci con El salto del final; Gustavo Bedrossian con Decir silencios; Juan Manuel Bordón y Guido Carelli Lynch con Luna Park; y Eduardo Fabregat con Vicentico y Pequeños fracasos, entre otros.

Carlos Ulanovsky lanza una pregunta más que pertinente: ¿Por qué una editorial toma la decisión de sacarse de encima un libro que antes eligió y editó? “Porque no se vendió en la cantidad esperada, porque la vigencia o actualidad de su temática caducó, porque sus departamentos de venta consideran que ya tuvo el rodaje y la evolución máximas esperables", enumera el periodista. "Las editoriales toman varias decisiones con el propósito de que esos ejemplares dejen de ocupar lugar en sus bodegas. Tratan de resarcirse de ese costo a través de distintas modalidades: te mandan el libro a saldo, vale decir le ponen un precio vil y lo venden a salderos, que así se llama una amplia franja del mercado minorista, muy común en librerías de la calle Corrientes; te anuncian que el resto de la edición será destruido enviándolos a lo que podría llamarse el campo de concentración de los libros. Ese reciclado de papel debe tener un beneficio para las editoriales. Te ofrecen la posibilidad de devolución de los derechos de autor, que abre la posibilidad de ofrecerlo a otra editorial. A veces también ofrecen que te hagas cargo del remanente a un precio también bajo e incluso en ocasiones te dan los ejemplares sin cargo”.

Ulanovsky subraya que los autores viven la aparición de un libro con mucha ilusión “por el esfuerzo que nos costó hacerlo” y agrega que “gente muy desilusionada de los procedimientos de las editoriales idearon esta feria, muy del autor al lector y muy de precios más que amigables”. El periodista, que conduce Reunión cumbre los sábados a las 16 en la AM 750, reproduce un diálogo reciente que tuvo con una editorial con la que ha publicado varios libros, después de que se enteró que iban a destruir un par de títulos de su autoría:

-Che, que feo suena destrucción. ¿Por qué, mejor, no lo saldan?

-La editorial no tiene política de saldo.

-¿Y si lo donan a instituciones, escuelas o a bibliotecas populares?

-Tuvimos malas experiencias en ese sentido. Nos enteramos que, en varios casos, los terminan vendiendo.

-¿Y qué tendría de malo? De última, sería una forma de que el libro circule y que no termine en manos de una máquina descuartizadora.

¿La Feria Autores y Bodegas se articulará como una manera de evitar la destrucción de los libros? “No es nuestra intención y no parece que nadie esté dispuesto a ir más allá", confirma Bernárdez. "Las editoriales no tienen por qué pensar en otra cosa que editar libros y ganar plata haciendo eso. Si tener libros en el depósito además de ocupar espacio las hace gastar plata entendemos que no quieran tenerlos. Suena horrible y aunque lo explican con buena voluntad no deja de ser molesta la situación. Nosotros nos juntamos para que los lectores compren los libros baratos, los autores hagan circular su obra y nada más”.