El Malba acaba de inaugurar una antología retrospectiva del artista brasileño Ernesto Neto (Rio de Janeiro, 1964), que lleva por título Soplo y que funciona como una invitación a una placentera levedad, en el contexto denso y cargado de tensiones en Buenos Aires y el país, por la violencia y la brutalidad del gobierno que acaba de terminar. Al panorama de lo que empieza a aliviarse con el cambio de poder, suma su contribución una muestra como Soplo, que a su modo ayuda a sobrellevar en términos estéticos y simbólicos las consecuencias sobre la población de un gobierno saliente que (para tomar la expresión de Horacio Verbitsky) durante cuatro años realizó “experimentos sobre seres vivos”. El arte se presenta con notoria honestidad en un contexto donde la matriz de gestión estatal fue la mentira. Y en este sentido, es sintomático que el gobierno que acaba de ser despedido haya centrado su increíble balance de gestión en la cien veces repetida palabra “cimiento”. Allí habla de un modo elocuente el significante: sí-miento.

La levedad que trae Neto no excluye tensiones, porque las tiene, y de un modo constitutivo. Sin embargo en esta obra los materiales no se tensan para crispar sino para sostener, ofrecer contención y refugio, para reflexionar, generar participación, convivencia, juego y comunidad. Se trata de una obra que no solo ofrece ser penetrable y recorrible, sino que lo hace a partir de colores, formas, texturas y también sonidos (de tambores) y aromas (de especias).

El artista, formado en escultura en la Escola de Artes Visuais del Parque Lage en Rio de Janeiro, viene exhibiendo su trabajo desde los años 80. Y las obras más tempranas que aquí se exhiben datan de 1987.

Quien firma estas líneas pudo ver su obra a lo largo de los años en las bienales de San Pablo y Venecia, pero también fue exhibida en las de Lyon y Estambul. Sus trabajos forman parte de importantes museos y colecciones del mundo. En 2011 pudo verse en el Faena Art Center de Buenos Aires su instalación Hiper cultura locura en el vértigo del mundo, una inmensa estructura transitable realizada en crochet. Y en 2013, el Malba adquirió la obra Subvidivisões de um Relâmpago na Terra (de 2003) que pudo verse en el marco de la exposición Encuentros/Tensiones, Arte Latinoamericano contemporáneo, entre fines de 2013 y comienzos de 2014.

Las instalaciones de Ernesto Neto expanden la noción de escultura porque sus obras consisten en textiles y tejidos, licra y medias estiradas hasta el límite de su elasticidad, combinados con pesos de materias como arena. Así, sus obras exhiben en muchos casos núcleos múltiples en los que se combinan gravedad, tensión, equilibrio, levedad, transparencia, color, textura, solidez, fragilidad, flexibilidad, a los que se agregan las dimensiones olfativa y sonora.

En una instalación que el artista realizó hace treinta años, presenta lo que sería su poética futura. Así lo explica Jochen Volz, co-curador de la exposición y director de la Pinacoteca de San Pablo, institución organizadora de la exhibición y primera escala de esta muestra intinerante: “Copulônia (1989) es, en este sentido, uno de sus primeros trabajos claves. Muchos de los elementos que demostrarían la innovación del trabajo de Neto a lo largo de los años ya se manifestaban en Copulônia: la compresión sensible de la abstracción geométrica, el concepto de composición en múltiples partes en oposición a la escultura monolítica, el uso de formas lúdicas y, sobre todo, el uso de materiales textiles que se caracterizan por la elasticidad […]”.

La genealogía en la que Neto se inscribe es, la de Lygia Clark y Hélio Oiticica.

El uso que el artista hace de las medias le hubiera encantado a Roberto Arlt, que además de escritor había hecho experimentos en un pequeño taller que había montado en Lanús, para fabricar medias de mujer que no se rasgaran y duraran mucho tiempo. El escritor patentó su invento a mediados de los años treinta, como “sistema de galvanización de medias”.

Los cruces con Arlt continúan con la estadía de dos meses que el escritor pasó en Rio de Janeiro en 1930, y que está reunida en el libro Aguafuertes cariocas, donde el escritor describe admirablemente su descubrimiento de Brasil, que además fue su primera salida fuera de la Argentina. La serie de cuarenta aguafuertes escritas en Rio tiene traducciones publicadas en Brasil.

Volviendo a la exposición, como escribe Valéria Piccoli, curadora jefa de la Pinacoteca paulista y co-curadora de esta muestra: “Las obras de Neto se fueron tornando en algo parecido a organismos. Sus salientes y protuberancias se esparcen como tentáculos por el espacio. La membrana que las reviste se asemeja a piel. Sus estructuras exhalan olores, tienen orificios, texturas, entradas, se adaptan y se moldean según el ambiente como cualquier ser vivo; y son frágiles, como los cuerpos. La exposición Soplo se propone revisitar los últimos treinta años de la trayectoria artística de Ernesto Neto, reuniendo algunos de sus primeros trabajos de la década de 1980, como también obras recientes que demandan la participación activa del público de forma más directa”.

La exposición, que cuenta con un bello libro catálogo viene de la Pinacoteca de San Pablo y luego de la escala porteña seguirá hacia el Centro Cultural Palacio La Moneda, en Santiago, Chile.

* Hasta el 16 de febrero en el Malba, Figueroa Alcorta 3415. De jueves a lunes, de 12 a 20. Miércoles, de 12 a 21. Martes, cerrado. Entrada: $280; estudiantes, docentes y jubilados: $140. Los miércoles la entrada general es de $140 y los estudiantes, docentes y jubilados no pagan.