“Volvimos, y vamos a ser mujeres”, el lapsus del presidente Alberto Fernández al final de su discurso en la Plaza de Mayo no pasó desapercibido a nadie. De mujeres había hablado en su mensaje de asunción frente al Congreso. De cuidados, por primera vez en la historia convertido en tema de estado en boca de un presidente. De la desigualdad que deviene de ese trabajo no pago que llaman amor, y que en un 75% está en mano de mujeres. No fue magia: fue el movimiento de mujeres en las calles, discutiéndolo todo. En el público, la flamante ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta blandía feliz su brazo izquierdo con el pañuelo verde en la muñeca. Los feminismos, el ambientalismo, los movimientos sociales estuvieron presentes en las palabras inaugurales y aunque habrá que ver las políticas que se despliegan, las palabras forman realidades. La ministra del área, una “militante que trabaja de abogada”, tuvo en 2016 el coraje suficiente para ponerse al hombro la defensa de Milagro Sala, esa mujer a la que la restauración conservadora eligió como el demonio para disciplinar a aquellas que osaran pensarse como sujetas de derechos. “Ayer vivimos una fiesta histórica que va a quedar en nuestros corazones y para eso trabajamos, para empezar a realizar los sueños que tenemos las trabajadoras de la economía popular y todas las mujeres. El discurso me pareció en su totalidad muy inclusivo, cosa que no he visto antes”, dijo Mariela Isabel Salinas, de Los Sin Techo de Mar del Plata, que integra el Movimiento de Trabajadores Excluidxs, todavía acalorada en la Capital Federal, y con el cuerpo vibrante por haber escuchado a un presidente que les habló a ellas. “En nuestra organización somos el 80 por ciento mujeres, somos las que salimos, las que bancamos, estamos en las ollas populares, las que nos bancamos la discriminación de ciertos sectores. Que el presidente tome una postura más para nuestro lado nos da esperanza de igualar un poco”, agregó.

Si mencionó o no al aborto fue uno de los temas de conversación en las redes sociales durante la tarde del martes. “Por primera vez en su discurso inaugural un presidente habla de feminismo”, consideró Mabel Gabarra, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Sobre la alusión a la violencia machista, consideró que “fue un tema que trabajó muy bien en su discurso, y que además tomó el Ni Una menos con toda la fuerza que tiene para nosotras”. Aunque sí le hubiese gustado que “por lo menos hubiese dicho que en Ni Una Menos contamos las muertas por aborto clandestino” y también esperó una alusión a los derechos sexuales y reproductivos. “Pero eso va a pasar con el próximo discurso de asunción presidencial”. Respecto del aborto, Gabarra también apostó a la positiva: “Haberlo puesto a Ginés (González García) y recuperar un tema importante como la salud en este país que estaba muy descuidado son todas cosas muy importantes”. La militante rosarina que activa por el derecho al aborto desde hace décadas consideró que “la ley de aborto va a salir. Será ley, el 2020 es el año de la ley de aborto porque él se comprometió ante el movimiento de mujeres y en la presentación del libro de Belén (Somos Belén, de Ana Correa). Alberto Fernández lo dijo durante la campaña y lo va a hacer. Aspiramos a que sea nuestro proyecto, el de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, y si no es así, debatiremos todo lo que tengamos que debatir”. La recepción a González García en el salón Carrillo del Ministerio de Salud el miércoles mismo, y su promesa de un “Ministerio Verde”, van en ese sentido. “Demás está decir que la primera medida, o la primera medida y media, será reponer el Protocolo ILE”, dijo también un Ginés ovacionado, y festejado por les empleades que coreaban “aborto legal en el hospital”.

Para los movimientos sociales, el eje está puesto justamente, en la posibilidad de reparar un tejido social totalmente dañado por el aumento de la desocupación, en mayor medida de las mujeres, y la doble o triple jornada. “Fue un discurso inclusivo, bastante concreto, que demostró una clara diferencia entre un proyecto de exclusión que venía llevando adelante Mauricio Macri y desde lo discursivo un planteo completamente opuesto, enumerando la cantidad de problemáticas que deja este gobierno, el trabajo, la producción, la cuestión educativa, la salud y todas las cuestiones más sensibles de nuestro tiempo”, consideró Milca Sosa, responsable de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep) Evita para la provincia de Buenos Aires. “Confío por sobre todas las cosas en que las mujeres y este gran movimiento feminista que se fue forjando en estos cuatro años en la calle no va a permitir que este gobierno deje de hacer o sea tímido en las políticas de inclusión sobre el género, o que no formalice el aborto sea legal, libre y gratuito”, agregó la dirigente.

El presidente también se comprometió a hacer un país más federal. Una premisa que se vuelve acuciante, si se tienen en cuenta las disparidades que se expresan en todos los indicadores sociales. “Que un presidente se haya puesto al frente de las demandas de las mujeres es histórico, es algo que todas tenemos claro. Que la nueva ministra haya asumido con un pañuelo verde y que ese abrazo grande que se dio con Alberto ponga en primera plana el pañuelo de la Campaña en una asunción de ministros también es histórico”, consideró Mónica Menini, abogada, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en la provincia de Salta. “Exigimos que los derechos sexuales y reproductivos se trabajen desde el Ministerio de Salud de la Nación y que haya una bajada de línea desde el Consejo Federal de Salud, porque siempre estamos luchando con una tensión entre la mirada de las provincias más conservadoras y fundamentalistas, con respecto a la línea de acción que lleva adelante el gobierno nacional”, agregó la activista, quien lamentó que en la provincia de Salta haya asumido como ministra de Salud Josefina Medrano de la Serna , una médica pediátrica que como describió Salta/12 está “vinculada a grupos de la derecha católica, es una acérrima defensora de las dos vidas y en sus redes sociales fustiga públicamente al presidente electo Alberto Fernández, entre otras cosas, por el uso de términos con perspectiva de género”. “Y a eso lo deben contrarrestar las decisiones del gobierno nacional, porque las que vivimos en provincias conservadoras en lo político y fundamentalistas, quedamos siendo ciudadanas de segunda”, planteó Menini.

 

Porque las políticas nacionales serán definitorias, Mariela Isabel Salinas está confiada en que la nueva gestión nacional “nos ayude como gobierno a darnos nuestro lugar, como corresponde. Eso de crear el Ministerio de las Mujeres es un logro que hemos tenido todas las compañeras que hemos salido a la calle, sobre todo las invisibilizadas, porque somos las que vivimos y padecemos lo peor de muchas cosas. Es un reconocimiento y es como tomarlo con mucha seriedad, con la importancia que nos merecemos nosotras, que trabajamos en un espacio comunitario, no sólo para nuestra familia sino para el conjunto de la clase más excluida, de los que menos tienen. Y es verdad esto de trabajar no sólo hacia afuera, sino hacia adentro. Nosotras no paramos, estamos las 24 horas trabajando”, expresó Salinas con gran expectativa.