Atención: lo que sigue no es un balance. Es una biblioteca subjetiva de favoritos 2019, donde se cruzan el gusto personal y la contingencia de la invitación a tiempo o la del libro que aterriza en una oficina de redacción o en las manos que esto escriben. Son 10 libros en prosa en primeras ediciones más una reedición 2019 y una poesía reunida, el único de poesía que hay en la lista, representante de un año de buena cosecha lírica. La selección se restringe a lo editado en este año por autorxs de la provincia de Santa Fe.

Hecha la salvedad sobre lo caprichoso del recorte, cabe añadir que el collage expresa la furia de 4 años de opresión neoliberal y la pasión de unas luchas cada vez más fuertes emprendidas por las disidencias sexuales. También se lee un espíritu de deconstrucción del patriarcado en lxs no disidentes. Los retratos que se hacen de la sociedad actual son tan precisos y tan implacables como ella. Furia y pasión juntas, como las del fuego que arrasa la leña caduca mientras su hermoso brillo danza alumbrando utopías: tremendas escrituras de fuego. Van por orden de aparición en estas páginas a lo largo del año:

Alfileres en el pan, novela de Simón Menéndez-Bravo, por El Salmón (Rosario);

Gente así, cuentos de Rodolfo Vinacua, por UNR Editora (primera edición: 1948);

Los mundos posibles, cuentos de La Fabi Fernández, por Turba (Rosario);

El puente de las ánimas, no-ficción de Gustavo Farabollini, por Modesto Rimba (CABA);

Taxi, novela de Pablo Bilsky, por Le Pecore Nere (Rosario);

Cuaderno de V, autoficción/testimonio de Virginia Ducler, por Mansalva (CABA);

No era yo, cuentos de Beto Steinmann, por El Salmón (Rosario);

El tiempo que lleve olvidar, novela de Mercedes Bisordi, por Alto Pogo (CABA);

Las mujeres no peinan caballos, novela de Federico Aicardi, por Casagrande (Rosario);

Al pie del sillón, relatos y crónicas de Pablo Bigliardi, por Baldíos en la lengua (CABA);

Transgénica, obra reunida, poesía reunida de Gabby de Cicco, por Baltasara (Rosario);

La película de Corazón, novela de una trilogía de Agustín González, por Danke (Rosario).

Todos estos libros, los doce, son obras que buscan expandir los horizontes previsibles de la cultura más allá de todo pensamiento hegemónico. Expresan estilos singulares y hablas populares; rescatan modos no centrales de ver el mundo; hacen memoria de lo local desde el sentimiento. Sus autores y autoras libran batallas políticas personales aunque más no sea mientras dure el proceso de escritura; bajo el camuflaje onírico de la ficción o sin él, todes pelean alguna verdad. 

Sus editoriales, desde las institucionales hasta las más independientes, configuran sólidos proyectos de rescate y difusión de literaturas autóctonas modernas y contemporáneas. Algunas presentaciones fueron celebraciones creativas, fiestas rayanas en el happening. Todo esto se editó en tiempos de inflación, falsía, cinismo y desguace estatal. Por su propia cuenta y riesgo, la gente de la literatura hizo carne su tiempo y emitió discurso político superador sobre lo social. 

Autores que vienen del campo de las ciencias (biología y antropología, respectivamente) Menéndez-Bravo y la Fabi Fernández entretejen en ficciones de lo íntimo y lo colectivo lo popular, lo transexual, los oficios femeninos invisibles y militancias políticas nacionales por la justicia social y la igualdad de derechos, desde una mirada también militante, en historias donde el amor salva y con un lenguaje donde la poesía y la ironía (también el humor y la utopía, en la obra de la Fabi) estallan iluminando un realismo de tintas negras cargadas en lo satírico. 

La sátira llega al surrealismo neobarroco en Bilsky, más conocido por sus intervenciones sobre política internacional que por sus crónicas literarias. Taxi es una máquina voraz de apropiación y reescritura zafada de los más diversos discursos, desde las contratapas de este diario hasta lo que dicen los taxistas.

Desde Santa Fe a Buenos Aires, y amadrinados por Selva Almada, llegan Bisordi y Farabollini a ampliar los horizontes culturales de la novela y la crónica literaria al introducir con naturalidad videntes, ánimas y espíritus en la investigación sobre muertes trágicas, tanto un femicidio ficticio (en la novela de Bisordi) como un accidente ocurrido en 1970 a raíz de la desidia empresaria y del Estado. Realismo expandido es la categoría que quien esto escribe ha tenido que inventar para situar estas obras, a las que enriquece el registro de voces de hombres y mujeres del campo y otros márgenes.

Tanto Steinmann como Ducler como Aicardi nutren sus escrituras literarias de la lucha contra sus propios demonios personales, cuyo feroz líder infernal en los tres libros es el padre. De especial interés es el contexto que rodeó al de Ducler, quien si bien se reviste de un alter ego que traduce su nombre al polaco (Dziévika significa "virgen" en polaco), en lo extraliterario logró testimoniar en él suficiente verdad como para que su padre, violador incestuoso, iniciara una querella interrumpida por la muerte del querellante. Steinmann y Aicardi militan en sus ficciones por los losers del capitalismo: los borrachos, los ineptos, los idiotas, los apaleados, los pobres, los que viven soñando. La enfermera transexual Rosamonte surge en Aicardi como un homenaje al erotismo marica y trans. En Bigliardi también hay una autobiografía con padre terrible, pero la perspectiva de sus relatos se sitúa en el presente de una peluquería que existe y es ya casi un club cultural.

Tanto Vinacua en su época como González en esta rescatan desde la memoria afectiva, o desde la investigación exhaustiva, escenas políticas, sociales y urbanas de una Rosario que ya no existe, narrada por quienes no suelen hablar: los animales y los niños. Vinacua defiende la clase obrera en un realismo social de altísima calidad y González milita por la igualdad entre las especies a través de la fantasía, el humor y el absurdo. 

Párrafo aparte merece Transgénica. Sin duda el acontecimiento literario del año, reúne en un solo tomo toda la poesía hasta la fecha de Gabby De Cicco, poeta, docente y feminista intersex y queer que es la más temprana y firme voz lírica de su generación.