Un día después de renunciar a su banca de Diputados para asumir como secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla ingresó a las oficinas que el área tiene en el Espacio Memoria que funciona en la Escuela de Mecánica de la Armada. Tenía una remera con la leyenda “Nunca más” en sus manos, la frase que remite directamente a los delitos de lesa humanidad de la última dictadura. Esos que le atraviesan la vida: Pietragalla es hijo de desaparecidos, pero no lo supo hasta entrados los años 2000, cuando búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo mediante, le fue restituida su verdadera identidad. A horas de empezar a trabajar, cuenta con un plan de acción en donde resaltan algunas prioridades: violencia institucional, personas en situación de encierro, aceleración de los juicios de lesa humanidad, búsqueda de los nietos y nietas que faltan. El horizonte, en tanto, apunta a un objetivo general: “Tendremos el gran desafío de conseguir que una persona, por más de que sea de derecha, no reivindique violaciones a los derechos humanos. Ahí no debe haber grieta: el gran armador de la grieta es el neoliberalismo”, destacó.

--Fue secretario de derechos humanos de La Cámpora y de la provincia de Santa Cruz; diputado en dos mandatos, titular del Archivo Nacional de la Memoria escasos meses. ¿Con qué herramientas encara las nuevas responsabilidades?

--Creo que lo más importante que aprendí en todo el recorrido que hice por la gestión pública es que las violaciones a los derechos humanos suceden a diario, por más de que trabajemos, nos esforcemos y hayamos construido en el país un piso muy alto en la materia. No nos podíamos quedar estancados ni conformes en los reclamos de políticas de memoria, verdad y justicia. Hay, se debe, acompañar a los procesos de denuncia y pelear contra las violaciones de los derechos humanos que suceden y sucedieron en democracia. Y si bien se trabajó durante los gobiernos de Cristina y Néstor Kirchner con esa visión, también pasaron cosas que encendieron alarmas. La comisaría que habíamos señalizado durante el día en la noche se convertía en el lugar en donde torturaban a un pibe. Nunca hay que dar por conquistado nada, siempre hay que empujar la vara para arriba e interpelar a los compañeros y compañeras, a actores políticos, a quienes tengan responsabilidades, a los organismos también. A nosotros mismos, para seguir construyendo la protección de los derechos humanos de toda la ciudadanía.

--¿Considera que el hecho de ser nieto restituido será una ventaja o una desventaja a la hora de ejercer el cargo? 

--Tengo una sensibilidad con el tema debido a que los crímenes de lesa humanidad que sufrió el país entero me atravesaron la vida. Eso tal vez me de una mirada más profunda. Durante los gobiernos kirchneristas se hizo mucho para que la sociedad tome cada vez más conciencia de que acá hubo una dictadura, no una guerra sucia; para que quien dudara de su identidad pudiera acercarse a averiguar acompañado de muchos y muchas; para retomar y sostener los juicios contra los responsables de esos delitos. Y después de cuatro años de macrismo estamos hoy en una instancia en la que todo aquello se volvió un poco más difícil, los retrocesos en lo discursivo permearon en los hechos. Sin ir más lejos, se volvió más difícil la búsqueda de nietos y nietas. Por eso hay que poner de nuevo en uso las herramientas del Estado, y con eso digo no solo la difusión de spots, sino que hay que indagar en todos los archivos públicos, por ejemplo. Es una responsabilidad pública ya no solo por los hombres y mujeres que no saben quienes son, sino para que los desaparecidos no queden en el olvido. Esa es la reparación que debe hacer el estado también: no permitir el olvido para todas esas víctimas, adonde los quisieron confinar.

--¿No considera que su vínculo directo como víctima de terrorismo de Estado puede llegar a generar suspicacias en ese sentido?

--Es lo que intentaron. Siempre intentaron confundir a la sociedad, planteando que la defensa de los derechos humanos es una cuestión de ideología. Y no es así, sino que tiene que ver con la responsabilidades que el Estado asumió internacionalmente. Una cárcel hacinada en la que mueren calcinadas 14 personas es responsabilidad del Estado. Los delitos de la última dictadura no son cuestiones para leer desde una ideología en particular. Y el macrismo vino a contradecir esa parte de la verdad y de la justicia, a tratar de instalar la teoría de los dos demonios evitando la responsabilidad que tuvo el Estado. También lo hicieron con la estigmación de la política, con la estigmatización de los organismos, que son símbolos. Dijeron que vinieron a acabar con un supuesto curro de los organismos de los derechos humanos aquellos que vinieron a violarlos. Vamos a tener un gran desafío para conseguir que una persona, por más de que sea de derecha, no reivindique violaciones a los derechos humanos. Vamos a tener que trabajar mucho desde la escuela, desde la formación, para llegar a todos los sectores y seguir fortaleciendo un consenso. Ahí no debe haber grieta: el gran armador de grieta es el neoliberalismo.

--Organizó el encuentro Federal de Derechos Humanos durante los últimos tres años. ¿Qué evaluación del área pudo realizar?

--Hubo un retroceso generalizado, un avasallamiento generalizado. Nos encontramos con las oficinas de la Secretaría en la Esma abandonadas, sin herramientas de trabajo y los trabajadores con una angustia grande y a la vez ahora una alegría de que con la vuelta de un gobierno popular todo va a cambiar. Estos encuentros surgen entre secretarios de derechos humanos de diferentes provincias quienes vimos, desde el primer momento de la gestión de Cambiemos, que empezaba un retroceso, que venían por las conquistas. Lo notábamos de en las reuniones del Consejo Federal, nos citaban y nos querían bajar línea: nada de las persecuciones a Milagro Sala, del asesinato de Rafael Nahuel, de Santiago Maldonado, de la libertad a los genocidas, el retroceso de los juicios, el desarme de los sitios. Así que decidimos armar estos encuentros.

--¿Cuáles son las prioridades de su mandato?

--Una será sin dudas trabajar fuertemente contra la violencia institucional y para mejorar las condiciones de las personas que están privadas de su libertad. Tanto por la situación de las cárceles, del asistencia que debe dar el Estado y de las respuestas a quienes ven sus derechos avasallados por la Justicia. Mucha gente encerrada sin condena. Y no solo funcionarios, también pibes de barrio. Otra prioridad será trabajar la celeridad en los juicios de lesa humanidad, porque muchos familiares y testigos están muriendo sin justicia. Y muchos genocidas sin condena. La búsqueda de los nietos también es otra.

--¿Cuál es la diferencia entre un país que cuenta con una secretaría de Derechos Humanos presente y uno que no?

--Cuando no hay secretaría de derechos humanos o esta no trabaja, se establecen ciertos parámetros de retroceso, se transforma en un Estado más vulnerable. Si hay algo en los que se destacó Argentina es en ser todo lo contrario. La secretaría de Derechos Humanos tal como la tuvimos en los 12 años del kirchnerismo fue un ejemplo mundial, con una mirada en derechos humanos que atravesó toda la gestión pública. Tenemos que volver a eso.