Todavía están sorprendidas. Nunca pensaron que su performance “Un violador en tu camino” se iba a volver viral en redes sociales y sería replicada una y tantas veces, en lenguas tan diversas, por mujeres de América, Europa, Asia y África, incluido un evento con unas 10 mil mujeres en Santiago de Chile. El sábado, por primera vez sonó en un Parlamento, en Turquía . “Nos llena de emoción y orgullo constatar que organizarnos y trabajar juntes se ha haya vuelto un gesto tan simple. Y si bien es esperanzador por un lado, también es devastador porque aquello que nos une es una lucha común que como hemos constatado sigue siendo transversal a múltiples realidades y culturas”, comenta, todavía perpleja, Paula Cometa. Es una de las integrantes de Las Tesis, el colectivo interdisciplinario chileno conformado por cuatro artivistas de Valparaíso, que creó esa canción --inspiradas en textos de la antropóloga argentina Rita Segato--, que pone a la Justicia, el Estado y los medios de comunicación en el centro de su crítica. “Es impactante cómo esta intervención se pudo transformar en algo global en cuanto a que representa las violencias que se ejercen sobre las mujeres y las minorías desde aparatos estatales y desde las experiencias personales”, señaló en una entrevista con Página/12. En pocas semanas, la coreografía se convirtió en potente y estremecedor himno feminista, y generó un fenómeno mundial, que parece no conocer fronteras. En diálogo con este diario, Cometa habla del surgimiento del grupo, de sus trabajos anteriores, de su encuentro con el feminismo y de las razones por las que su última performance es denuncia pero también una forma de reparación para las mujeres.

Desde que se hizo viral, Las Tesis no ha dejado de recibir pedidos de entrevistas de los principales medios del mundo. Están desbordadas. De ser casi desconocidas, pasaron a tener más de 270 mil seguidores en Instagram y cada semana se conocen nuevas representaciones de su creación en idiomas diversos. Una de las últimas proviene de Kenia. Con la venda negra sobre los ojos, mujeres de ese país africano hacen suya la proclama. El viernes resonó en el Parlamento turco: legisladoras golpearon sus bancas y la cantaron para denunciar los femicidios pero también las detenciones de siete activistas a comienzos de diciembre por efectivos de fuerzas de seguridad, justamente por representar la intervención en las calles de Estambul. La primera representación se hizo el 20 de noviembre en Valparaíso.

Paula Cometa conforma Las Tesis junto a Daffne Valdés, Sibila Sotomayor y Lea Cáceres. Ella elige conversar con Página/12 en representación del grupo.

--¿Cómo nació Las Tesis?

--Nos conformamos el año pasado entre abril y mayo. Surge, en realidad, de la idea de las compañeras Dafne y Sibila de poder trabajar tesis de teóricas feministas y su traslado a la práctica. En ese sentido nos ubicaron a mí y a Lea, que es diseñadora de vestuario y yo, diseñadora, actualmente terminando mi carrera de Licenciatura y Pedagogía en Historia, para trabajar con ellas; Lea desde el vestuario y yo desde lo visual. Dafne y Sibila vienen del campo de las artes escénicas. Entonces ahí nos confundamos como colectivo. Teníamos la necesidad de trabajar en lo teórico bajando a la práctica en función de distintos recursos, a modo de collage o pastiche, vinculando sonidos, visuales, proyección, texto y vestuario: el cuerpo en general.

Las cuatro tienen 31 años. Estudiaron en Valparaíso. No las financia nadie.

--Nuestro trabajo se basa puramente en autogestión y convicción, y subsistimos como trabajadoras independientes y docentes, otro oficio por lo demás no valorado y precarizado --cuenta.

Ante la pregunta de cuándo se hicieron feministas, Cometa duda:

--Es parte de la vida no más... No es que nos hemos hecho feministas en algún hecho específico. Deviene de nuestros saberes y de nuestros pensamientos e ideas tomar esta postura feminista ante la vida. En alguna ha sido abordado desde más pequeña en la familia, con una madre más vinculada a teorías feministas. En otra, más como las experiencias de vida. En nuestros estudios se empezaron a abrir distintas variantes que tenían que ver con el feminismo. No sé si hay que hacerse feminista. Desde bien jóvenes sí rondábamos por los lugares donde percibíamos la desigualdad social, o las diferenciación entre hombre y mujer, y luego la idea de otros géneros. De repente piensas que hay una injusticia, por ejemplo, la salarial y te das cuenta de que es injusto que una mujer en el mismo cargo que el hombre no gane lo mismo, algo bien básico. Y luego con tus estudios universitarios y con vincularte con otras personas que también tienen las mismas ideas vas enriqueciendo tus marcos teóricos del feminismo. En general, en nosotras esas ideas han estado ahí siempre presentes. Pero ahora se potencian con las discusiones más públicas, hay más información y es más abordable desde ese punto.

“Un violador en tu camino” surge de una investigación que estuvieron realizando durante este año a partir del análisis del hecho de la violación trabajado por la antropóloga argentina en su tesis sobre el mandato de violación. Segato es autora de clásicos como “Las estructuras elementales de la violencia y “La guerra contra las mujeres”.

--¿Qué les interesó de las ideas de Rita Segato?

--Tienen que ver con esta desmitificación del violador como un sujeto que es un psicópata y que, en realidad, su actuar deviene de una conducta castigadora sobre alguien que se sale de la norma. Entonces en ese sentido tenemos a las disidencias, a las mujeres, a las niñas, a los niños. En el caso de las mujeres también quisimos trabajar el tema de los medios de comunicación y cómo cubren las noticias que tienen que ver con femicidio, acoso y abuso sexual. En eso también aparte de Rita Segato, trabajamos con cifras oficiales de la Coordinadora Feminista de Chile de denuncias sobre violaciones sexuales. Finalmente constatamos que de un gran número de denuncias muy pocas, un 8 por ciento, llegan a concretarse en un proceso judicial. Entonces, quisimos denunciar este mal actuar de la justicia en el caso chileno y, en general del mundo, sobre estos casos desde las instituciones y desde las políticas públicas.

--¿A qué otra teórica feminista han estudiado?

--Trabajamos todo el año pasado y en algunos momentos de este con el texto de Silvia Federici, “El Calibán y la Bruja”, en el que ella presenta la tesis de que hay estructuras patriarcales en donde el capitalismo funciona a partir de la explotación femenina laboral, sexual y reproductiva. En octubre teníamos que presentar la nueva tesis sobre el tema de la violación, pero a partir del levantamiento popular o estadio social, como se le llama a los medios, no pudimos estrenarla. Por lo tanto el material que trabajamos en la intervención que hemos hecho, corresponde a una parte de esa obra.

--¿Les sorprendió la repercusión que tuvo “Un violador en tu camino”?

--La repercusión que tuvo no la esperábamos porque nuestro trabajo siempre lo mostramos ante audiencias pequeñas. Nunca habían sido tan masivo. Nos sorprende. Es impactante cómo esta intervención se pudo transformar en algo global en cuanto a que representa las violencias que se ejercen sobre las mujeres y las minorías desde aparatos estatales y desde las experiencias personales. Estamos analizando las repercusiones, los registros de otros países. También de acá en Chile. Más allá de lo territorial, geográficamente hablando, también las intervenciones se han realizado en distintos grupos de mujeres que corresponden a distintas profesiones, por ejemplo, funcionarias de hospital público o adolescentes en los colegios, mujeres mapuches, que también hacen su representación y su interpretación en sus lenguajes. Y lo que nos sorprende de las repeticiones que se han hecho es la capacidad de poder transformar este mensaje en distintos lenguajes, en la adaptación. De hecho nuestra convocatoria del 29 de noviembre también respondía a la posibilidad de que cada grupo de mujeres y disidencias transformaran y adaptaran sumando o restando elementos a la base que era la canción de la letra, según su experiencia. De ahí que aparecen distintos mensajes. Algunos grupos emplazan directamente a la iglesia, otros a las autoridades locales, a los jefes de trabajo, a las mismas familias también. No hay que olvidar que también las familias es un grupo en el que también se reproducen violencia. Y a partir de eso el impacto que ha tenido en Chile y en el mundo se traduce en que mujeres han podido también sintetizar su experiencia de violencia. Por ejemplo en Twitter, en pequeños testimonios en que dan cuenta usando la estrofa “y la culpa no era mía”, de cómo pueden ellas hoy hablar de estos casos, de estos abusos, junto a la letra de la canción. Ese tipo de impacto también es interesante porque es como una respuesta reparadora para muchas mujeres que no se habían atrevido a denunciar, o a dar cuenta de que habían vivido violencia. Finalmente lo colectivo de este colectivo de cuatro mujeres es superado por la experiencia de mujeres en el mundo que han vivido la violencia.

--¿Han participado de las protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera?

--Si, hemos participado de las protestas contra el gobierno activamente. Igual, desde que partió esto el 18 de octubre, cuando estaba el toque de queda, había ollas comunes, también participamos individualmente pero no como colectivo.

Una de las integrantes de Las Tesis se cruzó fortuitamente con Rita Segato en un reciente congreso en Lima, Perú, donde ambas estaban invitadas.

--Estaba muy agradecida, muy contenta de que hubiéramos trabajado sus ideas, y que pudiéramos haberlas transformado en un material absolutamente simbólico, práctico en la experiencias de las mujeres y las disidencias.

Por ahora no están pensando en otra tesis.

A todas las personas que incitan al odio en sus publicaciones, y que les desean entre otras cosas, la violación y la muerte, ellas, Las Tesis, les dicen que “no les tenemos miedo. Ahora somos miles”.