Una marea humana y colorida, de carnaval, parece venirse encima del automóvil. La cámara observa desde el interior del vehículo, como un protagonista más. El espejo retrovisor permite entrever la mirada de la actriz Claudia Schujman. Su sorpresa, inocultable, se articula con la caracterización del personaje. “Recién entrábamos a Humahuaca, saliendo de la ruta, y nos encontramos con eso, con lo que se ve en la película”, recuerda Claudio Perrin acerca de una de las escenas de El Desentierro, rodada durante las festividades del tradicional carnaval jujeño.
El más reciente largometraje del director de Umbral y El Cuento, se estrena hoy a las 20.30 en El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120), con entrada libre y gratuita. Una road movie que lleva a una pareja y su hijo a escapar y recalar en el medio de esa festividad, cuyos disfraces tal vez puedan, paradójicamente, desenmascarar lo que a ellos les sucede. El reparto lo integran Schujman, Roberto Chanampa y Zahir Perrin, todos sumidos en un trance que les lleva por el camino de una libertad imprevista –en cierto sentido, vale aclarar–, hasta quedar impregnados de pinturas y músicas que producirán un sonido sordo, que la película hará latir cada vez más fuerte.
“Lo que estaba planteado en el guión lo pudimos hacer, lo encontramos, junto a algunas pequeñas cosas que surgieron ahí, más que nada imágenes. Era encontrarse con regalitos como el del diablo riendo: ‘podés hacer eso de vuelta’, le pedíamos. Lo que pensamos hacer lo pudimos concretar, todo lo demás se fue dando”, explica el realizador.
-Si bien es algo ya presente en tu trabajo, aquí quizás haya un acento mayor en lo intuitivo: el viaje, el carnaval, resolver el rodaje contemplando imprevistos.
-No estaba completamente seguro, pero sabía que íbamos a volver con un material interesante. Siempre tengo confianza en lo que voy a hacer, pero en este caso fue lanzarnos a una aventura. Uno se pone medio en capitán de barco junto con el productor, y así llevamos a un montón de gente a algo que podía salir o no, pero por suerte salió. Sí creo que acá hay una simbiosis entre lo intuitivo y lo que uno buscaba, y eso produjo una mixtura interesante, porque por momentos El Desentierro tiene algo de ficción y por momentos tiene algo de documental. Hemos logrado una mixtura que nos gusta mucho.
-¿Por qué la elección del carnaval de Humahuaca?
-Este guión ya tiene 19 años. Tuvo lugar durante un viaje que hice a Jujuy con unos amigos, a partir de una amiga que ya conocía el carnaval de Humahuaca. Fue ella quien nos convenció. Uno puede tener una cierta idea, pero al momento de estar allá, recuerdo que el carnaval me partió la cabeza. Quedé encantado y maravillado con esa festividad pagana, porque tiene mucho de liberación y porque ideológicamente uno está de acuerdo con lo que significa, con la liberación de los pueblos originarios respecto del yugo español y de la religión católica. Sin ser un experto en el tema, hay una cuestión social y antropológica que me fascinó. ¿Qué historia puedo filmar acá?, me pregunté. En el mismo momento compré un cuadernito y una birome y me puse a escribir en el camping. Ahí nace El Desentierro, por esta apertura mental que me produjo el estar ahí. Por otro lado –yo soy bastante melancólico–, recuerdo que en mi casa, cuando era chico, había almanaques de paisajes. Había uno que me llamaba la atención, con el cerro de los Siete Colores y el Puente del Inca; al vivir en una ciudad como ésta eso me parecía otro mundo. Y era así. Creo que todo eso se fue mezclando para arrastrarme a escribir El Desentierro y en ese lugar. Me maravilla el noroeste, su paisaje, su gente.
De manera instintiva, la pareja que huye –hay un motivo que no conviene develar– queda de alguna manera varada en la celebración; según Perrin “el contexto del carnaval me permitía hacer una especie de analogía social, a partir del vínculo entre esta pareja y ese niño, que se va disolviendo como la arena que se escapa entre las manos. Son personajes completamente atrapados por el dinero, por lo superficial del dinero. En muchas películas uno ve la aparición de algún botín o dinero dando vueltas; es un cliché, pero necesario. Me parece que el dinero termina destruyendo lo que toca. Pienso en cosas similares que uno ha vivido en forma familiar o personal, en cómo se comienza hablando de otra cosa y se termina hablando de dinero, incluso en las separaciones. Empezamos con algo abstracto y hermoso como el amor, y terminamos hablando de dinero. Me pareció interesante hacer esa correlación en la película, al menos plantearlo en el guión. Y también cómo los personajes esconden cosas, por momentos son buenos, pero por momentos son jodidos”.
-El personaje de Schujman me desconcierta, entre el cuidado y la desprotección de su hijo. Un niño, por otro lado, de voz silenciada.
-La idea fue que a Roberto (Chanampa), su hijo le fuera totalmente indiferente, como algo más; tal vez porque a él le pasó lo mismo, algo que es terrible para un niño. Y Claudia está en algo así como una lucha interna, entre la protección de su hijo y el cargo de consciencia por abandonarlo. Es el personaje suyo el que se fascina más con el carnaval. Además, está el tema de la Madre Tierra, la Pachamama, y me gustaba asociarla a ella con esa idea, mientras que a él lo asocié más con la del diablo, que en el carnaval es una figura de travesura.
El Desentierro cuenta con dirección y guión de Claudio Perrin. La producción es de Orlando Benedetto y Denise Almeida, la fotografía es de Alejandro Pereyra, la música de Pablo Vergara y Pablo Sorini, y el montaje es obra de Verónica Rossi. El reparto integra también los nombres de Mirta Maurizzi, Rodolfo Pacheco y Sara Pérez. Del jueves 26 al domingo 29, la película contará con nuevas funciones en la misma sala.