Las plataformas digitales han revolucionado las relaciones como las conocíamos. Inclusive lo han hecho en lo que es el desarrollo económico. Un grupo de profesionales del Instituto de Investigaciones Económicas, perteneciente a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario, se enfoca en estudiar el funcionamiento de la economía digital y cómo impacta en el quehacer cotidiano.

La investigación, que tiene como director a José Luis Pellegrini, pone la lupa en lo que se denomina plataformas multilaterales, las cuales son básicamente ”una forma de organización económica en la cual la geolocación ocupa un lugar muy importante y vincula a agentes económicos que de otra manera no podrían hacerlo”.

Si bien hoy las hay y son muy famosas (desde Mercado Libre a las apps de comida rápida), existen desde tiempos inmemorables. Por ejemplo: un shopping es una plataforma física que reúne una cantidad de negocios con distintos públicos. Lo que sucede es que se hizo mucho más evidente esta cuestión con la irrupción digital.

Se llaman multilaterales porque, como explica Pellegrini, funcionan a partir de que un comprador y un vendedor no se pueden juntar, por lo que necesitan un tercero que haga de vínculo. “La plataformas normalmente no juntan sólo dos grupos, sino varios. La potencialidad de éstas es que además relacionan a personas que pueden estar muy lejos, tanto física como socialmente. Y es algo que las plataformas físicas no pueden hacer, lo cual es el punto de distinción”.

También estas plataformas permiten explotar lo que se llama economía indirecta de red, que existe cuando los usuarios de un bien aumentan la utilidad de los de otros bienes. Por ejemplo la cantidad de usuarios con sistema android aumenta la utilidad de las aplicaciones basadas en ese sistema.

Actualmente, la economía digital se ha ido entrelazando cada vez más con la economía tradicional hasta un punto en el que es difícil entender la diferencia entre ellas. Este concepto se aplica al e-commerce, donde Amazon se alza como el modelo clásico. Cuando empezó era una empresa común que operaba por lo digital la compra-venta de libros, al igual que cualquier librería. Pero cuando tuvo una gran clientela empezó a usar ese mismo dispositivo para vincular otras dos personas que no estaban directamente relacionados con la empresa. “Se convirtió en un intermediario, como también sucedió con Google y Apple a la hora de ofrecer a desarrolladores sus plataformas para construir aplicaciones. Si bien estas empresas chequean el producto antes de lanzarlo aprobado, relacionan a los creadores con los potenciales usuarios. Otras que vemos cotidianamente son Mercado Libre o booking”, conceptualizó Pellegrini.

Académicamente se puede encontrar poca literatura puramente económica sobre el tema y la mayoría está escrita en inglés, lo que revela un desarrollo muy incipiente de la temática. El reconocido economista y docente universitario estadounidense Hal Varian es de los pocos que ha centrado sus intereses en la economía de la información y la tecnología, investigando en profundidad la economía de internet, el comercio electrónico y el comportamiento estratégico de la empresas tecnológicas.

“Creo que el economista está atrapado en un mecanismo de análisis que le dificulta ver este punto. Es imprescindible que los alumnos de nuestra Facultad se capaciten sobre el tema y puedan abocarse los que quieran a investigar dentro de este sector. Todos nos adaptamos como usuarios de las nuevas tecnologías pero no todos lo hacemos como productores, y ahí es donde hay que poner la lupa. Estamos pensando cómo incluir en la currícula estos temas y poder subrayar lo importante que es prestarle atención a estas nuevos modelos económicos”, estableció el investigador.

No todas son buenas noticias para el sector, ya que como efecto colateral a esta revolución tecnológica se produjo una disminución de muchas actividades comerciales. Esto ha tenido como consecuencia la pérdida de puestos de trabajo, como así también, la precarización laboral. “No se nota tanto porque se suele confundir el cambio tecnológico con la crisis macroeconómica. En mi opinión hay un enorme impacto, hay negocios que tuvieron que cambiar su lógica para subsistir y otros que no se pudieron sostener”.

Un claro ejemplo de este cambio son las agencias de turismo que hoy trabajan con personas de determinada edad porque muchos jóvenes hacen ese trabajo directamente desde sus computadoras y se arman sus propios trayectos de viaje. Otros, son los negocios de comida que se tuvieron que sumar a las aplicaciones populares para no quedarse afuera y poder competir.

Los riesgos que se encuentran presentes en la economía digital son variados: la concentración de las plataformas digitales en unas cuantas manos a causa de la poca competencia o la desigualdad que producen las economías requieren de mayor cualificación en los empleos y habilidades de más alto nivel. No obstante, se requieren de complementos analógicos para contrarrestar los riesgos y maximizar los beneficios.

Pellegrini especificó que los cambios que han traído consigo las plataformas digitales en el ámbito comercial llaman a trabajar desde otra lógica. “La estrategia histórica del vendedor, que era esperar que le compren, no funciona más. Este tiene que encontrar otro mecanismo de vinculación con el comprador o bien un precio muy bajo para atraer clientes”.

El problema, enuncia el investigador, es que muchos comerciantes no saben qué estrategia utilizar para reconvertir el vínculo y que muchas veces piensan que con una página web alcanza. “Si se usa la web como se utilizaba el mostrador anteriormente no va a producir ningún resultado. Se necesita una planificación distinta enfocada en un público específico”.

Sin embargo, no hay que concebir a estas modificaciones como duraderas ya que nos encontramos en una economía que está cambiando todo el tiempo. Lo que hoy se ve como un gran desarrollo, mañana pasará a ser obsoleto. “La velocidad del cambio es tan rápida que cuesta acostumbrarse. En Europa ya está funcionando el 5G, lo que va a permitir vincular más elementos de la vida cotidiana mediante internet, y sólo con eso ya cambia la lógica con la que vivimos hoy mismo”.