1 La historia no avanza, no tiene un desarrollo teleológico, ni necesario, ni inmanente. Desde este punto de vista Hegel ha muerto. Hay tendencias históricas, persistencias. El giro a la derecha de América Latina puede ser interpretado según estas dos categorías: tendencia y persistencia.

Es una tendencia porque no solo se impone aquí, en nuestro continente, si no en la naciones de la centralidad imperial. Se expresa en los muros. Si el neoliberalismo dijo que la caída del muro de Berlín significaba la toma de la Bastilla de nuestro tiempo, los muros resignifican el muro berlinés. El neoliberalismo insiste en concentrar la riqueza y aumentar la pobreza. 

Persistente es el retorno de la derecha política e ideológica. El problema ecuatoriano ya expresa esa persistencia. Si el poder pastoral en Foucault persiste en la clínica contemporánea, en la intimidad del consultorio médico, nueva cara del confesionario, la derecha se rehace constantemente. Su blanco predilecto es el populismo. 

2 Rafael Correa cuya sombra preocupa al establishment, tiene un candidato que se llama –en un gesto exagerado de sus padres– Lenín. Se teme que el hombre de apelativo soviético prolongue el populismo.  A esta altura conviene aclarar qué es el populismo. Hay un populismo atacado por la derecha y otro por la izquierda. Para la izquierda el populismo es la licuación de la lucha de clases, su desmantelamiento engañoso, su alienación. También la entronización de un líder carismático que termina siempre usando al pueblo para favorecer a la burguesía. Para la derecha, el populismo es algo que odia: el Estado. Su intervención en el libre flujo del mercado de competencia. La mano invisible de Smith es reemplazada por la regulación estatal. Esto no se le perdona al populismo. Para la derecha, esta regulación del mercado es autoritaria y antidemocrática. Lo peor del populismo es la demagogia, la manipulación del pueblo y la intervención en el flujo “natural” del mercado.

3 Durante la última dictadura se dijo “Achicar el Estado es agrandar la nación”, pero los militares argentinos necesitaban un Estado fuerte para la represión. El neoliberalismo actual en todas partes necesita de un aparato represivo para poder implementar su economía magra, escueta, dura con las mayorías. Las mayorías que tienen el mal hábito de protestar deben ser reprimidas. De aquí los 5000 policías que cuidaron el discurso del presidente. Tal vez una desmesura pero una demostración atemorizante del aparato castigador. Como vivimos los tiempos de la modernidad mediática, los medios de comunicación consolidan los designios del establishment. Detrás de Trump hay una estructura periodística e ideológica que constituye a los sujetos desde la exterioridad. Esto es el sujeto-otro. Si el inconsciente en Lacan es el discurso del otro, en las sociedades actuales el sujeto es constituido por los medios. 

4 En un reportaje que le hizo Julian Assange, Rafael Correa dijo que Estados Unidos le había pedido instalar una base en su país. Hizo una notable contrapropuesta, permitirle instalar una base ecuatoriana en California. Arriesguemos una hipótesis, los gobiernos neoliberales de América Latina son una modalidad de las bases del imperio. Con cada uno de ellos Estados Unidos afirma su presencia en los países que busca siempre “democratizar”. En todos ellos hay embajada norteamericana. En Estados Unidos no. Por eso no hay golpes. 

5 Los comentarios al discurso de Macri abundan en señalarle sus errores, sus falacias, sus mentiras y hasta su insustancialidad total. Pero surge a la par la otra insustancialidad, la de la autoafirmación opositora. Se sabe qué está mal pero no hay claras propuestas para reconstruir las alternativas populares.  

6 Hace más de un año en un acto de la señora Pando un periodista insultó a unos de sus custodios, el tipo lo miró fijo y amenazadoramente le dijo “aprovechá ahora, ya vas a ver cuando se de vuelta la tortilla y acordate de mí.” Los ataques a locales opositores, la dilatada prisión de Milagro Sala, los despidos, el desdén por el pueblo bajo (el popolo minuto), testimonian una modalidad altamente autoritaria. Se dio vuelta la tortilla? 

7 La tendencia de la derecha latinoamericana trae consigo el retorno del Alca. Con Macri gana el Alca y se eclipsa el Mercosur. En esta deriva el Mercosur es populista. El Alca es liberal y concentra el poder donde tiene que estar. Relaciones estrechas con Estados Unidos. El Mercosur se expande e incorpora a muchos débiles. En el Alca se gestiona para los fuertes, que son por el momento los que hacen la historia. Será así, en tanto no se fortalezcan las voces disidentes. ¿Cómo responder a una confluencia de 5000 policías? Después de todo Trump y Macri fueron votados democráticamente. Esto lleva el problema al pueblo argentino y al norteamericano. ¿Tanto odio y tanto miedo tienen los pueblos? Se dice que un fascista es un burgués asustado. Un gobierno neoliberal surge de los temores de la clase media. A Trump lo votaron por su discurso racista, xenófobo y castigador. A Macri por el odio al populismo. Todo esto dinamizado por el poder mediático.  Insistamos con la pregunta, ¿se dio vuelta la tortilla?