“No todo lo que yo hago está diseñado para entretener”, le decía Alex Anwandter al suplemento Soy de Página|12 algunas horas antes de su show del pasado 11 de octubre en Niceto Club. Era, más que nada, una aclaración apuntada a los que todavía no se habían topado con su música, porque desde hace años la obra del cantor chileno se ha convertido en un artefacto pop capaz de transportar un discurso espeso, sensible y empático, en sincro con varias de las demandas de la época, haciendo uso de los rudimentos del género como vehículo y con la pista de baile como destino frecuente.

 

Esa fórmula romántica y equilibrada de demandas y visibilizaciones –la represión sexual, la homofobia, el racismo, o lo rancio de una política que no representa– lo convirtió en una referencia ya no solo de minorías sino de una conciencia joven que avanza en el continente en busca de derechos y libertades. Vestido de anti o de héroe pop, Anwandter –quien ya había sido entrevistado en el NO en marzo, por su show para el festival– ya es todo un paladín de la libertad, parte de una valiosa generación de artistas chilenos con voz, estilo y llegada, como las consagradas Mon Laferte y Anita Tijoux.

Su recital en Niceto Club, elegido en la encuesta 2019 del NO como el mejor show internacional del año pasado, fue el segundo concierto que dio acá en el año, después de su paso por el Lollapalooza. El de Palermo ocurrió poco antes del estallido social en Chile, y el clima de esa noche pareció anticiparlo. De hecho, le dedicó su canción Que se acabe el mundo, por favor, de su disco Rebeldes, a Mauricio Macri y Augusto Pinochet. Faltaba muy poco para que el primero perdiera las elecciones en primera vuelta y el segundo reviviera su legado a través de la figura criminal de Sebastián Piñera.

Aunque llegaba para presentar Latinoamericana, su tercer y último disco, Anwandter recorrió toda su discografía con ese magnetismo desesperado que logra proyectar desde la corporeidad laxa de su anatomía alargada, tejiendo las redes de una celebración bailable y emocional, una fiesta popular y glamorosa para experimentar con los pies, el corazón y la cabeza encendida.

Alex venía de ser premiado con el Maguey Ícono Queer en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara por su película Nunca vas a estar solo, basada en la historia de Daniel Zamudio, el joven chileno atacado por un grupo neonazi, quien murió después de semanas de agonía. Y aquella noche de primavera, el título de esa obra se abrió como una sentencia abrasiva. Porque dentro del universo de Anwandter siempre hay lugar para todos.

* La distinción del de Alex Anwandter en Niceto Club como el “mejor show internacional” está en el marco de la Encuesta del NO, donde lxs músicxs que fueron entrevistadxs durante el año eligieron lo que más disfrutaron de 2019. Encontrá el detalle de todos los votos acá.