Oh juremos delgadas morir
El verano y las violencias sobre nuestros cuerpos
Diversión, delgadez, consumo, vida saludable –nueva palabra mágica- y disfrute vienen pegados en cualquier publicidad, publicación y –claro- conversación que tenga por objeto eso que somos: nuestros cuerpos. Expuestos, observados, juzgados, expulsados o autoexcluídos por no cumplir con los parámetros de grosor, edad, disfrute obligado. No podrán meterte en el molde a la fuerza como sí hizo la empresa Brahma con el bautismo compulsivo del supuesto goce de tomar cerveza. Pero el desprecio que talla la mirada de los otros, el ideal imposible de la piel lisa y sin grasa, todo eso se traduce en dolor y es una deuda constante de los feminismos para abrir zonas de goce que tampoco se vuelvan normativas.
















