Chile despertó, dicen, pero no fue de un día para el otro. Las demandas feministas actuales marcaron el pulso de la calle. Las tomas universitarias contra la violencia sexual en 2018, la salida a las calles bajo la bandera “no bastan tres causales”, correlato de la marea verde que se dio en la región a partir del debate que llegó al Congreso Nacional de Argentina por la legalización del aborto, y la movilización más grande que se haya dado en el periodo postdictatorial –antes del levantamiento popular que empezó en octubre pasado- el 8M de 2019 contra la mercantilización y la precarización de la vida de las mujeres y LGBTI+.

Hoy, esas demandas dialogan con el resto de los reclamos sociales bajo un consenso al que ha llegado el pueblo chileno: una nueva Constitución es necesaria. Desde las élites políticas un acuerdo de paz y un proceso Constituyente pactado entre ellos pareciera querer todavía sostener la institucionalidad creada bajo el amparo de la Carta Magna del dictador Augusto Pinochet y su colaborador Jaime Guzmán. En el barrio, en las calles, en las asambleas territoriales y feministas, es otro el relato que se construye: “Es con todos, sino pa qué”.

Con la disputa sobre la mesa, más de cuatro mil activistas -el doble que en el primero- llegaron desde todo el territorio y de más de 25 países de todo el mundo, a la Universidad de Santiago (USACH), Chile, entre el 10 y el 12 de enero pasado. El Encuentro estuvo organizado por la Coordinadora Feminista 8M junto con más de 20 organizaciones, que comprenden el feminismo como una perspectiva transversal para pensar en la diversidad: violencias machistas, educación, trabajo y seguridad social, vivienda, derechos humanos y memoria feminista, aborto, mujeres indígenas, LGBTI+ en lucha contra el hetero cis-patriarcado, tecnologías digitales, resistencias anticarcelarias, niñeces y la lucha por el ambiente, fueron algunos de ellos.

Hacer memoria para sanar

Con el calor que ardía en el suelo y dentro del aula magna Violeta Parra comenzó el segundo Encuentro. Las músicas que conforman la Orquesta de Mujeres de Chile (OMCH) hicieron la invitación a recordar. Hacer memoria por las luchadoras medioambientales, populares, políticas en Chile y en América Latina y el Caribe. Y cantar.

Y ahora el pueblo
que se alza en la lucha
con voz de gigante
gritando: ¡adelante!

El pueblo unido, jamás será vencido,
el pueblo unido jamás será vencido...

La sala vibró con las canciones populares y rememoradas durante estos tres meses de revuelta popular. Sonaron entre aplausos y puños en alto Víctor Jara, con el Derecho de vivir en paz; Violenta Parra, con Arauco tiene una pena y; Sergio Ortega, pianista y compositor de El pueblo unido jamás será vencido.

8M Huelga General Feminista

Entre ferias, una rave improvisada con Sara Hebe y Anita Tijoux sonando alto en los parlantes y las cabras bailando bajo un chorro de agua para alivianar el calor se dieron las discusiones políticas, talleres autoconvocados de autodefensa y encuentros para fortalecer la espiritualidad. Más tarde, con las conclusiones en la mano, en el escenario ubicado en el patio Macarena Valdés -activista socioambiental chilena asesinada- una de las organizadoras hizo el anuncio de cara la Huelga General Feminista: “Una mujer, una barricada”, dijo y las asistentes estallaron en aplausos.

“Se instala el inicio de lucha permanente, un 8M disidente, plurinacional e inclusivo”, fue el consenso al que llegaron lxs participantxs del EPL2020. Que contará además con medidas para profundizar las discusiones en cada lugar en el que haya una feminista desde ahora hasta la fecha. Un plan de lucha que busca la articulación con los sindicatos, lxs estudiantes y lxs universitarixs.

Llaman, para eso, a una “huelga efectiva” en la que se contempla el paro productivo y reproductivo, junto a mujeres y disidencias de la misma clase. Los objetivos políticos: “Que caigan Piñera y todos los responsables políticos”.

“Sabemos la potencia que tiene el movimiento feminista para constituirse con fuerza propia y autónoma de los partidos. Y, sobre todo, para protagonizar este proceso”, dice a Las12 Javiera Manzi, una de las voceras de la Coordinadora 8M. Para ellas, sostiene, fue la posibilidad de conversar, discutir, imaginar y hacer un balance colectivo y levantar también lo que llaman la “primera línea contra el terrorismo de Estado” posicionándose abiertamente contra la “impunidad del pasado que causa las heridas de hoy”, exigiendo la renuncia de Piñera y de la ministra de la Mujer, Isabel Pla y de lxs responsables políticos de las violaciones a los derechos humanos.

Mujeres y niñas indígenas en resistencia

Las banderas mapuches y de los distintos pueblos indígenas que habitan Chile también flamearon en alto allí y se hicieron visibles y presentes para dar la discusión sobre los nuevos caminos que abren este año.


“Hoy luego del quiebre del sistema capitalista y neoliberal que nos oprime tenemos oportunidad refundar con nuestras propias lógicas y concepciones de mujeres indígenas un mejor país y crear una Constitución que cimiente los pilares de una sociedad más justa, que represente las diversidades propias del territorio reparando los abusos históricos contra los pueblos originarios y de las mujeres”, leyó una de las participantes la síntesis del taller.

De los debates surgieron propuestas por la consagración constitucional que garantice los derechos colectivos del wallmapu y del buen vivir. Que la Asamblea Constituyente sea paritaria, plurinacional con escaños reservados para todos los pueblos que habitan el territorio chileno, y a su vez sean paritarios.

En lo estructural, exigen políticas públicas que impulsen la vinculación armónica con la naturaleza y la reparación para las víctimas de la represión del Estado, como Macarena Valdés y Camilo Catrillanca. Como urgente: la desmilitarización del wallmapu y la no implementación de la ley antiterrorista.

Una lucha sin fronteras

Como novedad en esta ocasión el Comité Internacionalista de la Coordinadora 8M puso entre sus objetivos la articulación internacional. Allí, más de 100 personas de 25 países se trazaron puntos en común y surgió la necesidad de llamar a un próximo Encuentro Feminista Internacionalista, que será en Brasil este 2020.

Entre las lecturas compartidas, el avance de los fundamentalismos, de las derechas y la intensificación del despojo de los territorios en la región y en el mundo acuerpa la necesidad de compartir estrategias. Para eso, la agenda de acción se articula por la recuperación de los territorios, contra el extractivismo y el especismo, por el aborto libre, legal seguro y gratuito y la defensa de la vida. Además, un grupo específico tomó la tarea de mapear las organizaciones hermanas, exigir la libertad lxs presxs políticxs y de recuperar la memoria de las discusiones de otros encuentros feministas.

“Es un feminismo que se logró popular, radical, que es muy organizado y tiene un potencial de elaboración teórica, con una concepción de la práctica de la huelga general”. Con esas palabras Issa Penna, diputada del PSOL en San Pablo, Brasil, define lo que le dejó el Encuentro, en donde se puso al frente tejer las alianzas.

Proceso Constituyente y Asambleas Territoriales

El balance sobre el rol del feminismo en el estallido social y los desafíos marcados de cara al proceso constituyente tuvieron su propio momento. El impacto generado por la performance Un violador en tu camino, de Las Tesis, fue un elemento destacado. “Es una tremenda síntesis de un proceso que venimos caminando hace tiempo, por eso se hace masivo”, analiza una de las chicas en su intervención. Aún así, todavía falta, dicen: “Hay que llegar a la televisión, hacer ver que la violencia sexual es un dispositivo disciplinador”.

Los disensos y las tensiones se hicieron carne aquí. “La institucionalidad propone un calendario; para el movimiento social el proceso es permanente”, lanzó Jésica, de la Red de Mujeres Mapuches que articula y trabaja con mujeres indígenas de norte a sur al presentar las conclusiones en torno a las Asambleas Territoriales. Se trata de núcleos barriales que se generaron a partir del estallido como una forma de organización del pueblo.

“No quedó clara la participación del movimiento feminista en la Constituyente, que es otra patraña más del gobierno”, opina Gemma Montiel, docente feminista e integrante de la Asamblea del barrio Yungay, en Santiago. Y siguió: “No nos interesa ningún proceso levantado desde la autoridad, queremos que esté mandatado y organizado desde los sectores populares”.

Del otro lado, están quienes consideran que es necesario ocupar los espacios de la institucionalidad bajo condiciones: justicia por las violencias sexuales y libertad a lxs presxs políticxs, especialmente a lxs secundarixs, entre otras demandas.

La “movilización y la radicalidad” del feminismo chileno, así como su capacidad de “aceptar la diferencia con la exposición de los disensos para la construcción colectiva”, son elementos que Malena Briones, militante argentina de Encuentros de Feminismo Popular. “Habrá que prestarle atención -señala-, nos va a servir para fortalecer nuestros movimientos”.

“Reconocemos la diversidad con la que enfrentamos las vías que abre el proceso, este momento es más bien para encontrar acuerdos de lucha con los que movilizarnos”, aporta en su lectura sobre el EPL2020 Manzi, de la Coordinadora del 8M.

Chile despertó, dicen. Y los feminismos se ponen a la vanguardia por un mundo mejor. “Es un momento destituyente de la vida que ya no queremos, abrimos nuevas formas de hacer política, por eso también es un momento constituyente”, dice Manzi, de la Coordinadora 8M. Fiestas, asambleas, arte, placer, aparecen como nuevas formas de la refundación social. Lo hacen tejiendo resistencias colectivas y feministas que miran, analizan y crecen desde el pie, dice, comprendiendo a los “feminismos como una fuerza política que se transforma, amplía y abarca, la forma en la que se comprende la emancipación de los pueblos”.