Desde Londres

El debate sobre los impuestos y la desigualdad empieza a crecer en las potencias occidentales. Desde el estallido financiero 2008 y los subsiguientes ajustes presupuestarios que impactaron en el bolsillo de las mayorías, el tema se ha vuelto central en el mundo desarrollado y en América Latina. Dos ejemplos. En las recientes protestas en Colombia el impuesto a los ricos y a las corporaciones fue cobrando cada vez más importancia. En Chile, uno de las pintadas que mejor ilustraron el desprestigio del gobierno fue “evade como Piñera”.

En Estados Unidos, en 2010, se formó Patriotic Millonaires, un ejemplo notable y excéntrico de este debate. El requisito básico para ser miembro es tener ingresos de más de un millón de dólares anuales o bienes equivalentes a cinco millones. A diferencia de otros clubes de millonarios, Patriotic Millonaires proponen que se suban los impuestos a los más ricos para frenar la creciente desigualdad.

También suguieren salir del fenómeno que economistas, como Paul Krugman y Lawrence Summers, calificaron de estancamiento secular.

El "patriotismo" de estos millonarios es apostar por una redistribución progresiva del ingreso. Cash dialogó con el director de Patriotic Millonaires, Morris Pearl, ex director de Black Rock, una de las más importantes firmas de inversión en el mundo.

¿Por qué existe una organización que nuclea a millonarios que tiene como eje central de su plataforma subir los impuestos a los más ricos?

– Mire, a mí no me gusta pagar más impuestos, no es que lo disfruto, pero quiero vivir en un sistema en el que haya mayor igualdad  A esta altura, yo no trabajo y, sin embargo, gano mucho más que los que trabajan y estoy pagando menos impuestos que ellos. Es obvio que esto puede servirle a unos pocos individuos, pero no es positivo para el conjunto del país.

La brecha entre ricos y pobres cada vez es más pronunciada.

- Hoy tenemos una sociedad en la que un grupo minoritario está beneficiándose del sistema mientras que la mitad y más de la población sobrevive como puede. No queremos terminar como terminó Sudáfrica, con una suerte de apartheid que, dicho sea de paso, no favoreció tampoco a los ricos.

El argumento para justificar la reducción de los impuestos a los más ricos es que así se estimula la inversión y que, con más inversión, se genera más empleo y, de esa manera, la riqueza se derrama al resto de la sociedad. Lo que se popularizó en inglés como el “trickle down effect”.

- No hay “trickle down”. Se ve en los hechos desde que se empezó a aplicar esta lógica en los '80. Lo que sucedió fue exactamente lo contrario. Una desigualdad cada vez mayor y una economía que no se beneficia en su conjunto de este tipo de políticas. Lo que existe en economía es el efecto inverso, es decir, un “trickle up”. 

¿Qué se debería hacer?

- Si aumentamos el salario, vamos a aumentar el consumo y con esto se incrementan las ganancias, lo que, a su vez, va a generar más inversión. Sería el circuito “trickle down” pero exactamente al revés. Y no estoy hablando desde la teoría. Lo vemos en Seattle. donde se duplicó el salario mínimo llevándolo a 15 dólares la hora. La primera reacción de muchos comerciantes fue preocuparse, afirmar que iba a ser un desastre. La realidad es que Seattle creció y que los mismos comerciantes que habían puesto el grito en el cielo, están hoy expandiéndose porque tuvieron muchos más clientes, ganaron más y tienen más capital para invertir.

Otro argumento frecuente a favor de la reducción impositiva a los ricos es que estimula y premia la meritocracia. Los ricos son ricos porque se lo merecen, por sus méritos excepcionales como individuos. Un aumento de impuestos sería injusto y desalentaría esta meritocracia.

– Hay ricos que trabajan mucho, pero si uno revisa la lista de millonarios en Estados Unidos se verá que la mayoría proviene de familias que eran muy ricas. Bill Gates o Mark Zuckerberg son dos casos típicos. Tuvieron una familia detrás que los sostuvo hasta que sus proyectos se concretaron. Existen excepciones que han logrado hacerse millonarios sin tener ese origen privilegiado. Pero son excepciones. La mayoría de la gente que tiene un trabajo y que, con frecuencia necesita más de un trabajo para sobrevivir, no tiene tiempo de andar pensando en grandes creaciones o aventuras comerciales.

Este es un año electoral en Estados Unidos. En el Partido Demócrata hay precandidatos como Bernie Sanders o Elizabeth Warren que están impulsando una política de aumentar impuestos para corregir la creciente desigualdad a nivel nacional. ¿Qué proponen desde Patriotic Millonaires?

– La reforma impositiva de Donald Trump favoreció a los que más tienen. El único resultado de esta reducción de impuestos a los ricos y las grandes corporaciones será una mayor concentración de la riqueza. Es decir, favorecerá a los que no lo necesitan. Necesitamos una mayor justicia impositiva para llevar adelante una política redistributiva. 

¿Cómo se impulsaría la prosperidad en la sociedad?

- En Patriotic Millonaires pensamos que la prosperidad del país comienza con una clase media y clase trabajadora próspera porque ellos son muchos consumidores. Y es gracias al consumo del conjunto de la población que hay crecimiento económico. Por eso impulsamos la política impositiva en la cual los ricos paguen más, y el aumento del salario mínimo. Apoyamos a los congresistas que están a favor de esas políticas que son, en su inmensa mayoría, demócratas, aunque también hay republicanos que están a favor de estos cambios.

Este debate no ocurre solo en Estados Unidos. Se da en el mundo desarrollado y en países en desarrollo. En Argentina hubo un presidente millonario, Mauricio Macri, que también siguió la política del “trickle down” con un resultado desastroso. Lo mismo está pasando en Chile con otro presidente millonario, Sebastián Piñera. En ambos casos, estas políticas generaron protestas masivas. ¿Cree que si no se cambia la actual tendencia económica terminará sucediendo lo mismo en otros países, incluido los Estados Unidos?

- Me temo que sí. Aún sin conocer bien los casos de Argentina y Chile, está claro que esa es la dirección si no se cambia a tiempo. Esto no puede funcionar como una aristocracia del siglo XXVIII. Fíjese lo que sucedió en Grecia y en el Reino Unido. En este último hubo un referendo a favor de dejar la Unión Europea. Lo votó la gente que había quedado relegada. De manera que si se sigue con la política actual inevitablemente habrá rebeliones sociales que harán muy difícil la convivencia democrática. 

Es lo mismo que dicen líderes anticapitalistas

- Quiero dejar en claro que no lo digo desde una posición anticapitalista. Soy capitalista, gano dinero invirtiendo, pero tengo que reconocer que cuando invierto en Apple, hago dinero porque mucha gente consume ese producto y, en realidad, me conviene que mucha gente más lo consuma. Hay un capitalismo que funciona y otro que no funciona. El actual, con esta visión de corto plazo, en la que se quiere todo, ahora, no está funcionando.

Muchos asocian esta visión con la esencia de capitalismo. Ganar lo máximo posible en el menor tiempo que se pueda.

– No siempre fue así. Esto empezó en los '80. Antes había fábricas en todos los sectores que invertían con una visión de largo plazo. El capitalismo financiero de las últimas décadas lo ha distorsionado. El concepto mismo de democracia está en juego porque este minúsculo grupo de multimillonarios utiliza el dinero para incrementar su poder político y usa ese poder político para incrementar su riqueza.