Por primera vez en ocho años, el líder espiritual de Irán, ayatolá Alí Jameneí, dio un sermón. Y lo hizo para bajar un mensaje claro y contundente, duro y sin espacio para debatir, que Dios en persona aprueba los actos de su gobierno y apoya a los iraníes. El evento fue cuidadosamente coreografiado y armado, con una multitud que oró y cantó consignas bajo un enorme retrato de los generales Qasim Suleimani y Abu Mahdi al-Muhandis, asesinados por un dron norteamericano en el aeropuerto de Bagdad. Jameneí se dedicó a insultar a “la potencia arrogante”, casi ni mencionó el derribo del jet ucraniano en Teherán y explicó que los misiles que impactaron en una base iraquí usada por los norteamericanos fueron “una cachetada” a Estados Unidos que Alá apoyó.

El evento del gran ayatolá fue organizado con días de anticipación. El líder espiritual conduce la oración de los viernes en público en la Universidad de Teherán, pero esta vez apareció en la Gran Mosalla, un complejo de salas que se usa en las grandes fechas y como salón de actos en campañas políticas. El lugar había sido tapizado con banderas norteamericanas en la entrada, para que los concurrentes las pisaran al entrar, y con todo tipo de carteles. La multitud incluía escolares traídos especialmente, empleados públicos y buses enteros de gente llegada de las provincias. Buena parte dela multitud esperó horas la aparición de Jameneí.

Flanqueando al ayatolá estaban el actual presidente de Irán, su antecesor en el cargo y el comandante de las fuerzas aéreas y misilísticas de la Guardia Revolucionaria, general Amir Ali Hajizadeh, responsable del derribo del jet ucraniano. Fue un gesto clarísimo, porque desde el incidente del 8 de enero se sumaron muchas voces exigiendo su renuncia.

Jameneí, de 80 años, habló por una hora y recién hacia el final tuvo algo que decir sobre el derribo del avión de pasajeros. “Mi corazón se duele por las víctimas”, dijo el ayatolá, “pero sabemos que si el incidente nos entristece, también alegra a nuestros enemigos. Ellos creen que encontraron una excusa para minar a nuestros Guardias Revolucionarios y nuestras fuerzas armadas, y cuestionar a la República Islámica”. “Estas fueron semanas extraordinarias”, agregó el sacerdote, “en las que pasaron por muchas cosas. Le dimos una cachetada a la imagen de EE.UU. como superpotencia”. En este contexto, llamó a los que protestan contra su gobierno “idiotas útiles” de Occidente.

Los heridos

Horas antes del feroz evento con el ayatolá, el Ejército de Estados Unidos desmintió discretamente al presidente Donald Trump, al comunicar que sí había heridos en el ataque de cohetes iraní. El capitán Bill Urban, vocero del Comando Central, explicó que hubo once heridos leves en las dos bases atacadas, que estaban siendo tratados por contusiones.

Trump había asegurado en varios discursos que ni siquiera había heridos en los ataques iraníes. Pero el capitán Urban dijo que las tropas heridas habían sido evacuadas a hospitales militares en bases norteamericanas en Kuwait y en Alemania. “Cuando se recuperen, volverán a Irak”, dijo Urban.